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El cantante nuevamente manifestó su opinión por medio de una carta al diario El Mercurio. Esta vez se refirió, entre otras cosas, a que «muchas mujeres que queden embarazadas sin ser forzadas, vayan a hacerse un aborto argumentando que lo fueron».
El cantante Alberto Plaza escribió, como ya es su costumbre, una carta a El Mercurio donde expresó su opinión sobre la causal violación en la despenalización del aborto, lo que se discute la próxima semana en el Senado.
El polémico artista y practicante de la Cienciología aprobó en la misiva que se considere como causal el riesgo de la vida de la madre e inviabilidad del feto ya que se intenta proteger la vida. Sin embargo, expresó que «la falta de métodos que garanticen un cien por ciento de precisión en los diagnósticos debería ser razón suficiente para no correr el riesgo de errores que son irreversibles».
El cantante nacional criticó la tercera causal y manifestó sobre la de violación que «no va en la dirección de la vida, sino de la muerte. Uno de los dos va a morir y es precisamente aquel que no puede defenderse».
El autor de Que Cante la Vida pidió que «así como el Estado le impone a la mujer violada la prohibición de matar a su agresor, de igual forma le puede impedir quitarle la vida al ser humano que se haya gestado producto de ese hecho contrario a su voluntad», agregó. Plaza añadió en su crítica que «el proyecto de ley carece de rigurosidad para establecer la forma de probar la existencia de una violación. Solo dice un equipo de salud, especialmente conformado para estos efectos, evaluará e informará la concurrencia de los hechos que la constituyen».
Pero uno de los puntos más cuestionables de la carta fue su siguiente declaración: «La falta de precisión en este punto abrirá la puerta a que muchas mujeres que queden embarazadas sin ser forzadas, vayan a hacerse un aborto argumentando que lo fueron. Imposible demostrar lo contrario. En ese caso, la única prueba sería la palabra de la mujer, lo que parece insuficiente».
Alberto Plaza reflexionó al finalizar la misiva manifestando que «por un lado está la estabilidad psicológica de la mujer, y por el otro está la vida misma de su hijo o hija. ¿Qué vale más? Yo creo que la vida».
