Desde que asumió la presidencia en 1999, Hugo Chávez propagó su revolución socialista en Venezuela confiscando más de 1.000 empresas. A los bonistas que lo apoyaron les ha dado asimismo retornos que duplican la media de los mercados emergentes y mejores que el oro y el cobre.
El avance de 681 por ciento, equivalente a un 14,7 por ciento anual, enriqueció a inversores como OppenheimerFunds Inc. y Goldman Sachs Asset Management LP que contaron con la buena voluntad de Chávez de desviar la riqueza petrolera del país para pagar a sus acreedores de cara a un crecimiento vacilante y reservas en baja. Si bien las políticas implementadas durante su gestión alejaron a suficientes inversores como para mantener los costos de endeudamiento de Venezuela por encima de un promedio del 12 por ciento, o sea 4 puntos porcentuales más que los correspondientes a los países en desarrollo, nunca pasó por alto el pago de un bono.
“Se trata de una excelente inversión de altos ingresos y renta total elevada para cualquier cartera”, dijo Sara Zervos, administradora de deuda de mercados emergentes en OppenheimerFunds con sede en Nueva York, que supervisa activos por US$176.000 millones y lleva más de una década invirtiendo en pagarés venezolanos. “Chávez no ha beneficiado mucho a su país, pero tiene el objetivo de cumplir con el pago de los bonos. Nuestros intereses coinciden”.
Ahora, en tanto el líder de 58 años lucha contra el cáncer, los retornos excesivamente altos del país podrían acercarse a su fin. Los bonos de referencia de Venezuela subieron hasta un máximo en cinco años desde que Chávez dijo el 8 de diciembre que necesitaba otra operación pero es poco probable que repitan las ganancias que registraron la década pasado cuando la recuperación haga bajar los rendimientos acercándolos más a sus pares regionales, según Russell Dallen, operador responsable de Caracas Capital Markets.
El deterioro en la salud de Chávez generó un aumento de los bonos de 41 por ciento el último año en razón de las versiones de que un nuevo régimen se apartará de las políticas que limitaron la producción petrolera en el país que tiene las reservas más grandes del mundo.
Chávez no asistió a la asunción de su tercer mandato de seis años el 10 de enero en tanto se recuperaba de la operación destinada a tratar un tipo de cáncer no revelado. El ministro de Información, Ernesto Villegas, dijo a los periodistas el 27 de enero que el presidente está lo suficientemente saludable como para tomar decisiones relativas a la política económica.
Chávez, ex paracaidista y aliado del ex presidente cubano Fidel Castro, nacionalizó haciendas y empresas de energía, impuso topes a los precios de productos como el dentífrico y el papel higiénico y defendió empresas donde los trabajadores participan en la toma de decisiones. Devaluó cuatro veces el bolívar desde que estableció controles cambiarios en 2003, cerró más de 50 casas de cambio en 2010 y amenazó con enviar a la cárcel a quienes operen en el mercado negro.
Las políticas provocaron escasez de todo, desde electricidad hasta azúcar y carne bovina, desencadenaron la tercera tasa de inflación más alta del mundo e inflaron los rendimientos de los bonos. Esto recompensó a los inversores deseosos de comprar deuda a precios rebajados.
Los pagos de intereses de los bonos venezolanos superaron 1,4 veces los aumentos de precios desde 1999, frente al 0,3 por ciento en el caso de los bonos brasileños y 1,09 para los títulos mexicanos, según datos compilados por Bank of America Corp.
Chávez cumplió con los pagos de la deuda conforme los precios del petróleo crudo aumentaban desde US$12 el barril en 1998 hasta US$97. El gobierno ganará alrededor de US$81.000 millones por exportaciones este año, casi 10 veces la cantidad de los pagos de intereses y amortizaciones de deuda pública y de la compañía petrolera estatal Petróleos de Venezuela SA, conocida como PDVSA, según Citigroup Inc.
La deuda pública neta de Venezuela, en un 22 por ciento del producto interno bruto, es más baja que el nivel promedio de 36 por ciento de países con calificación similar, según Standard Poor’s.
“Aunque la historia se ha deteriorado, Venezuela seguirá pagando su deuda”, dijo Sam Finkelstein, administrador de bonos de mercados emergentes en Goldman Sachs Asset Management de Nueva York, en una entrevista telefónica el 25 de enero. “La situación tendrá que tornarse mucho más ajustada y más frágil para que exista la posibilidad de una cesación de pagos”.
Los rendimientos medios de los bonos venezolanos cayeron hasta su nivel más bajo desde enero de 2008, pero su nivel actual de 9,04 por ciento sigue duplicando el promedio de los mercados emergentes de 4,49 por ciento, según JPMorgan Chase
Co. A 605 puntos básicos ayer, las permutas de riesgo crediticio del país a cinco años indican una probabilidad del 35 por ciento de que Venezuela entre en cesación de pagos en 2018, según datos compilados por Bloomberg.
“Los márgenes reflejan el riesgo existente en la economía venezolana y la percepción de ese riesgo es real”, dijo Francisco Rodríguez-Caballero, economista de Bank of America, en una entrevista telefónica el 23 de enero. “Ganar siempre nos hace felices, pero eso no significa que debamos sentirnos cómodos haciendo esa apuesta”.
“Los inversores esperan un cambio de régimen”, dijo Finkelstein. “El nuevo gobierno será más pragmático y menos idealista, y los bonistas pueden salir beneficiados”.