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González luchó, pero no pudo con un Nadal inspirado

El "Bombardero de La Reina" no pudo materializar su sueño de lograr la presea dorada en estos juegos olímpicos, pero la medalla de plata conseguida este sábado lo colocó como el deportista chileno más exitoso en la historia olímpica nacional al conquistar su tercera condecoración, la cual se suma a la de oro conseguida en Atenas junto a Nicolás Massú en dobles y la de bronce en singles. Su llanto que pudo observarse tras el término del encuentro contra el norteamericano James Black demuestra lo


El nuevo número uno del mundo, el español Rafael Nadal se aposentó en el Olimpo, en el escenario de los elegidos, en la tribuna de los grandes, alcanzada tras derribar en Beijing al último resquicio del trayecto, el chileno Fernando González (6-3, 7-6 (2) y 6-3).

En pleno apogeo, Rafael Nadal terminó con la resistencia del oro. Con los reparos que el tenis español ha padecido cada cuatrienio que emprendía el asalto al premio dorado. La más reciente, la padecida por el dobles femenino español que integran Virginia Ruano y Anabel Medina.



Nadal, el hombre de los 31 títulos, el poseedor de los cuatro Roland Garros y el instaurador de un nuevo orden en Wimbledon, acaparó el honor de ser el primer campeón olímpico español con la raqueta.



El éxito del español culminó después de una batalla desigual. Más desequilibrada de lo que evidenciaban los precedentes, que alentaban la lucha con un reparto equitativo de triunfos -tres y tres- antes de saltar a la pista de cemento del Centro Olímpico de Tenis de Beijing.



González no suele torcer su brazo pronto. El empuje forma parte de su condición, de la que sobresale su derecha. Pudo ejecutarla en numerosas ocasiones en el partido. Pero, no por admirada, terminó por no resultar determinante.



Es el chileno el que contaba con mayor pedigrí olímpico. La suya es una trayectoria con brillo en los Juegos. En Atenas fue campeón en dobles junto a Nicolás Massú y bronce por sí solo. Experiencia a raudales en momentos cumbre. Mayor que la del español, con una efímera y simbólica participación en el 2004.



Ese es el motivo por el que el impacto de la dimensión extrañó al comienzo, donde el tenista de Santiago, un habitual ya en las alturas del circuito, empezó por dar ventaja a su rival. El español rompió a las primeras de cambio. Resguardó su saque, que no cedió en todo el partido y cerró el set sin contratiempos (6-4).



Fue a partir de ahí donde el chileno se decidió a entrar en el partido. Cuando soltó su derecha, la que buscó. Y jugó con continuidad gracias a la certeza de su saque. Inquietó a Nadal, que tuvo que hurgar en el partido y ejecutar esfuerzos extras en las amenazas de González, que desveló ciertas carencias como restador.



El partido concedió una opción al chileno. Y es en los detalles donde está el salto de calidad. Fernando González, a buen nivel, esperó su ocasión. Y le llegó pero no la aprovechó. Fue en el décimo parcial, cuando tuvo 15-40, dos puntos de sets. Nadal se defendió como pudo. Pero el sudamericano, pensó más en la dimensión de la situación y amarró cada posibilidad: Una fuera, de revés y otras dos a la red.



No suelen volver situaciones como esas, las que definen al ganador. El set llegó al ‘tie break’ y Nadal se amarró a su resurrección para ganar el segundo set y adquirir una ventaja insalvable.



El español nadó a favor de corriente en el último set, en cuanto firmó la primera rotura. Las derechas de González, lejos de inquietar, fueron intermitentes, revestidas de fogueo. Y los dos puntos de partido que salvó el chileno, la advertencia de una muerte anunciada.



La situación ya había desbordado al chileno que flojeó paulatina pero definitivamente. Desprovisto de fe asimiló su adiós ante una roca. Y fue Nadal el que amarró el oro de Beijing. El que le dio el pasaporte hacia el Olimpo.



Fernando González: "Me voy con la frente alta"



Fernando González se va «con la frente alta» de los Juegos de Beijing, donde logró la plata tras perder en la final contra Nadal, a quien definió como «el mayor competidor» del circuito.



«Estoy feliz. Durante la semana disfruté mucho y tuve grandes resultados. Tuve la mala suerte de topar con un Nadal que atraviesa un gran momento. Me voy con la frente alta por haber dejado todo dentro de la cancha y haber defendido bien el nombre de mi país», dijo.



González se deshizo en halagos hacia su rival de hoy, aunque rechazó que sea invencible.



«Está ganando torneos muy cómodamente, lo hizo en Roland Garros y en Wimbledon dio la vuelta al favoritismo de Federer», afirmó el bronce de Atenas 2004.



El tenista chileno, que hace cuatro años también ganó el oro en dobles con Nicolás Massu, reconoció que los Juegos le motivan de forma particular, porque le permiten defender los colores de su país.



«Soy muy nacionalista, siento mucho la camiseta cuando represento a mi país. La única vez que he llorado fue aquí (en Beijing), cuando logré lo que quería. Aunque siempre quieres más, me voy tranquilo y contento por la alegría que he sentido esta semana y toda la alegría que hay en Chile», señaló.



Pese a la satisfacción por la plata, González aseguró que siente que puede jugar mejor al tenis. «Aquí competí bien, pero en mi juego no sentí nada extraordinario, hice lo correcto, nada más», afirmó.



Pero el resultado es «una inyección anímica muy grande», es uno de esos torneos «que te motivan para seguir, para sacar la pasión que llevas dentro, para trabajar más, mejorar más», indicó.



González fue el único de los tenistas que llegó lejos en este torneo y que lo había hecho también cuatro años atrás en Atenas.



«Eso prueba que llevo años jugando bien. De entre los 20 primeros del ránking debo ser de los más mayores. En el podio estaba con Nadal, que tiene 22 años, y con Djokovic, que tiene 21», dijo el santiaguino de 28 años.



Pero la edad no le impide soñar con estar en los próximos Juegos, en Londres dentro de cuatro años. «Me encantaría jugar por Chile, me encanta jugar por mi país y que la gente vibre con lo que me gusta hacer», afirmó.





EFE

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