BRAGA
A la luz de estos resultados, Francisco Flores, psicólogo y director de ONG Mente Sana, advierte que las víctimas de agresiones por parte de sus parejas o exparejas “tienen casi el doble de probabilidades de presentar trastorno depresivo unipolar o trastornos por consumo de alcohol en comparación con las mujeres que no sufren de este tipo de agresiones”.
Un análisis de las actuales cifras de Salud Mental realizado por la ONG Mente Sana, arrojó datos preocupantes: un 31,9% de las mujeres chilenas -entre 15 y 59 años- que ha tenido alguna relación de convivencia, ha sufrido violencia intrafamiliar; de éstas, 30,7% sufrieron violencia psicológica, 15,7% violencia física y 6,3% violencia sexual.
De acuerdo a estos datos, el psicólogo y director de la entidad, Francisco Flores, advirtió que producto de la violencia interpersonal y otras consecuencias de la desigualdad de género que padecen, las mujeres son las más afectadas en sufrir depresiones y otros tipos enfermedades mentales.
Dicha situación quedó demostrada en la última Encuesta Nacional de Salud la que determinó una prevalencia de síntomas depresivos de último año, sobre todo en mujeres (25,7%) más que en hombres (8,5%), así como en nivel educacional más bajo (20,8%).
En ese contexto, de acuerdo al psicólogo, las mujeres víctimas de agresiones por parte de sus parejas o exparejas, “tienen casi el doble de probabilidades de presentar trastorno depresivo unipolar o trastornos por consumo de alcohol en comparación con las mujeres que no sufren de este tipo de agresiones”.
Para el especialista, otra cifra que llama la atención es que cerca de un 30% de las mujeres embarazadas sufre síntomas de depresión y/o ansiedad. “La prevalencia de depresión en este período es cercana al 10%, estando asociada con problemas en los niños y niñas en distintos aspectos del desarrollo cuando se produce durante la gestación y el periodo post parto», señala.
Ligado a lo anterior está el tema de la automedicación. Anualmente, en Chile se comercializan cuatro millones de cajas de tranquilizantes y ansiolíticos; cuatro millones y medio de antidepresivos y casi dos millones y medio de inductores del sueño. Mientras, el uso de dosis diarias de antidepresivos en nuestro país aumentó más de 470 por ciento en tan sólo 12 años.
Para el director de ONG Mente Sana estas cifras están revelando una grave realidad y una urgencia en poder legislar al respecto, porque Chile pertenece al 30% de los países que no cuenta aún con una Ley de Salud Mental. “No se trata de abogar por la prescindencia del uso de psicofármacos en algunas situaciones, porque son de vital ayuda en algunas enfermedades, por el contrario, hacemos un llamado a empezar a cuestionarnos como país su real eficacia en todo evento y de garantizar que los cuidados a los que acceden las personas tengan la calidad adecuada”.
Y, agrega, “muchas veces son un falso auxilio o incluso perjudicial para fortalecer las capacidades propias. Y en otro sentido también, una manera de inhibir la reflexión y acción respecto de los determinantes sociales que intervienen en su generación. No todo dolor psíquico, emocional o anímico es enfermedad o trastorno mental. Algunos tienen que ver con las vicisitudes propias de la vida y nuestra estructura como seres humanos”
En este sentido, para Francisco Flores, la ansiedad, tristeza, pérdidas, dificultades de sueño, inquietud de los niños, los dilemas de hombres y mujeres, en Chile hoy “terminan tratadas como trastornos o patologías. Los fármacos pueden ser muy necesarios y útiles en patologías mentales severas que provocan una discapacidad prolongada o persistente. Pero en la reacción a problemas cotidianos y sociales nos pueden volver más débiles y reforzar las condiciones de producción del malestar social”. e otra especialidad.
