BRAGA
No sólo pagan más intereses que los hombres, sino que también, pueden optar a préstamos 30% menores que ellos sólo por prejuicios históricos. «No es posible que ellas sean objeto de mayor riesgo para las entidades financieras, sólo porque se piensa que tienen una menor solvencia económica y que su vida laboral es más corta por el cuidado de los hijos”, expresó el director de Chile Deudas.
La brecha de género sigue dando que hablar en Chile. Aún cuando movimientos sociales toman fuerza en la lucha por la igualdad de género, las mujeres -sin justificación alguna- continúan ganando menos que los hombres y además, se enfrentan a un cobro de tasas de interés mayor.
Así lo demostró un estudio elaborado por Chile Deudas, el cual reveló que a las mujeres se les cobra una tasa de interés promedio de 13%, mientras que a los hombres un promedio de 11,6%.
En este sentido, el género femenino está pagando casi dos puntos porcentuales más que los hombres, ubicándose en el 12%. Ello, bajo iguales condiciones en términos de montos y de cuotas con un plazo de 50 meses.
De esta manera, por un crédito de consumo de 1 millón de pesos, la mujer terminará pagando $1.300.000 y el hombre $1.160.000.
La diferencia entre los montos “es inexplicable en términos técnicos”, afirmó Guillermo Figueroa, director de Chile Deudas.
El experto en endeudamiento responsable, considera que «la razón tiene que ver con prejuicios históricos hacia el género femenino. Prejuicios que se encuentran incrustados en la sociedad, pese a que son más íntegras financieramente, con menores morosidades y mayor disciplina de ahorro”, agregó.
Por si fuera poco, los montos de dinero entregados a las mujeres en estos créditos bancarios son 30% menores a los de los hombres. “Una situación sospechosa que refleja el panorama de desigualdad actual entre el género femenino y masculino», añadió Figueroa.
“A lo anterior, hay que sumar que es usual que a las mujeres les pongan más obstáculos para acceder a créditos de consumo, en comparación a los hombres. Y estamos hablando de instancias en que ambos tienen ingresos mensuales y cumplimiento de pago histórico similares”, añadió.
En este sentido, «no es posible que ellas sean objeto de mayor riesgo para las entidades financieras, sólo porque se piensa que tienen una menor solvencia económica y que su vida laboral es más corta por el cuidado de los hijos”, concluyó Figueroa.
