Publicidad
¿Inclusión o maquillaje? Opinión

¿Inclusión o maquillaje?

María José Escudero
Por : María José Escudero Co-Fundadora y Directora de Incidencia en Fundación Ronda
Ver Más

El 20% de los Chilenos sobre 18 años tiene algún tipo de discapacidad, son 2.606.914 de personas en situación de discapacidad (de ahora en adelante las llamaremos PsD), de las cuáles el 61% se encuentra fuera del mercado laboral. El Gobierno buscando hacerse cargo de ese tema, promulgó en Junio la tan esperada Ley de Reserva de Cuotas, la que obliga a organismos públicos y empresas privadas sobre 100 trabajadores, a reservar una cuota mínima del 1% para PsD e incluyó la derogación inmediata del artículo 16 de la ley 18.600 que declaraba que a las PsD mental se les podía pagar menos del sueldo mínimo. Esto podría parecer suficiente, pero quienes trabajamos en cercanía con el mundo de la discapacidad, sabemos que es recién un atisbo a lo que realmente se necesita y que leyes como esta no tendrán el real efecto que se espera, si como sociedad no rompemos paradigmas y hacemos un cambio de mentalidad respecto a una real inclusión.


Contratar a una PsD por cumplir, Inventarles funciones, encasillarlos en lo que nosotros creemos perfecto para ellos, pagarles mal o siempre darles cargos de mano de obra no calificada o simplemente no exigirles como a cualquier trabajador o creer que son héroes sólo por querer trabajar, no es inclusión, es maquillaje.  Todo esto, que es parte de la mentalidad chilena que como fundación hemos identificado, no marca una diferencia sino que la profundiza.

Para lo que estamos trabajando es para que este sea un match perfecto entre los requerimientos y necesidades del cargo, la accesibilidad universal del lugar de trabajo, el talento,  las habilidades y competencias de la persona y el tipo de discapacidad que es factible como resultado del levantamiento de puesto de trabajo. Tiene que ser un aporte para la organización y la persona, de esta forma se sentirá desafiada profesionalmente y eso es verdadera inclusión. Sabemos que hemos ido avanzando como país, hace 30 años se tildaban las PsD como enfermos y se escondían estos temas en vez de visibilizarse, incluso se les enseñaba a esta comunidad a ser “minusválidos» , “inválidos “  y lo más lamentable, a ser “sujetos de caridad”. Sin duda alguna hemos crecido en materias de inclusión pero es importante que tomemos consciencia y como sociedad les demos oportunidades reales sin discriminación positiva ni negativa, ya que ambas acrecientan las diferencias, el llamado es que aplanemos la cancha y a la vez exijamos que todos cumplan su rol como ciudadano con deberes y derechos, así tiene que ser el nuevo Chile, el que acoge una sociedad más amable y justa.

La invitación es a que reflexionemos desde el nada de nosotros, sin nosotros. No pensemos en lo que una PsD puede necesitar o esperar, hablemos con ellos, pensemos desde su discapacidad. No sacamos nada con tener una rampa construida por ejemplo, si todo lo demás es inaccesible. No sirve el maquillaje, como sociedad debemos trabajar por la inclusión, la real, la que proviene desde una filosofía de vida que ve y acepta a todas las personas, sin etiquetas ni esteorotipos y por sobretodo entendiendo que el que seamos diferentes es un valor para nuestra sociedad. Las leyes ayudan, pero el cambio verdadero viene desde adentro y no depende del gobierno de turno, de la sociedad civil o de las empresas, depende de que cada uno de nosotros estemos dispuestos a querer confiar en el otro, a ver en las diferencias la oportunidad, a elegir educarnos en estas materias, a ser empáticos, en definitiva…  a vernos como lo que somos todos, personas.

Publicidad

Tendencias