Inclusión
Durante la pandemia, esta práctica se hizo cada vez más común entre las personas en situación de discapacidad que necesitaban un trabajo continúo para una rehabilitación efectiva.
El 10 de febrero de 2010 entró en vigencia la Ley N° 20.422, que tiene como objetivo asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad (PcD), con el fin de obtener su plena inclusión social, asegurando el disfrute de sus derechos y eliminando cualquier forma de discriminación fundada en la discapacidad.
Además, al hacer el reconocimiento de la discapacidad, la persona recibe la atención médica necesaria sin importar si la entidad es pública o privada, la cual identifica la discapacidad como tal y es certificada por las Comisiones de Medicina Preventiva e Invalidez.
Ante esto, y en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Rehabilitación, este 23 de marzo, desde Fundación Luz, entidad líder en rehabilitación y educación de personas con discapacidad visual, señalan que día a día reciben a personas adultas ciegas o baja visión que ingresan al programa de rehabilitación, con el fin de poder tener una autonomía que les permita reinsertarse en la sociedad. En esa línea, hacen énfasis en la importancia de que las personas puedan recibir rehabilitación a tiempo, por el fuerte impacto que tienen en sus vidas, en el ámbito familiar, personal y laboral.
“En el actual contexto que vivimos con la pandemia, toma especial relevancia la acción de validar y dar continuidad a los procesos terapéuticos ya iniciados, así como a los nuevos usuarios que demandan nuestros servicios. De este modo, se hace necesario integrar a la práctica el recurso de telerehabilitación, que es el medio de atención a distancia que permite a los usuarios que viven en otras regiones o zonas más aisladas del país que puedan tener acceso a participar de los programas de rehabilitación y nuestras intervenciones”, explica Gabriel Tobar, coordinador del Programa de Rehabilitación y Capacitación de Fundación Luz”.
Asimismo, agrega que “la telerehabilitación ha sido un proceso importantísimo para las personas con discapacidad visual (PcDV), ya que hemos podido dar atenciones remotas a usuarios que no podían llegar de manera presencial, ya sea por la pandemia o porque eran de regiones, logrando así cubrir las necesidades de ellos con la misma calidad que en nuestras sedes”.
Sobre los principales avances que han podido lograr las personas con discapacidad visual, Tobar sostiene que “se logran evidenciar en todas las áreas de la rehabilitación que trabaja nuestro programa, destacando habilidades de la vida diaria, braille, tiflotecnologías y el acompañamiento psicológico. Pero, por sobre todo, el poder acompañar a las personas con discapacidad visual desde las teleatenciones, cubriendo un gran número de personas a nivel nacional”.
El especialista también aborda las áreas donde más han puesto a prueba su aprendizaje las PcDV: “Debido a la pandemia y a las restricciones de desplazamiento por las medidas sanitarias, era primordial poder fomentar la autonomía dentro de sus hogares y el acompañamiento psicológico, ante la pérdida de la visión y la pérdida de la independencia. En este sentido, trabajando estos pilares, se hace más factible poder trabajar otros aspectos desde la telerehabilitación”.
Para poder ingresar a los talleres de modalidad virtual, en primera instancia se realizará a cada persona la entrevista de ingreso/anamnesis al Programa de Rehabilitación, además de solicitar los documentos que son de carácter obligatorio para comenzar a recibir las atenciones del programa. Estos documentos son los siguientes: fotocopia de cédula de identidad por ambos lados, fotocopia de la credencial de discapacidad por ambos lados o certificado de discapacidad y certificado oftalmológico (en caso de no contar con la credencial).
