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Androides no drones, el futuro de las entregas del e-commerce Tecnología

Androides no drones, el futuro de las entregas del e-commerce

Los pequeños robots repartidores diseñados por Starship y una startup estadounidense rival llamada Dispatch son los BB-8 y los Wall-E del comercio electrónico. Estos androides batalladores se enfrentan a las fuerzas más poderosas de la tecnología.


A la sombra del recinto deportivo 02 Arena de Greenwich –la cúpula futurista construida originalmente para conmemorar el comienzo del milenio-, lo que parece una heladera de picnic sobre ruedas zigzaguea entre grupos de niños boquiabiertos. Este pequeño robot repartidor, diseñado para recorrer en forma autónoma aceras, no calles, este año comenzará a realizar entregas de empresas locales directamente a los clientes.

Al hacerlo, podría conquistar la última frontera del comercio electrónico: el tramo final, la etapa menos eficiente y más problemática del proceso de entrega.

“De un 30 por ciento a un 40 por ciento del costo de la entrega proviene del último tramo”, dice Allan Martinson, director de operaciones de Starship Technologies, la empresa que fabrica este robot. El emprendimiento fue idea de Ahti Heinla, uno de los desarrolladores originales de Skype, y está financiado por el multimillonario cofundador de Skype e inversor en tecnología Janus Friis.

Los pequeños robots repartidores diseñados por Starship y una startup estadounidense rival llamada Dispatch son los BB-8 y los Wall-E del comercio electrónico. Estos androides batalladores se enfrentan a las fuerzas más poderosas de la tecnología. Amazon está probando drones aéreos, al igual que Wal-Mart y Google. Google también ha tratado de obtener patentes para un camión sin conductor que llevaría un conjunto de armarios de almacenamiento que se abrirían con un mensaje de texto. Y Uber está desplegando conductores para la entrega de alimentos, concepto que podría extenderse a otros productos. Y no hay que olvidarse de empresas consagradas como Federal Express y UPS y los servicios postales de los gobiernos.

Si bien el robot de Starship podría ser el primero en llegar al mercado, no tiene la victoria asegurada. Los androides tienen limitaciones, en tanto la viabilidad económica se limita a las zonas urbanas. Los drones tienen un precio mucho más alto y obstáculos reglamentarios más importantes que superar, pero podrían resultar menos caros en costo por milla. Y en el futuro próximo, dicen algunos expertos en logística, los seres humanos todavía le sacan ventaja a cualquier rival inspirado en la ciencia ficción.

Heinla, un estonio alto y delgado de enmarañado cabello rubio y el aspecto desaliñado de un ingeniero para quien la forma importa más que la moda, dice que los androides para entregas tienen sus ventajas. Al ser más chicos, los robots son más fáciles y más baratos de construir. Como el androide de Starship pesa menos de 35 libras (16 kilogramos) y se mueve con lentitud, es menos propenso a causar daños. Por ser un vehículo con ruedas, no hay hojas de rotor que provoquen lesiones, a diferencia de los drones.

Lo más importante es que se traslada por las aceras, no las calles, lo que simplifica la obtención de la autorización legal para operar. Los robots de Starship ya cubrieron más de 1.900 millas (3.000 kilómetros) en el Reino Unido, Alemania, Bélgica, Estonia y los EE.UU. y para este año hay planeadas más de 50.000 millas. En comparación, los drones se prueban en entornos sumamente controlados y tienen prohibidas las entregas hasta que los reguladores resuelvan cuestiones de seguridad, responsabilidad, derechos aéreos y privacidad. Los vehículos autónomos hasta ahora sólo tienen permitido realizar pruebas limitadas en la vía pública.

“Lo hemos probado en nieve, nieve derretida, hielo y lluvia, donde se le ocurra”, dice Martinson. En los EE.UU., Starship está probando su robot en Fayetteville, Arkansas, a unas 35 millas de la sede central de Wal-Mart en Bentonville, conjuntamente con un laboratorio de innovación de la Universidad de Arkansas que lleva el nombre del máximo responsable ejecutivo de Wal-Mart Doug McMillon. Esto ha dado lugar a versiones de que el coloso minorista podría estar interesado en el pequeño robot. El 415C Lab de Wal-Mart, división interna que investiga diversas tecnologías disruptivas, ha dicho que está atento al programa de pruebas. Starship no accedió a comentar una posible alianza con Wal-Mart. Pero Martinson dice que espera que los primeros clientes de comercio electrónico comiencen a usar los robots este mismo año.

Dispatch, cuya sede central se encuentra en San Francisco y fue fundada por ex computadores científicos de la Universidad de Pensilvania y el Instituto de Tecnología de Massachusetts y financiada por la firma de capital riesgo de Silicon Valley Andreessen Horowitz, también está probando un dron terrestre llamado Carry.

Gur Kimchi, el ejecutivo de Amazon a cargo de su proyecto de drones Prime Air, dice que ellos también evaluaron tener robots de entrega y camiones sin conductor. Pero Amazon decidió que los drones eran una mejor apuesta. “Las otras opciones no pueden garantizar una entrega muy rápida, muy económica y muy segura”, sostiene. Los drones, añade, pueden dar servicio en una variedad de entornos rurales, suburbanos e incluso urbanos, mientras que los robots distribuidores funcionan mejor sólo en las zonas urbanas. Y los camiones autónomos o los conductores de entregas sólo complican más calles ya congestionadas, agrega.

Kimchi dice que los drones de Amazon, que transportan hasta 5 libras por 15 millas a velocidades de hasta 60 millas por hora, cubrirán del 80 por ciento al 90 por ciento de sus envíos. “Es un subconjunto sorprendentemente grande de nuestra selección”, señala. En un análisis de mayo de 2015 realizado por la firma de investigación de inversiones ARK Invest, la analista Tasha Keeney calculó que con la utilización de drones Amazon reduciría sus costos de entrega a menos de US$1 por paquete, o sólo 10 centavos por milla.

Sin embargo, todavía no existe un marco normativo en ninguna parte y nadie prevé cuándo podría estar listo. “En general soy impaciente y me gustaría mucho entrar al mercado”, dice Kimchi, agregando que cree que el marco normativo estará vigente “en mucho menos de diez años”.

Esta incertidumbre es el motivo por el cual Burton White, consultor de Chainanalytics, consultora de logística de Atlanta, dice que los minoristas deberían esperar a que haya una reorganización. “Esto sigue siendo el salvaje oeste”, asegura. “La automatización y los drones son algo que no hay que perder de vista pero están lejos”.

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