Opinión
La sexualidad es parte de la vida humana. Toda persona tiene derecho a ser educado en ella por un profesional confiable, integral, quién otorgará sus conocimientos en base a la evidencia científica. Sin embargo, en Chile la educación sexual es un tema polémico e incluso en el año 2020 la Cámara de Diputados y Diputadas rechazó el proyecto de Educación Sexual Integral.
La evidencia disponible declara que la educación sexual integral beneficia a las y los niñas y a la sociedad en general, ya que permite que las personas conozcan su cuerpo, que identifiquen conductas de abuso previamente, que sepan cómo nacen las personas, como se procrea, las diferencias que existen en la sexualidad de las personas, los riesgos que existen al cometer actos irresponsables, etc.
La sexualidad influye en la identidad del y la niña, en sus relaciones, en sus características de personalidad y en su salud mental. Por este motivo, como adultos debemos cumplir con la labor de conocer e interiorizarnos en cómo se desarrolla la sexualidad infantil, entender lo que piensan y sienten las y los niños e interesarse por lo que sucede en su mundo interno, con el objetivo de poder guiarlos, acompañarlos y apoyarlos en el camino de su desarrollo.
Las y los profesionales matrones tienen los conocimientos y formación ad hoc para otorgar este tipo de educación desde una mirada holística e integradora. Por lo tanto, sería necesario contar con este profesional de salud en los establecimientos de educación básica y media para que así nuestras niñas y niños tengan acceso a resolver sus dudas y a ser informados en este tema, con el respaldo de la confidencialidad, confianza y respeto.
Conocer tu propio cuerpo permite que respetes el del otro. Hablar de sexualidad es cuidarlos.
