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Chilenos buscan curar alergia ambiental que afecta a 20% de la población en el mundo Salud

Chilenos buscan curar alergia ambiental que afecta a 20% de la población en el mundo

Laboratorio apunta a la formulación de una vacuna que permita inhibir respuesta inmune ante esta condición. Débil entrenamiento del sistema inmune en la niñez e impacto de infecciones virales en pacientes ha impactado en que cifra de prevalencia se duplicara en 50 años. Contaminación y cambio climático son los mayores causantes externos del incremento, que podría llegar hasta el 30% de los habitantes del planeta durante este siglo.


Científicos del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile (ICBM) trabajan en la formulación de un medicamento capaz de inhibir la respuesta del sistema inmune ante la alergia, una condición que afecta al 20% de la población mundial. La cifra se ha duplicado en los últimos cincuenta años, y podría llegar hasta el 30% en el transcurso de este siglo, como consecuencia de diversos factores, entre los que se cuenta la contaminación, y el sobre-incremento en las medidas de higiene, que si bien han permitido controlar infecciones muy graves, llevan a una falta de “entrenamiento” del sistema inmune en edad infantil por la reducción de algunas infecciones.

El laboratorio liderado por el Dr. Leandro Carreño –que forma parte del programa de Inmunología– está desarrollando un fármaco alternativo a los actuales protocolos sanitarios disponibles: los antihistamínicos e inmunoterapia contra alérgenos. El avance es relevante, ya que las alergias están entre las seis patologías más frecuentes y son la enfermedad crónica más común en la infancia, según estudios de la Organización Mundial de la Salud. Para el caso de las ocasionadas por condiciones ambientales, el cambio climático supone un factor adicional de riesgo, que podría disparar las estadísticas en los próximos años.

“Hoy vemos que tenemos estaciones menos marcadas y que la gente es alérgica todo el año. Todas las barreras físicas del organismo dependen de la temperatura y cuando ésta ya no es constante y fluctúa, favorece el ingreso de los alérgenos a la vía respiratoria, haciendo que las manifestaciones se extiendan por más tiempo. Hablar de alergias es referirse a algo muy común, que no mata a nadie, pero es molesto y no tiene cura. La forma más común de controlarlos es tomar antihistamínicos de por vida, aunque estos varían su efectividad en el tiempo. Mucha gente vive la mayor parte del tiempo con alergia”, asegura el bioquímico, doctor en Ciencias Biológicas y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

El estudio –financiado con recursos del programa Copec-UC e Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia– apunta a modelar una respuesta específica del sistema inmune ante el ingreso de los alérgenos a la vía respiratoria. Estos mecanismos de defensa del organismo son los que provocan reacciones como picazón y secreción nasal; ronchas o enrojecimiento en la piel, tos, fatiga o malestar general.  A través de la intervención a un grupo de células llamadas Natural Killer T (NKT), el laboratorio busca que esa respuesta inmunológica pueda ser modificada, evitando los trastornos en las personas como consecuencia de la alergia ambiental, principalmente causada por la polución. “El progresivo aumento de esta condición se trata de un asunto de salud pública”, agrega Carreño.

Una solución alternativa

Para combatir las alergias ambientales, son dos los procedimientos médicos más habituales: el consumo de antihistamínicos y la inmunoterapia alérgeno-especifica. En el caso de esta última -que consiste en inyectar pequeñas dosis de alérgenos repetidamente durante un período de entre tres a cinco años-, la tasa de efectividad fluctúa entre un 30-60%. A ello se suma que son menos accesibles en términos de costos. “Lo que proponemos, por esta razón, es buscar una terapia alternativa para quienes no responden a esos tratamientos. Es decir, para el 40-70% de la población mundial que no tendría buenos resultados”, plantea el facultativo.

Según explica el Dr. Carreño, la efectividad de los antihistamínicos se ve perjudicada porque el organismo se desensibiliza y la protección se reduce. Esto, ya que el medicamento no es curativo, sino que solo ataca uno de los procesos últimos de la alergia: la acción de la histamina (mediante el bloqueo de su receptor), que es uno de los mediadores inmunológicos que el cuerpo humano usa para protegerse de condiciones de riesgo, como infecciones parasitarias. Es esta respuesta la que causa los síntomas habituales de una alergia. Por eso, el propósito de la investigación es propiciar mecanismos de protección tolerantes, que eviten los trastornos generados en las personas y los impactos fundamentalmente asociados a su productividad, según estima el académico.

