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Por qué los humanos no pueden prever las catástrofes

Por qué los humanos no pueden prever las catástrofes

Ya que la siguiente catástrofe probablemente se presentará de forma inesperada, necesitamos expandir nuestra imaginación.


Por Simon Kuper

Cuando Nassim Nicholas Taleb era un adolescente en Líbano en 1975, estalló una guerra civil étnica. Los habitantes estaban totalmente anonadados. Una vez que comenzó la catástrofe inesperada, hasta el abuelo de Taleb — el vice primer ministro — “no tenía más idea de lo que iba a suceder que su chofer Mikhail” escribió Taleb en su obra clásica de 2007, “El Cisne Negro: El impacto de lo altamente improbable”.

En 1940, cuando Daniel Kahneman era un niño judío viviendo en París, los alemanes invadieron Francia. La familia de Kahneman decidió quedarse. Entonces comenzó el Holocausto. Cuando la familia estaba escondida para eludir a los alemanes, el padre de Kahneman murió por no tener acceso a sus medicamentos para la diabetes. Kahneman quedó preguntándose por qué los humanos no pueden prever las catástrofes.

“El Cisne Negro” acaba de ser reimpreso. Y al mismo tiempo Michael Lewis acaba de publicar “The Undoing Project” (El proyecto del deshacer), un libro sobre la colaboración de Kahneman con otro psicólogo, Amos Tversky. Ambos libros comparten un argumento: por lo general las personas juzgan mal y realizan predicciones totalmente incorrectas. Es un tema oportuno. Aparentemente, el riesgo de que surja algún tipo de catástrofe — conflicto armado, desastre natural y/o el colapso democrático — se ha incrementado. El nuevo presidente de EEUU ha hecho afirmaciones sobre el primer uso de armas nucleares y parece no importarle que Rusia invada a sus países vecinos. La mayoría de los demás Estados importantes están bajo el mando de nacionalistas militantes. Mientras tanto, los casquetes polares se están derritiendo a un ritmo acelerado. ¿Cómo pueden los falibles humanos evitar las catástrofes?

Nos burlamos frecuentemente de las élites actuales por no haber previsto la crisis financiera de 2008, pero, de hecho, ese tipo de ceguera es totalmente normal. En 1914, pocos previeron la Primera Guerra Mundial; el historiador Niall Ferguson ha demostrado que los precios de los bonos se mantuvieron estables ese verano, indicando que los inversionistas no previeron el aumento del endeudamiento del gobierno. Los pronosticadores tampoco previeron el Holocausto, la Revolución Cultural de China y el 11/9.

Nuestra generación occidental tiene menos capacidad para prever las catástrofes, porque nuestros países no han padecido casi ninguna crisis de esa magnitud desde 1945. (Tendemos a olvidar los enfrentamientos que hemos evitado con la guerra nuclear, ya sean accidentales o no). Ahora nos parecemos al famoso pavo de Taleb. Cada día un amable granjero le da de comer. Los analistas de riesgos del pavo realizan una predicción: basado en tendencias del pasado, el pavo seguirá engordando. Entonces justo antes del Día de Acción de Gracias…

¿Cómo no acabar como ese pavo? Taleb tiene algunos consejos:

• Nunca sabes cuando ocurrirá una catástrofe, pero debes esperar que sí va a suceder. Es mejor preocuparte que morirte por ser indiferente. Debemos movilizarnos políticamente para evitar las catástrofes.

• No pienses que las catástrofes del futuro asumirán la forma de las catástrofes del pasado. Aparentemente las únicas catástrofes que nos podemos imaginar son las que ya han sucedido. Después del 11 de septiembre, EEUU se preparó para impedir otro 11 de septiembre. Necesitamos expandir nuestras imaginaciones. La próxima catástrofe probablemente asumirá una forma inesperada.

• No sigas el ruido. Los ataques terroristas y los tuits de Donald Trump son espectaculares. Pero algunas catástrofes se desarrollan en silencio: el cambio climático, o las muertes causadas por la pérdida de empleo o seguro médico. (Según un estudio en The Lancet, la crisis financiera estuvo asociada con 260.000 muertes adicionales de cáncer solamente en países desarrollados).


• Ignora las banalidades.
La mayoría de los occidentales generalmente ignoran las noticias más serias porque han aprendido que rara vez afectan sus vidas. Especialmente en EEUU, las “noticias televisivas” en realidad son noticias del mundo del entretenimiento. Difunden reportajes sobre “noticias” como la disputa de Trump con la actriz Meryl Streep. Pero estas distracciones se han vuelto peligrosas. Necesitamos arriesgar aburrirnos y prestar atención a las noticias realmente importantes.

• Fortalece las instituciones democráticas. El único Estado occidental diseñado específicamente para prevenir la catástrofe es la República Federal de Alemania. Los jueces alemanes no elegidos tienen la responsabilidad de defender la constitución en contra del pueblo, si es necesario. Por el contrario, Francia parece estar en un constante estado de emergencia. Si Marine Le Pen asume la presidencia en mayo, tendrá mucha libertad para hacer lo que quiera.


• Fortalece las partes aburridas y descuidadas del Estado que pueden evitar o causar una catástrofe.
Un buen ejemplo de esto son los deficientes centros de mando de misiles nucleares. Eric Schlosser, autor de “Mando y Control”, nos informa que en 2013 el general a cargo de supervisar los misiles balísticos intercontinentales Minuteman III “fue suspendido después de emborracharse” en Rusia, donde sus aventuras incluyeron “suplicar repetidamente cantar con una banda de “cover” de los Beatles en un restaurante mexicano en Moscú e insultar a sus anfitriones militares”. Un año más tarde, cerca de 100 operadores de lanzamiento de misiles Minuteman fueron acusados de hacer trampa en sus pruebas de competencia. Después otro operador de lanzamiento fue encarcelado durante 25 años por encabezar una pandilla callejera violenta. Estas personas tienen los códigos para el lanzamiento de armas nucleares. Creo que hace falta una reevaluación.

• Escucha a las personas mayores de edad que han sobrevivido una catástrofe. Taleb señala que las tribus de elefantes a menudo recurren a las hembras de más edad para evaluar las amenazas.

• Sé conservador. Muchos estadounidenses esperan que Donald Trump “agite las cosas”.
Como afirma Noam Chomsky, corremos el riesgo de que sí lo haga. A menudo es más inteligente mantener un deficiente estatus quo. Como dice Taleb: “No debemos alterar los sistemas complejos porque no los entendemos”.

Los mercados de valores alcanzaron niveles altos récord después de la elección de Trump. ¿Qué podría salir mal?

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