La obra trata sobre un juicio que hizo el Estado de Chile a los brujos de Chiloé en 1880, situando a los espectadores en la oscuridad de nuestra propia historia, donde imaginación y realidad empiezan a confundirse. A través del humor, se pone en cuestión la dependencia de la sociedad occidental al sentido de la vista y la importancia que tiene éste en el desarrollo de nuestras categorías morales, estéticas, políticas, económicas y -por consecuencia- en nuestras relaciones humanas.
