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Fuegos artificiales más lumínicos y de bajo impacto sonoro: la experiencia de un país que logró disminuir los incidentes y concientizar sobre fiestas sin sufrimiento humano ni animal  Inclusión

Fuegos artificiales más lumínicos y de bajo impacto sonoro: la experiencia de un país que logró disminuir los incidentes y concientizar sobre fiestas sin sufrimiento humano ni animal 

Desde hace tres años, organizaciones sociales, sindicatos, cámaras de comercio, instituciones públicas y privadas llevan adelante en Argentina una campaña permanente por la elección de “fuegos artificiales amigables” o de “menos ruido” para promover conciencia sobre personas con autismo y discapacidades y también animales. El impacto de una campaña que cada día gana más adeptos. 


Fin de año y el inicio de otro es para muchos sinónimo de fiestas, encuentros familiares y amistosos, comidas y alegrías. Para otras personas es, en tanto, una preocupación. Además del riesgo de quemaduras e incendios, el uso de fuegos artificiales puede provocar alteraciones conductuales y emocionales sobre todo en personas autistas, adultas mayores y animales. 

Y si bien en muchos lugares hubo problemas con su autorización, su uso sigue siendo una tradición. El debate sigue abierto sobre su impacto tanto negativo como positivo, sobre todo en cuanto a turismo.

En el caso de Argentina, desde hace unos años creció el interés en buscar alternativas para continuar la tradición considerando las diversas necesidades que tienen las personas.

La campaña por el uso de “fuegos artificiales amigables” y/o llamados también “de menor ruido” provocó la articulación de diferentes organizaciones sociales, sindicales, cámaras de comercio, instituciones privadas y públicas para disminuir hasta erradicar aquellos fuegos artificiales tradicionales de alto impacto sonoro. 

El vocero de la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (Caefa), Ezequiel Asquinasi, explicó que la campaña “La nueva tradición: fuegos artificiales amigables” partió primero de manera desarticulada y luego, desde hace tres años, se eleva desde el espacio en articulación con otras personas, organizaciones e instituciones con el fin de “alentar el uso de estos productos y concientización para que la gente elija estos productos”. 

“Implica la articulación de diferentes sectores, la producción y promoción de mensajes comunicacionales, como afiches, que están presentes en espacios físicos, páginas webs y además se promueve desde los medios de comunicación”, destacó.

Los fuegos artificiales amigables son aquellos productos que “tienen efectos de bajo impacto sonoro, son principalmente lumínicos, autorizados por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) y utilizados correctamente (siguiendo instrucciones de uso) por mayores de 16 años”, detalló. 

Así, para que un producto sea considerado “amigable” se requiere que tenga características “adecuadas” y a la vez, que sean utilizados “correctamente” por las personas. 

Desde el Sindicato Único de Empleados de la Industria de Fuegos Artificiales, la Pirotecnia y Afines (Sueipa), Guillermo Cantantore sostuvo que no los llaman “fuegos artificiales amigables”, sino lo ven como “de menos ruido”. 

“Estos productos no superan los sonidos cotidianos, no hacen estruendos, solo ruidos, entonces no los medimos por decibeles sino por pulgadas y se pueden asimilar, por ejemplo, al sonido de una cortadora de cesped”, contó. 

En Argentina, más de 60 mil personas trabajan en la industria pirotécnica y la mayoría de ellas es parte de esta campaña nacional que busca concientizar para no perder la tradición, sino transformarla de acuerdo a una necesidad común.

“La idea es sacar provecho de las luces y gracias a eso pudimos cuidar y potenciar nuestra actividad, es un cambio cultural que había que dar, lo entendemos así: se ha escuchado menos ruido”, reflexionó el secretario general del espacio. 

Desde el sindicato además, se reúnen junto a la  Red Federal de Padres TEA y organizaciones protectoras de animales para generar líneas de acción conjunta destinadas a la promoción de otros productos pues estos espacios “entendieron que la prohibición era sinónimo de ilegalidad” y que “los municipios no dan abasto para controlar lo que pasa durante las fiestas”. 

“Por eso lo que pretendemos es que en todos los municipios haya lugares habilitados exclusivamente con productos de bajo producto sonoro y de esa forma contribuir a la merma de los otros”, valoró Cantantore. 

El mismo costo económico

En Chile la venta de fuegos artificiales está prohibida y está regulado por la ley de Control de Armas, que establece que «los que sin la competente autorización fabriquen, armen, elaboraren, adapten, transformen, importen, internen al país, exporten, transporten, almacenen, distribuyan, ofrezcan, adquieran o celebren convenciones respecto de los fuegos artificiales serán sancionados». 

En Argentina, en cambio, la venta de fuegos artificiales aumentó en un 5%, pero según el testimonio de Aquinasi y Cantantore, cada día más personas eligen productos de menor impacto sonoro debido a la mayor conciencia frente al uso de los tradicionales y el costo similar que tienen. 

“Estos son productos que ya existían, pasa que por tradición se promovía el ruido, y no hay diferencia de costos porque dentro de cada gama hay una variedad de precios que tiene que ver con el producto; tamaño; luminosidad; efectos; entre otros”, confirmó Cantantore. 

Los números son positivos para todos los sectores. 

“Pensamos que el crecimiento se debe al efecto mundial, que adelantó la temporada, así como a la reconversión de las empresas que condujo a una amplia y variada oferta de productos lumínicos, muy bien recibidos por toda la sociedad”, expresó el presidente de la Caefa, Mario Ruschin.

Por otro lado, informaciones de los establecimientos hospitalarios señalaron que hubo un “descenso total” en la cantidad de casos atendidos.

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