Opinión
Luché incansablemente para se legislara la Ley de Femicidio, para que posteriormente un fallo mayoritario y dividido considere que el hombre que alguna vez le dijo a su mujer que la amaba, la deje ciega, con huellas que no podrá borrar en su vida, que no le permitirá disfrutar de sus hijos y que la dejó discapacitada, determine que no eran pruebas suficientes para catalogarlo como femicidio frustrado
Acongojada y frustrada. El máximo poder judicial, la Corte Suprema, acogió el recurso de nulidad interpuesto por la defensa del agresor de Nabila Rifo, rebajando la pena que se había dictaminado en primera instancia, de 26 a 18 años.
Este delito dice relación con la primera golpiza que sufrió la mujer que se convirtió en el símbolo de la violencia de género. Sin embargo, sólo el Juez Milton Juica, consideró que sí hubo dolo en el actuar de Mauricio Ortega en contra de la madre de sus dos hijos en común.
Admiramos profundamente la entereza y fortaleza que ha tenido Nabila para partir de cero y recomponer su vida, desgraciadamente, es ella misma quién después de conocer este fallo, se vuelve a sentir vulnerada, con miedo y derrotada por la decisión que han tomado nuestros jueces.
La ciudadanía recalca que las leyes son erróneas, no obstante en esta oportunidad, hubo dos fallas, y no precisamente de la Ley, una de ellas, es que las pruebas presentadas, no fueron consideradas contundentes para catalogar el delito como femicidio frustrado y por otra parte los jueces a la hora de emitir su dictamen, lo hacen bajo su criterio. Criterio que sólo uno de los Ministros evaluó y voto de manera disidente a sus colegas, tras leer el informe emitido desde el Tribunal de Coyhaique.
Este dictamen no es más que una bofetada para quienes hemos luchado para y por la protección de la mujer. Luché incansablemente para se legislara la Ley de Femicidio, para que posteriormente un fallo mayoritario y dividido, considere que el hombre que alguna vez le dijo a su mujer que la amaba, la deje ciega, con huellas que no podrá borrar en su vida, que no le permitirá disfrutar de sus hijos y que la dejó discapacitada, determine que no eran pruebas suficientes para catalogarlo como femicidio frustrado.
Lamentablemente la justicia, nos ha notificado a todas las mujeres de Chile, que se le ha quitado gravedad a la violencia de género y la violencia hacia la mujer.
De cerca hemos conocido lamentables historias de maltrato. Sin ir más lejos, en nuestra provincia de Aconcagua, durante el año 2015 el Centro de la Mujer de San Felipe, atendió a más de 200 Sanfelipeñas, quienes vivenciaron maltrato físico, sicológico, sexual y económico. Para pesar nuestro, la provincia ha sido protagonista de algunos de los femicidios más cruentos por desarrollarse en medio de relaciones familiares que perduraron años, pero que de un momento a otro, el hombre decidió terminar con la vida de su pareja.
Como sociedad tenemos el deber de seguir trabajando en la equidad de género, para cambiar la cultura de nuestro país. Debemos comenzar por nuestros niños, educándolos a que entiendan que el respeto es para todos, y no un tema de género. Que Nabila Rifo no sea un caso policial más, sino que quede registrado en nuestra retina, para que no vuelva ocurrir un hecho como este en nuestro país.
