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Sofía Vergara enfrentó batalla legal con su ex por sus embriones congelados: ¿Esto puede ocurrir en Chile? Nuevos debates

Sofía Vergara enfrentó batalla legal con su ex por sus embriones congelados: ¿Esto puede ocurrir en Chile?

Con las nuevas técnicas de reproducción asistida, el caso de parejas que congelan embriones fecundados y luego se separan, ha iniciado el debate mundial sobre qué hacer con ellos y quién lo decide.


La estrella de la serie televisiva Modern Family fue demandada por los dos embriones que concibió en 2013 con su entonces novio, el empresario Nick Loeb, cuando buscaban formar familia.

Sin embargo, los embriones, que llamaron Isabella y Emma, permanecen congelados en una clínica de Beverly Hills a la espera de una decisión legal. La actriz rehizo su vida y se casó con Joe Manganiello, quien es considerado uno de los hombres más guapos de Hollywood.

La disputa entre Vergara y Loeb por los embriones congelados se prolongó por más de dos año y medio. En el momento de la fertilización in vitro, realizada en 2013, la pareja firmó un contrato que establece que ninguno de los dos puede hacer nada con los embriones sin el consentimiento del otro.

Sin embargo, Loeb lleva tiempo luchando para que los embriones sean implantados en una madre de alquiler y que el embarazo se lleve a término.

Pese a que el equipo legal de Loeb alegó que la pareja inició el proceso de fertilización con la idea de que los embriones vivirían, un juez de Luisiana en Estados Unidos declaró improcedente su demanda diciendo que la corte no tiene jurisdicción sobre el caso ya que los embriones fueron concebidos en el estado de California. Una victoria para Vergara, ya que ese estado es declarado provida y es el único estado en el que los embriones tienen derechos legales propios.

¿Puede pasar eso en Chile?

El ginécologo de Clínica Las Condes, Rodrigo Macaya, explica que en nuestro país existe un vacío legal, y que son los centros médicos y muchas veces la mujer quién decide qué hacer con los óvulos fecundados. «En Chile no hay jurisprudencia al respecto. Cada centro tiene sus normas, pero en términos generales se guardan hasta que la mujer decida qué hacer o en algunos centros se pone un límite para poder usarlos y si no son usados debe ponerlos a disposición del centro médico para donación», señala.

En la página web de ese centro de salud, por ejemplo, se explica que «en caso de decidir no hacer uso de estas células en estado de pronúcleos o embriones, en un plazo de 3 años desde la criopreservación y habiéndolo manifestado por escrito, la pareja debe autorizar a la unidad de medicina reproductiva de Clínica Las Condes para donarlas en forma confidencial y anónima a parejas infértiles que deseen recibirlas».

A su vez, la pareja se compromete a reportar cambios de dirección o teléfono, a fin de poder ser ubicados en cualquier momento que el equipo médico lo estime necesario.

Protocolos similares se dan en otras clínicas que realizan el procedimiento y pueden mantener los embriones congelados.

Y es que este es un tema no menor, ya que cada vez se está haciendo más frecuente y accesible la fertilización asistida.

En países como Argentina por ejemplo, donde también existe una vacío legal, se ha propuesto una ley de adopción prenatal como una de posible soluciones a los embriones que se acumulan en los criopreservadores. «Es una de las cosas que faltan. Sería deseable que, después de cinco años, aquellos embriones que no hayan ni vayan a ser utilizados por las parejas puedan darse en adopción. Me encantaría, porque se le estaría haciendo un bien a una pareja que no puede procrear y no se seguirían acumulando embriones en los centros de fertilidad.», dijo el director de Fecunditas, Nicolás Neuspiller, reconocido especialista que introdujo la técnica de criopreservación en ese país hace 20 años al diario La Nación.

El debate en el país trasandino empezó cuando Ana Perasso quiso implantarse los cinco embriones sobrantes de un tratamiento de fertilidad que había realizado con su entonces pareja. Él no estaba de acuerdo y comenzaron una larga disputa que terminó en los tribunales.

«Él nunca estuvo de acuerdo y tenía varias razones para no seguir adelante. Pero yo tenía las mías -recuerda-. Quería rescatar a mis hijos de ese estado de embrión congelado e implantármelos. Sentía culpa, no podía abandonarlos. Y tuvo que intervenir la Justicia para autorizar la implantación de los embriones», dijo Ana al mismo medio.

Finalmente, tras cuatro años de pelea legal, los tribunales votaron a su favor a fines de 2011. Y pese a que el embarazo no prosperó -dos embriones estaban ya sin vida y los otros tres no se implantaron- no se arrepiente de su decisión, pues sintió que era lo correcto.

Sin embargo, hay parejas que optan por descongelarlos cuando ya cumplieron su deseo de ser padres. Son pocos los que llegan a donarlos a parejas con infertilidad. En Estados Unidos, quienes deciden donar pueden incluso escoger quienes serán los futuros padres, como también lo hacn en la adopción, a diferencia de Reino Unido, donde la ley obliga a las clínicas a tratar a sus pacientes de manera igualitaria.

Según BBC Mundo, desde 2002 el gobierno de Estados Unidos ha donado entre US$1 millón y US$4 millones cada año a organizaciones que promueven la conciencia de la donación de embriones y su «adopción», término que utiliza el propio sitio web del gobierno.

Varios factores influyen en la decisión, pero el principal parece en qué momento comienza la vida humana. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que “el embrión no es considerado persona» y, por lo tanto, no es sujeto de derecho.

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