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La mujer, objeto de deseo o abuso, en dos films que dividen a la Mostra Festival de Venecia

La mujer, objeto de deseo o abuso, en dos films que dividen a la Mostra

Dos historias muy diferentes pero con el punto en común de que en ninguna sale bien parada la mujer.


La penúltima jornada de la competición de la Mostra tuvo a la mujer como protagonista. Era el día de la única realizadora que lucha por el León de Oro, la china Vivian Qu, y tanto su filme como el del franco-tunecino Abdellatif Kechiche, tienen a la mujer en el centro de sus historias.

Eran dos películas muy esperadas en esta 74 edición del Festival de Venecia y respondieron a las expectativas, cada una en su estilo, más visual el de Kechiche, más profundo el de Qu.

La división de opiniones llegó con Kechiche, que ahonda en «Mektoub, My Love: Canto Uno» en su brillante juego visual con la mujer como objeto de deseo que ya mostró en «La vie d’Adèle», por la que se llevó la Palma de Oro de Cannes en 2013.

En este caso los protagonistas son un grupo de jóvenes que pasan el verano entre la playa y las fiestas en un pueblo del sureste francés en 1994.

Pero la cámara de Kechiche en lo que se recrea es únicamente en los cuerpos de las mujeres, algo que le ha valido bastantes críticas en Venecia, donde además su película fue abucheada tras el primer pase para la prensa.

No quiso entrar el realizador en esas críticas en una rueda de prensa en la que habló más del aspecto exterior que del contenido de una película a la que ha querido dar un tono impresionista, de ligereza, contemplativo.

Y afirmó: «no quiero explicar más de la película porque prefiero que se reciba el filme en lugar de razonarlo».

Así que obvió la representación de la mujer como un objeto o la lectura política de una historia en la que muchos de los personajes son de origen árabe.

En lo que sí hubo unanimidad es en la calidad de los actores, la mayoría debutantes, y especialmente de Ophélie Bau, que apunta al Premio Marcello Mastroianni que otorga la Mostra al mejor intérprete emergente.

Si la película gana el León de Oro es algo que resulta más complicado de prever, pese a sus muchos defensores, y más en una jornada en la que la china Vivian Qu ofreció la película más desoladora de este festival.

«Angels Wear White» comienza con la violación de dos niñas de doce años a manos de un hombre de mediana edad que resulta ser un alto funcionario del gobierno.

La ausencia total de imágenes de violencia hace más dura de ver una narración bastante aséptica, en la que la realizadora trata de ser testigo de lo que pasa sin entrar a juzgar a ninguno de los personajes.

Ni la inacción de una adolescente que es testigo indirecto de los hechos, ni la corrupción del funcionario, ni siquiera la posterior colaboración de los padres con el violador.

Un tremendo retrato de la sociedad china actual que es todo un manifiesto de intenciones de Vivian Qu en su segundo largometraje tras su aclamado «Trap Street» (2013).

Dos historias que podrían tener un hueco en el palmarés que el sábado anunciará un jurado presidido por Annette Bening e integrado por los realizadores Michel Franco (México), Edgar Wright (Reino Unido) e Ildikó Enyedi (Húngaro); las actrices Rebecca Hall (Reino Unido), Anna Mouglalis (Francia) y Jasmine Trinca (Italia), el critico anglo-australiano David Stratton, y el productor chino Yonfan.

Aunque aún faltan otros dos títulos para completar los 21 que participan este año en la sección oficial.

El francés Xavier Legrand con «Jusqu’à La Garde», sobre una pareja que se divorcia y se enfrentan judicialmente por la custodia del hijo, del que el padre abusa, según la madre; y el italiano Andrea Pallaoro con «Hannah» el retrato de una mujer interpretada por Charlotte Rampling cuyo marido está en prisión.

Dos títulos que se presentarán mañana y que completarán una competición por la que han pasado Guillermo del Toro («The shape of water»), George Clooney («Suburbicon»), Alexander Payne («Downsizing»), Frederick Wiseman («Ex Libris – The New York Public Library») o Darren Aronofsky («Mother!»).

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