Publicidad
La Gala por dentro: los rostros arrancaron temprano, la fiesta fue fome y la cena más o menos

La Gala por dentro: los rostros arrancaron temprano, la fiesta fue fome y la cena más o menos

Lo más destacable fue el tinte solidario de la noche. Este año tuvo un cambio extraño para varios: los animadores dieron el puntapié inicial a la comida antes de pasar por la alfombra roja. Ningún jurado hizo un show. Se echó de menos a Rick Astley.


En promedio, el equipo de Braga lleva más de 15 años cubriendo Viña y sus entretelones. Y no mentimos si decidimos que amamos la Gala, porque es lo más cercano a las red carpets internacionales que tanto gozamos viendo por tv.

Si por alguna razón te invitan a este evento viñamarino, te damos algunos consejos de lo que hemos aprendido en estos años, cubriendo, estando invitadas y hasta organizando las Galas de Viña:

1.- Comer algo antes de ir, porque te citan a las 21 horas y recién te sientas a comer cuando entran los animadores, pasada la medianoche.
2.- Por lo mismo, tomar poco en el cóctel, porque de lo contrario, es altamente probable terminar ebria antes de sentarse a comer y tener que irse temprano. Si es así, se perderán la fiesta.
3.- Lo más importante de ir a la Gala no es el vestido, son los zapatos y llevar muchos cigarros. ¿Por qué? Porque hay que estar en promedio tres horas de pie en el cóctel y porque los que desfilan por la gala no pueden llevar cigarros en sus bolsillos. Entonces, cuando en la terraza un rostro pregunta ¿quién tiene un pucho? Sales tú, con tu voz más sensual, y le dices: “yo tengo todos los que quieras”.

Eso le pasó a una de nuestras colaboradoras. Ella (resguardaremos su nombre para que la inviten el próximo año también) se encontró con el mismísimo Martín Cárcamo, “lejos el hombre más guapo y mejor vestido”, comienza y agrega: “Gracias a tener cigarros (y justo los que él fumaba) tuve el placer de fumarme un pucho con él y enterarme de que iba a estar un rato y no se quedaría a la cena. El matinal lo obligaba a retirarse temprano”. Y dicen que a Tonka Tomicic también. La animadora de Bienvenidos disfrutó de los aplausos y lo halagos, pero una vez adentro estuvo tres minutos y decidió partir a su hotel.

Como todos los años, la verdadera “gala” no estaba ni en la alfombra ni en el cóctel, estaba en la terraza. Para llegar del cóctel o el salón al baño o la terraza, hay que pasar por el corral de los periodistas. El colega está horas de pie, sin comida ni agua, empujándose por conseguir la cuña o la foto, así que les damos este dato para que sepan hacia dónde dirigir el ojo o el lente.

A diferencia de otros años, la cena partió extrañamente antes, nadie alcanzó a embriagarse. “Muy fome, primer punto débil de esta Gala”, cuenta nuestra colaboradora, quien fue testigo de que los animadores tuvieron que ir a dar una bienvenida antes de pasar por la alfombra roja. Carolina y Rafael se veían espectaculares, eso sí, y eso que no llevaban los trajes con los que pasarían por la alfombra.

Para los invitados, fue muy raro este cambio. Sólo habían pasado por la alfombra la mitad de los invitados y ya se podía comenzar a comer. En ese momento, a todos les quedó claro que la Gala 2017 sería de corta vida.

La comida fue, una vez más, una muy buena idea, muy mal ejecutada. La entrada era muy pobre: mariscos y tiraditos de pescado mezclados con sandía pasada por harina tostada. El fondo estuvo un poco mejor. Era un braseado de ternera con guiso de pastelera y mote, acompañado de callampas de pino trufadas y asadas. “Rico, pero muy poco sofisticado”, peló una de las invitadas. El postre estéticamente parecía un cup cake de cumpleaños infantil, color azul pitufo y lleno de chocolate. No sabemos si estaba rico. Entre nuestros consultados, nadie lo probó.

Bueno, una vez más la cena era sólo un trámite, entretenido trámite eso sí.

 

Pancha Merino y Polo Ramirez reían mirando sus celulares, como los mejores amigos. Américo y su señora, regios los dos, comieron y tenían ganas de irse. De hecho, se fueron antes que partiera la fiesta, después de compartir un rato con Fernando Solabarrieta. Carmen Gloria Arroyo y Bernardo Borgeat no se notaron cómodos. “A mi juicio o estaban enojados o se murió el amor, ya no existe la onda y la complicidad de otros años. Apenas se hablaron y estaban más pendientes de los celulares que de lo sucedía en el salón”, relató nuestra infiltrada.

La cena se había acabado, y los rostros seguían por la alfombra. Ya era más de medianoche y quedaba a lo menos una hora más. Terminada la cena, la terraza volvía a ser sin duda el mejor lugar de la Gala. Ahí, todos los gatos son negros, no hay rostros, sólo amigos conversando.
Cuando empezó la fiesta ya se habían ido las figuras de televisión más importantes. La tía Coty estaba sentada sola en la mesa, y los animadores aún no pasaban por la alfombra. Este año no hubo ninguna sorpresa en la fiesta, aunque todos esperaban que, como el año anterior, alguno de los jurados hiciera un pequeño show. El 2016 Rick Astley cantó tres temas y fue lo más entretenido de la noche.

Pero este año eso no pasó. Así que aunque la fiesta después de la red carpet terminó casi a las cuatro de la mañana, la inmensa mayoría de los invitados a esa hora ya dormían en sus hoteles. En pocas horas partían las actividades del festival y sus rostros no podían revelar el trasnoche de una fiesta.

Lo que sí se puede destacar de este año fue el espíritu solidario. Ver a los Bomberos felices de estar con la farándula y tomándose fotos con nuestros rostros, Ivette Vergara fue su favorita; ver sentado en la mesa de la alcaldesa a Nicolás Birrell de Desafío Levantemos Chile; y el remate que se hará de algunas prendas que se usaron en la Gala para aportar a reconstruir Chile tras los incendios. Lo demás, sólo historias de una noche de Gala en Viña del Mar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias