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Los trabajos, se iniciaron en 2007 y concluyeron en 2010, en donde se consideró la descontaminación de todo el río, así como de numerosos canales de regadío que nutren al Mapocho. Además, se realizó la construcción de las plantas de tratamiento El Trebal, La Farfana, Mapocho, y otras 12 en distintos puntos de la región.
En 1999, apenas 3% de las aguas servidas de Santiago eran descontaminadas. 12 años después, Santiago se convirtió en la primera capital de Latinoamérica en contar con 100% de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.
Cristian Schwerter, gerente de ingeniería de Aguas Andinas, explica cómo se desarrolló el proyecto.
La tarea fue llevada a cabo por Aguas Andinas, con su proyecto Mapocho Urbano Limpio, el cual descontaminó el principal cauce que atraviesa la Región Metropolitana, el Río Mapocho.
Mapocho Urbano Limpio es un túnel colector que intercepta 21 descargas de aguas servidas que previamente eran vertidas directamente al río. El proceso consiste en captar esta agua servida y desviarla hacia las plantas de tratamiento, para posteriormente sanear y entregar aguas limpias.
A medida que pasa el tiempo el proyecto evoluciona, lo que ha transformado las plantas de tratamiento en biofactorías, esto es, en plantas que no producen residuos, ya que toda la materia orgánica se transforma en productos que son utilizados hoy en día.
El gerente de ingeniería de Aguas Andinas, Cristian Schwerter, explica que “por un lado, tenemos agua limpia apta para riego y por el otro, la materia orgánica se transforma en gas natural, que puede ser inyectado a la red de la ciudad que abastece a clientes con gas natural o también puede ser utilizado para generar energía que se usa en los mismo”.
Además, explica que la materia orgánica que ya ha sido tratada y está inerte, es un producto que permite mejorar los suelos, aumentando la productividad de cultivo.
Desde Aguas Andinas explican que “uno de los pilares fundamentales del proyecto es sanear las aguas, ya que al tener aguas limpias en los cauces, estás potenciando la agricultura y dejándola en un nivel internacional que puede competir con los países desarrollados porque tenemos todas las aguas limpias”.
Además, afirman que hay que estar pensando en la idea de utilizar el agua tratada como una opción de agua potable o de riego. “Estos proyectos tienen que tener un horizonte de largo plazo, es decir, tenemos que estar pensando en esa idea a futuro, porque lamentablemente estamos viendo que la condición de sequía que vive Santiago y muchas regiones del país es algo que vino para quedarse”, concluye Cristian Schwerter.
