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Cómo las familias de acogida pueden ayudar en el desarrollo integral de niños en proceso de adopción

Entregar un espacio seguro, rodeado de afecto y contribuir al desarrollo integral de niños y niñas que son separados de su familia de origen es el propósito que hoy tienen las familias de acogidas. Fundación San José para la Adopción ha implementado tres áreas de trabajo en torno a este desafío.


Distintos estudios y expertos han reconocido los beneficios de las familias de acogida para los niños y niñas que son separados de su familia de origen. Unicef, por ejemplo, ha hecho un llamado a poner fin al recibimiento de niños entre 0 y 3 años en residencias, ya que están no son aptas para cubrir todas las necesidades acorde a su edad.

La Fundación San José para la Adopción ha establecido tres áreas de trabajo en torno a este desafío. El primero que atiende a la mujer que está en conflicto con su embarazo; el segundo, que atiende a las familias que quieren postular a la adopción; y por último, un programa de cuidado alternativo que atiende a niños y niñas que les hayan vulnerado sus derechos.

“Hoy tenemos dos sistemas de cuidados alternativos, una residencia y un programa de familia de acogida. En ambos programas atendemos a niños y niñas entre 0 y 3 años. El programa de familia de acogida tiene 12 plazas y está inserto desde 2020”, destacó María Soledad Yañez, directora social de la Fundación.

“La adopción y el acogimiento son caminos distintos. A veces se desconoce y se entiende que son lo mismo. Las familias que quieran postular a ser familias de acogida, lo primero es que tienen que tener claro que se acoge temporalmente a un niño o niña que sus padres están en un proceso de discernimiento para cederlo en adopción”, explicó.

“Nosotros pedimos tener claro la motivación, la disposición a ser evaluados, no ser mayor de 60 años, residencia en la Región Metropolitana, salud compatible, que la situación económica no sea un estesor para la familia y que el adulto que postula este disponible efectivamente”, agregó.

“Hay que perder el miedo a acercase e informarse. Atreverse a participar en una instancia y a preguntar. Entender que desde esa vereda puedes aportar a algo mucho mejor. La idea es que se encariñen. El objetivo principal del programa es que el niño se rodee de un ambiente de afecta. La invitación es salir de nuestro rol de adulto y ver el beneficio de ese niño”, concluyó.

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