Este alto precio de nuestra principal exportación es producto de muchos factores, varios de los cuales llegaron para quedarse. Entiende que puede haber espacio para subir en algo los gravámenes a la minería del cobre, sobre todo en un súper ciclo, pero vinculando la recaudación fiscal a las utilidades y no a las ventas, y haciéndolo con mucho cuidado. Analiza el comportamiento de la economía mundial, especialmente de EEUU. Señala que Chile destaca para bien, porque -además del proceso de vacunación- ha hecho un esfuerzo en materia fiscal muy significativo, gastando entre el 15 y el 20% del PIB, “una cifra enorme”, a lo que tiene que agregarse una desahorro masivo a través de los retiros de dineros desde las AFP (aclarando que esto último es una mala política pública y que ha empobrecido a las familias, y que pudo haberse evitado con un mejor manejo del gobierno). En una mirada de corto plazo la economía chilena va a andar bien, y este año tendrá un crecimiento que se puede acercar al 7%. Pero en el mediano y largo plazo está todo aún muy líquido, con la inversión frenada y con pocos estímulos a invertir; y “detrás de una inversión que se recupera lento hay un empleo que se recupera lento”. Advierte que “la crisis política y social e institucional que está viviendo Chile está en pleno curso, y tiene para rato” (señalando que el proceso constituyente puede ayudar a caminar hacia la solución).