Inclusión
Los juegos paralímpicos fueron aplazados por un año debido a la pandemia, pero muchos deportistas tuvieron dificultades para mantener un alto nivel de entrenamiento en estos meses de confinamiento.
El nadador paralímpico Vicente Almonacid pudo volver al agua en el retorno gradual a los entrenamientos tras varios meses sin entrenar en una piscina, gracias al protocolo impulsado por el Ministerio del Deporte. El especialista sostuvo en el programa #EsDeporteRadio que “parar por tanto tiempo es complicado, porque los nadadores trabajamos en otro medio, que es el agua, y nada lo puede suplantar. Cuando llegué de vuelta a la piscina sentí que estaba aprendiendo a nadar de nuevo. Al principio no fue fácil, pero de a poco he ido mejorando”.
Al comienzo de la pandemia dejó la residencia del CAR, donde vive hace casi tres años, y se fue a pasar la cuarentena con su familia. Estuvo con preparación física y trabajo aeróbico de lunes a sábado. Estaba listo para retornar, pero el examen preventivo realizado a todos los deportistas para su retorno, dio positivo al Covid–19.
Afortunadamente fue asintomático “No me sentía enfermo, pero tenía que estar encerrado y sin poder hacer ejercicio, así que sólo hice unas rutinas muy suaves esos días”, comenta. Si bien se asustó con el tema del Covid, tenía la tranquilidad de ya no tener un tumor cancerígeno que lo aquejó desde niño, lo que lo hizo mantener la fe y la confianza en que todo saldría bien.
Con solo 19 años, ha debido enfrentar 18 operaciones en su vida, siendo la última el año 2017, entre los Juegos Parapanamericanos de Sao Paulo y el Mundial de Natación Paralímpica de México, donde realizó una gran presentación
Hoy está clasificado a los Juegos Paralímpicos de Tokio y si bien el aplazamiento de los Juegos se lo tomó como una buena noticia, ya que tendría más tiempo para prepararse, la incertidumbre que hubo durante meses respecto de la realización de la competencia, lo afectó emocional y mentalmente: “Estaba muy ansioso y me sentía presionado e impotente al ver que mis competidores sí estaban entrenando y yo no podía hacerlo, por estar en cuarentena”.
Para sobrellevar esa situación se puso a entrenar con más fuerza y a realizar trabajos de meditación. Incursionó en la cocina, haciendo asados, pizzas y hasta cazuelas, y también se inscribió en un preuniversitario, para dar la prueba a fin de este año. Su intención es estudiar Ingeniería Comercial, y ojalá a futuro poder tener su propio emprendimiento, relacionado con el deporte.
Sin duda, su mayor apoyo durante los meses de encierro fue su perro Kenai, un Bulldog Francés que llegó en febrero de este año a la vida de Vicente “Lo extraño demasiado, duerme conmigo, jugamos y me acompaña todo el día. Para mí fue un pilar emocional fundamental en la cuarentena. Él solo me da cariño, eso me enamoró de Kenai y me cuesta estar separado de él” cuenta el nadador emocionado.
Actualmente Almonacid reside en un hotel en la comuna de Providencia que le proveyó el Comité Paralímpico, desde donde lo pasan a buscar todos los días para llevarlo a sus entrenamientos en el Centro Acuático del Estadio Nacional. Esta facilidad le ha permitido volver de lleno a su rutina de entrenamiento y estar plenamente enfocado en los próximos Juegos Paralímpicos.
Katherinne Wollerman llevaba cuatro meses fuera del agua, practicando la remada con un ergómetro de Kayak (un simulador de remo) debido a la pandemia. Solo hace poco recibió la grata noticia de que tenía permiso para volver a los entrenamientos normales.
“Estoy feliz de haber vuelto. Créanme que me sentí como remando en el aire. Cuando uno rema debe enganchar la palada para avanzar. Y la sensibilidad del agua –luego de un tiempo largo sin practicar- fue como que se debilitara. Yo sentía que la palada pasaba como una hélice, cómo que flotaba”, explicó la deportista penquista sobre la reanudación de sus prácticas en #EsDeporteRadio.
La deportista Proddar señaló que desde el aspecto físico “estaba preparada para volver, pero desde lo psicológico, fue un golpe emocional importante”. Para ella, poder salir del encierro fue fundamental, ya que practica un deporte que se realiza en contacto con la naturaleza “El hecho de poder volver a remar en el agua me trajo mucha paz y tranquilidad”.
Wollermann explicó que justamente esas sensaciones y las exigencias propias del canotaje fueron las que la llevaron a decidirse por este deporte, “Subirme al bote, remar, sabiendo que tengo una lesión medular, con mucha musculatura descompensada era el desafío constante que yo buscaba y que asumí con decisión. Salir de la silla de ruedas y sentirme de otra manera, sentirme libre, sin límites fue emotivo para mí”.
Además, el haber dominado el bote y hoy ser seleccionada nacional, la impulsó a estudiar Terapia Ocupacional, ya que cree que desde su experiencia puede ayudar a muchas personas a salir adelante, “Todos podemos hacer y siempre debemos arriesgarnos. Yo quiero eso, apoyar a las personas, abrirles la mente y decirles que si se puede”.
Para Katherinne el haber clasificado a Tokio en primera instancia en el Mundial de Hungría, le da hoy una gran tranquilidad, ya que señala que esto le da tiempo para estar mentalizada solo en los Juegos Paralímpicos, donde junto a su equipo espera dar lo mejor y ganar una medalla.
“Hoy estoy pensando en Tokio donde daré lo máximo para llegar al podio. Nuestras expectativas son altas. Y tenemos fe en el trabajo realizado, en el compromiso que hemos adquirido como equipo” sostuvo con optimismo y alegría, ya que ha vuelto a su rutina habitual de entrenamientos.
