Hace no mucho tiempo los motores diésel eran considerados amigables con el medio ambiente. Hoy París quiere prohibirlos. ¿Cómo fue que dejaron de ser verdes para convertirse en dañinos para el planeta?
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, anunció recientemente una propuesta para prohibir los coches de motor diésel en la capital francesa para 2020, como parte de un plan para reducir la contaminación en la ciudad.
Pero hace no mucho tiempo, los motores diésel eran considerados amigables con el medio ambiente. ¿Cómo fue entonces que dejaron de ser verdes para convertirse en dañinos para el planeta?
La opinión sobre estos motores parece haber experimentado un cambio radical con el paso de los años.
El diésel (también conocido como gasóleo o gasoil) es un combustible más eficiente que el petróleo, pero, en el pasado los motores diésel eran ruidosos y sucios.
Con el aumento de la preocupación sobre el cambio climático, los fabricantes de autos comenzaron a producir vehículos a diésel más limpios y menos ruidosos para capitalizar su eficiencia.
Muchos gobiernos incentivaron el cambio de gasolina a gasoil.
Estos autos tenían incorporado un mecanismo para atrapar las partículas de humo asociadas con este combustible.
Varios gobiernos compensaron el esfuerzo y las mejoras implementadas por los fabricantes incentivando la compra y el uso de este tipo de carros.
Pero estas políticas resultaron contraproducentes.
Primero, hubo problemas con los dispositivos para capturar partículas y algunos conductores los retiraron de sus carros porque no funcionaban correctamente, a menos que el motor estuviese caliente.
Segundo, los gasóleos generan dióxido de nitrógeno (NO2), un compuesto químico que irrita los pulmones de quienes sufren problemas respiratorios.
La alcaldesa de París quiere eliminar completamente los motores diésel para 2020.
Los carros a diésel producen varias veces más NO2 que los carros a gasolina.
Ahora, para cumplir con las leyes de contaminación ambiental europeas, algunos políticos se han visto obligados a dar marcha atrás y anunciar que ya no están a favor del gasóleo.
Muchos países de la Unión Europea están violando las leyes sobre la calidad del aire.
Los niveles de NO2 en ciertos distritos de Atenas, Berlín, Bruselas, Madrid, París y Roma están por encima de los límites permitidos.
Por esta razón, ahora muchos políticos están tratando de persuadir a los tribunales de que están cumpliendo con la exigencia de la UE de limpiar el aire lo antes posible.
La alcaldesa de París dijo el domingo que quería crear más espacio para los peatones, prohibir los autos a diésel en el centro de la ciudad, y en ciertos barrios permitir solo el uso del auto a sus residentes, a los servicios de emergencias y de entregas.
El transporte por barco también es otra fuente de contaminación importante.
Hidalgo espera que este plan permita mejorar el aire de la ciudad donde, en promedio, la gente vive seis o siete meses menos que aquellos que no están expuestos a los mismos niveles de contaminación.
Londres también tiene planes para reducir los niveles de contaminación del aire.
Después de que un estudio reveló que Oxford Street, una de las calles comerciales más importantes de la capital británica, tiene uno de los niveles más elevados de NO2, el alcalde, Boris Johnson, anuncio su propósito de reducir la contaminación a la mitad, con una inversión de más de US$500 millones en 2.400 autobuses híbridos, taxis no contaminantes y en 10.000 árboles para las calles.
De acuerdo a la Agencia Europea de Medio Ambiente, la contaminación del aire es el principal factor de riesgo ambiental para la muerte prematura en Europa, ya que aumenta la incidencia de una amplia gama de enfermedades.
Las partículas en suspensión –o material particulado- y el ozono «malo» (el que se crea a partir de las reacciones químicas entre dióxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles) son los contaminantes más dañinos.
Sin embargo, los vehículos no son las únicas fuentes de contaminación. Algunas industrias contaminan en gran medida y el transporte marítimo también. Pero lo que los políticos a cargo de las mayores ciudades europeas argumentan es que no pueden controlar la contaminación provocada por la industria en otras partes, que el aire empuja hacia sus zonas.
Londres tiene previsto incorporar 2.400 autobuses híbridos para mejorar la calidad del aire.