“Al vacunarse, uno se protege contra patógenos que evaden el sistema inmune, pero muchas veces uno se infecta de virus y bacterias que no necesitan vacunas porque el sistema es capaz de eliminarlos. El sarampión, por ejemplo, requiere de una vacuna que permita estimular la protección en forma específica, porque la respuesta inmune no se genera naturalmente antes de ocasionar problemas graves. En el caso de las alergias, es lo opuesto: cuando el alérgeno entra a la vía respiratoria, todo un ejército inmune se activa ante un agente que no produce nada porque lo interpreta como una gran amenaza, una infección o un parásito”.

El ejército de las NKT

Las células NKT son un tipo de linfocitos que pertenece a la inmunidad innata, aquella generada en forma más rápida por el organismo para responder ante amenazas. Las células Natural Killer T provienen de la médula ósea y se encuentran en la sangre y tejidos linfáticos, y entre sus principales funciones está la identificación y destrucción de células anormales, como las relacionadas con virus y tumores, gracias a una propiedad llamada citotoxicidad celular.

“Cuando el organismo necesita generar una respuesta inmune duradera, requiere del ejército de la inmunidad adaptativa, que son las células T y B, estas últimas las encargadas de generar anticuerpos. El problema es que, muchas veces, ese tipo de respuesta es equivocada, como ocurre en la alergia. Lo que buscamos, aprovechando la rapidez de respuesta de las células NKT, es entrenar al sistema inmune para que se generen un ambiente antiinflamatorio y una respuesta tolerante ante los alérgenos”, precisa el Dr. Carreño.

El trabajo del laboratorio del programa de Inmunología de ICBM se encuentra en una fase inicial de análisis de compuestos lipídicos, capaces de modelar la respuesta de estas células innatas. Luego, la terapia será probada en modelos animales para posteriormente avanzar hacia una fase clínica de estudio. De momento, los investigadores han logrado determinar un conjunto de compuestos que favorecen respuestas antiinflamatorias o que regulan una respuesta tolerante, bajando los tradicionales síntomas de una alergia en el organismo.

“Estas células comandan todas las respuestas inmunes del organismo, y creemos que si son activadas previamente de una forma específica por determinados compuestos, al detectar el alérgeno su respuesta no será combatirlo, sino tolerarlo. Y esa tolerancia va a empezar a crecer e invalidar las respuestas previas. En otras palabras, buscamos generar una inhibición del sistema inmune específica, solo para el alérgeno, y no para una inmunosupresión general, algo que no tendría sentido. El trabajo apunta a torcerle la mano al sistema inmune”, señala Carreño.

Proyección a otras patologías

Según explica el científico de ICBM, la formulación de un medicamento para combatir los efectos de la alergia ambiental en personas, es el primer paso para aplicar los avances a nuevos medicamentos destinados para enfermedades auto-inmunes, en línea con los actuales desafíos de la inmunología en la modificación de los mecanismos de respuesta del organismo ante diversas condiciones. En este caso, el conocimiento relacionado con el modelamiento de la respuesta antialérgica podría dar pistas para buscar efectos similares en otras patologías.

“El primer objetivo que perseguimos es buscar una cura a un problema de salud que afecta a mucha gente, como lo es la alergia ambiental. Y en segundo lugar, el propósito radica en que estamos investigando un fenómeno inmunológico que se puede aplicar para enfermedades graves. Este conocimiento nos ayudaría, eventualmente, a modificar las respuestas del sistema inmune para agentes específicos, como por ejemplo las relacionadas con las enfermedades inflamatorias intestinales o la esclerosis múltiple”, afirma el académico de la Universidad de Chile.

La clave para la proyección de los estudios está en el rol de las células NKT y su regulación para combatir condiciones específicas. “La alergia es una respuesta inmune muy fuerte ante un agente inocuo y extraño. Lo que tratamos de hacer es mantener ese reconocimiento, pero activando un ejército de células reguladoras que lo tolere e inhiba el sistema inmune. El conocimiento de este mecanismo, en definitiva, nos permitirá hacer cosas a mayor escala con la regulación de las respuestas, y por eso lo estamos investigando profundamente para su aplicación y utilidad futura en distintas patologías”, concluye el Dr. Carreño (Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Inés Llambías Comunicaciones).

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