BRAGA
A pesar de que el año pasado el movimiento feminista exigió contar con protocolos de acosos y de género en las instituciones académicas y de que la Superintendencia lanzó en junio de 2018 una circular donde se establecía la exigencia de contar con protocolos de actuación frente a estas situaciones, y activarlos en caso de ser necesarios, las cifras son altas.
Este año se han presentado 292 denuncias ante la Superintendencia de Educación, por comportamiento de connotación sexual en distintos recintos educacionales de Chile. La cifra afecta a hombres y mujeres, pero estas últimas son la mayoría de las víctimas, afectando a 180 estudiantes mujeres.
Según informó The Clinic, 150 de las denuncias corresponden a casos de violación, abuso sexual, estupro y corrupción de menores. La mayor parte de esos casos se han dado en colegios particulares subvencionados en Valparaíso y la Región Metropolitana.
En tanto, la mayoría de estas 292 denuncias se concentran en 157 casos de niños y niñas que están en la educación básica.
A pesar de que el año pasado el movimiento feminista exigió contar con protocolos de acosos y de género en las instituciones académicas y de que la Superintendencia lanzó en junio de 2018 una circular donde se establecía la exigencia de contar con protocolos de actuación frente a estas situaciones, y activarlos en caso de ser necesarios, las cifras son altas.
Estos protocolos que exigió la Superintendencia de Educación establecen cómo y cuándo presentar los casos ante la policía o el Ministerio Público y se encuentran activos en las instituciones educativas que trabajan con menores de edad.
El mismo medio mencionado anteriormente señaló que los delitos relacionados con hechos de connotación física, como abuso y violación, son en su mayoría acompañados de un posterior acoso y hostigamiento para garantizar que se mantenga la impunidad.
Cabe destacar que estas cifras podrían aumentar en lo que queda del año. Hasta el momento, 140 de las denuncias corresponden a comportamientos de connotación sexual que no involucran agresiones físicas, sino que de acoso y hostigamiento. De esta cifra, 87 son niñas y adolescentes y en algunas ocasiones los agresores son sus compañeros de cursos y profesores.
