Escándalo real
En una entrevista dio detalles del difícil momento que fue cuando su relación extramatrimonial se descubrió.
Fue el escándalo amoroso más importante de los ’90s, cuando la pareja soñada de la monarquía británica confesaba mutuamente sus infidelidades. Por un lado el Príncipe Carlos aceptaba que su verdadero amor siempre había sido su amiga Camila Parker-Bowles, quien también había sido obligada a casarse antes pues su amor con el heredero era imposible.
Por otro lado Diana de Gales también había aceptado algunas infidelidades, pues siempre había tenido que vivir en un matrimonio que «era de tres».
Ahora Camila habla en el diario británico The Daily Mail después de más de 20 años del escándalo y cuenta lo difícil que ha sido ser aceptada en la familia real . El próximo 17 de julio cumplirá 70 años, pero solo lleva 12 formalmente casada con el hombre que amó toda su vida, pese a que tuvo a la Reina Isabel II de Inglaterra y a los súbditos en contra por mucho tiempo.
La llamaron «la amante del príncipe» y decidió mantenerse alejada de la vida pública. Dijo que empezó a sentirse «prisionera de su propia casa» y que «fue horrible» para ella el hecho de que la infidelidad se hiciera pública, sobre todo porque ella aún se encontraba casada con su primer marido, Andrew Parker-Bowles.
«No podía salir, era prisionera en mi casa, es realmente una sensación horrible: no se lo deseo ni a mi peor enemigo», dijo Camila sobre el vínculo que tenía con Carlos. «Sobreviví gracias a mi familia, a mis hijos», confesó.
Pero aunque lo describe como el «peor período» de su vida, logra ver la parte buena. «Cuando me vi obligada a quedarme en casa, aprendí a pintar y leí mucho. Son pasiones que ahora comparto con mi esposo», señaló.
Además, sostuvo que, en ese momento, «no tenía donde ir» y que ahora reflexiona sobre sus tiempos de amante: «Tienes que reírte de tí mismo. A veces pienso ‘¿quién esta mujer? No puedo ser yo'».
Tom y Laura, los hijos del matrimonio Parker-Bowles, cuentan en el mismo reportaje que Camila ha sido «una madre excepcional». La familia intentó tomarse con humor lo que estaba pasando. «Cogíamos unos binoculares que teníamos en el baño de mamá y cada mañana contábamos los paparazzi que estaban escondidos en los arbustos del jardín. Los cazábamos por los rayos del sol en las lentes de las cámaras. En las épocas pico de interés había media docena escondidos fuera. Era algo perfectamente normal», contaron sus hijos.
Ahora la vida de Camila es completamente diferente y ya no tienen que ocultarse. Además, es llamada la duquesa de Cornualles y asiste a actividades oficiales dejando su pasado atrás.
