BRAGA
Como cada año la revista Fortune eligió a las 50 mujeres más influyentes del planeta y en esta oportunidad la presidenta del banco Santander, Ana Botín, pasó al primer puesto del listado. Según señaló la revista Fortune, Botín ha sido un elemento clave en el crecimiento del banco de origen español, pues desde ahí «no ha parado de reforzar el capital del banco y aumentar la vinculación de los clientes que ha crecido un 40% desde 2015».
Ana Botín-Sanz de Sautuola O’Shea fue nombrada esta semana como la mujer más influyente del planeta según la lista del top 50 de la revista Fortune.
La banquera española lleva la presidencia del Banco Santander desde el 2014, cumpliendo además con el cargo de consejera delegada de la filial británica del Grupo Santander. Paralelamente, es miembro del Consejo de Administración de Coca-Cola.
Según señaló la revista Fortune, Botín ha sido un elemento clave en el crecimiento del banco de origen español, pues desde ahí «no ha parado de reforzar el capital del banco, aumentar la vinculación de los clientes que ha crecido un 40% desde 2015, y digitalizar las plataformas».
El listado anual ha visibilizado la influencia de las mujeres en el mundo de los negocios y las grandes empresas, pero pese a esto, desde la revista han confirmado que en “2019 solo 14 mujeres encabezan algunas de las 500 mayores compañías del mundo, lo cual representa un ligero incremento frente al año anterior, cuando se contabilizaban 12, pero muestra también que hay todavía margen de mejora”.
Las compañeras de Ana Botín en el podio son: la consejera delegada de la farmaceútica británica Glaxo Smith Kline, Emma Walmsley y la presidenta del fabricante de electrodomésticos Gree Electric Appliances, Dong Mingzhu.
También destacan algunas mujeres que recientemente han sido ascendidas dentro de sus firmas actuales, como Andrea Marques de Almeida, CEO de Petrobras; Anne Rigail de Air France; y Maki Akaida de la empresa textil japonesa Uniqlo.
Algunas de las integrantes de esta lista, provenientes de 19 países distintos, son una fiel representación de que la mujeres sí pueden ocupar altos cargos y por su puesto hacer bien el trabajo.
«Aunque están comenzando en sus nuevos roles que en gran medida aún no han sido probados, lo importante es que están en condiciones de marcar la diferencia», señalaron desde Fortune.
