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Las razones de la ofensiva comunicacional del ministro Mañalich

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Aunque el ministro de Salud no es muy conocido para la opinión pública, en estas últimas semanas podría haber cambiado esa impresión. Ese –dicen en el oficialismo- debe ser uno de los principales objetivos del secretario de Estado al decidir copar los medios. Otros más suspicaces no dudan en afirmar que solo está “cuidando la pega”, porque el Presidente le habría advertido que debía mostrar más resultados en gestión y mejorar las complejas relaciones políticas que mantiene con sectores de la UDI.


Hace un mes la diputada Karla Rubilar (RN) intentaba hacer ver al ministro de Salud, Jaime Mañalich, que era imperioso que asumiera una política comunicacional que le permitiera mostrar efectivamente sus logros en una cartera que, a todas luces, es una de las más damnificadas tras el terremoto del 27 de febrero, pero que para algunos ha sabido salir adelante con éxito, transformando a su titular en un “ministro de la reconstrucción”.

Esa es la mirada de un significativo grupo que valora la gestión del secretario de Estado. Pero el ex director de la Clínica Las Condes también tiene detractores que ven en la ofensiva mediática de estas últimas semanas la fórmula para intentar mantenerse en el gabinete. Mientras, en La Moneda reconocen que se le está presionando para que dé solución a los problemas administrativos que habría heredado su ministerio y de los que él mismo puso al tanto al Presidente Sebastián Piñera, en la primera bilateral que sostuvo con el mandatario.

Según fuentes de gobierno, Mañalich ha tenido tres bilaterales con el Presidente, porque Salud es uno de los ministerios con más problemas. La idea de los encuentros es que el ministro le vaya entregando a Piñera posibles soluciones, mismas que el jefe de Estado exigió imperiosamente. Y aunque en La Moneda descartan que la ofensiva comunicacional del titular de Salud haya sido orquestada por Palacio, reconocen que le “estaba haciendo falta”. De hecho, afirman que en la segunda cita con el mandatario, éste le habría manifestado derechamente a Mañalich que “o te pones las pilas, o te vas”. Por lo que tienen la convicción que la estrategia comunicacional del titular de Salud responde a la “reacción de Mañalich a una situación en que está en la cuerda floja”.

El ministro fue uno de los primeros en enfrentar al jefe de Estado en las bilaterales fijadas para determinar cómo cada ministerio concretaría los anuncios del 21 de mayo, los primeros días de junio. Pero a esa cita le han seguido dos más, ya que en el intertanto el secretario de Estado no mostró una buena performance, particularmente en el tema de los niños que padecen  tirosinemia, a los cuales su cartera les pretendió reducir a una ínfima ayuda la subvención al remedio que les permite seguir viviendo. Cosa que fue pésimamente mal evaluada, incluso en la derecha.

De allí que la ofensiva comunicacional no sorprende en el oficialismo. Esta comenzó el 23 de junio con una larga entrevista en The Clinic; seguida por otra en la revista Qué Pasa; posteriormente en la Tercera y una aparición en el programa Tolerancia Cero de Chilevisión, el canal de Piñera. Toda esta avalancha mediática ha sido reforzada con artículos en El Mercurio y La Segunda, donde se reafirma la postura del ministerio en relación con una serie de temas, como los despidos efectuados por –según ha dicho el ministro- duplicidad de funciones, entre otras cosas.

Flancos y encuestas

En el oscuro escenario que envuelve a esta cartera y a su titular, fuentes de La Moneda aseguran que Piñera le exigió al ministro, de manera imperativa, “un cambio radical”. Lo que apunta al hecho de tomar las medidas necesarias para terminar con los problemas de gestión y ordenar lo que hasta ahora se han generado respecto de la relación de Mañalich con algunos parlamentarios.

[cita]Algunos estiman que “si no hace algo drástico, podría terminar siendo el primer cambio ministerial”.[/cita]

Ello, porque sus principales detractores se encuentran en la UDI y el mandatario pretende evitar conflictos con sus socios, los que hasta ahora no ha tenido pocos. En el gremialismo se han enfrentado en más de una oportunidad con el titular de Salud. Al punto que en la Sexta Región aún hay cargos que no se han podido llenar porque no hay acuerdo con los parlamentarios de la zona. Tanto, que el primo de Piñera, senador Andrés Chadwick, debió intervenir en la situación, pero no logró que el ministro cambiara de postura. Ahora, dice un parlamentario gremialista, “las relaciones están cortadas”. Una situación similar se dio en la Octava Región, por lo que en la UDI se aglutinan los principales detractores del titular de Salud, un flanco nada menor cuando de acumular enemigos se trata.

Pese a sus esfuerzos, las encuestas tampoco lo han tratado bien. Y eso no ha pasado inadvertido ni en La Moneda ni en los partidos de la derecha. Aunque en RN cuenta con sus más firmes adherentes, reconocen que no lo ha hecho bien comunicacionalmente. Al contrario, admiten que en esta área “ha estado bien debilucho”, por lo que valoran que “tomara la decisión de pasar a la ofensiva en el ámbito comunicacional. Va por el camino correcto, pero le falta un poco de planificación”, dice un legislador de la tienda de Antonio Varas. En este sentido, le atribuyen “al déficit en la política comunicacional” algunos de los chascarros de su gestión. Ya que aseguran que Mañalich “ha tenido tantos éxitos o más que (Joaquín) Lavín, pero no ha sabido amplificarlos a través de los medios. Y eso es lo que está empezando a hacer”.

Al respecto, otra fuente afirma que el sólo hecho de “parar la estructura de salud, post terremoto, fue un éxito tan grande como el que Lavín llevara a los estudiantes a clases, pero no ha sido suficientemente publicitado”. En ese contexto es que la diputada Karla Rubilar promovió la realización de una sesión especial en la Cámara para que Mañalich pueda explicarle a los parlamentarios los reales alcances de los problemas que existen en su cartera. La idea es que, en adelante, el titular de Salud se coordine con el Congreso para que los legisladores oficialistas puedan convertirse en verdaderos amplificadores de sus obras.

Pero admiten también que las encuestas no le juegan a favor, porque lejos de mejorar, ha ido bajando en la Adimark, desde la primera medición –en abril-, donde marcó un 69 por ciento de aprobación. Con un bajo conocimiento público, luego en mayo bajó a un 54 por ciento y en la última marcó 55. En este contexto, tanto detractores como adherentes coinciden en que “obviamente tiene que hacer un trabajo comunicacional más fuerte”. Los primeros, porque estiman que “si no hace algo drástico, podría terminar siendo el primer cambio ministerial” y los segundos, porque tienen la convicción de que “lo ha hecho súper bien y tiene que mostrarle a la opinión pública que es uno de los mejores ministros, con una de las carteras más complicadas”.

Por las razones que sea, el ministro de Salud no dejó caer en el vacío los consejos de quienes le propusieron que hiciera una campaña comunicacional que coincide estratégicamente con la decisión de La Moneda de acentuar la fiscalización a la ex Presidenta Bachelet. Aunque en el gobierno niegan categóricamente que exista tal fiscalización y mucho menos que haya una coordinación con Mañalich para su ofensiva comunicacional. Pero si admiten que Salud es un flanco nada menor para la ex mandataria.

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