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El «Me too», un creciente género propio en la literatura francesa BRAGA Créditos: Foto de EFE

El «Me too», un creciente género propio en la literatura francesa

«Un grito inarticulado o una queja informada no están destinados a ser publicados, y sería muy perjudicial para la justa causa de las mujeres si una inflación oportunista de testimonios sin mérito particular terminara por distraer a los lectores de un tema vital», defiende el editor y presidente de la editorial Grasset, Olivier Nora.


Francia ha encontrado en la literatura un altavoz contra el sexismo y la violencia sexual, una problemática que protagoniza las novedades editoriales de septiembre de la mano de numerosas autoras, y que muestra el alcance global del movimiento «Me too», tres años después de su nacimiento.

En las librerías, sus portadas parecen haber invadido los estantes de novedades y más vendidos: el libro de Vanessa Springora, «El Consentimiento», donde narra su relación con un famoso escritor cuando ella tenía 14 años y él 51, sigue presente diez meses después de su publicación.

A él se suman novedades como «Zona Gris», de la modelo y escritora Loulou Robert, que a partir de una experiencia personal habla de las situaciones donde los límites del abuso siguen estando poco definidos; «Chavirer», de Lola Lafon, una de las ficciones más recomendadas por los libreros, centrada en una joven bailarina víctima de abusos y reclutada por una organización criminal en los 1980.

El libro cuenta la vida adulta de Cléo, protagonista de «Chavirer», después de un traumatismo de adolescencia que solo asume cuando el movimiento «Me Too», revela los abusos en el seno de una ficticia fundación. La autora consigue poner en el foco a las víctimas poco creíbles de las agresiones sexuales.

«Cleo es lo que se diría una ‘mala víctima’. Cuando hablamos de víctimas es evidente que queda esa noción de creíbles o no creíbles. Incluso de culpables, que podrían haber actuado de otra forma. Eso es lo que me interesa en esta novela», cuenta Lafon, candidata al Goncourt, en un encuentro con lectores en París.

Se suman también a la denuncia sexista libros como «Du côté des Indiens», de Isabelle Carré, «Sale Bourge», de Nicolas Rodier, sobre la violencia machista en el seno familiar.

Ser mujer en Francia

Entre las nuevas publicaciones también abundan los relatos ficticios o autobiográficos sobre la mujer y crecer en una sociedad tradicionalmente machista.

Destacan «Fille», de Camille Laurens, una de las apuestas de Gallimard;; «Les Évasions particulières», de Véronique Olmi, sobre tres hermanas en la Francia de los años 70; «Histoire du Fils», de Marie-Hélène Lafon, relato familiar en el que aparecen distintas formas de entender la maternidad, o «Les Roses Fauves», de Carole Martinez.

Martinez, candidata al Goncourt y de origen español, recurre a lo que parece un cuento para adultos para hablar de las raíces y cómo nos afectan las historias de nuestros antepasados, para lo que la autora recurre, como hizo en 2007 con «Los hilos del corazón», a su familia española.

Sus personajes, un grupo de mujeres fuertes y feministas -quizás sin saberlo- descubren la libertad y la sexualidad, de lo que Martinez habla en sus novelas sin complejos.

«Lo que anima mi obra es tratar de encontrar una vía para que mis protagonistas alcancen la libertad y su identidad. En este libro quizás gracias a la solidaridad que se crea entre mujeres», dice Martinez por teléfono.

La autora considera que ciertas cuestiones han dejado de ser un tabú en los últimos años, entre ellas el deseo femenino.

«Se está perdiendo esa vergüenza, ese miedo. Recuerdo hace unos años que un hombre vino a una lectura y me dijo: ‘Cuando la veo, es usted muy simpática pero cuando la leo, ¡tiene usted una violencia!’. Le pregunté a qué se refería y me habló de las escenas de parto, de regla. Le dije que eso no era violencia, que es la vida», cuenta.

Interés mediático

Délphine Bouétard, directora de la librería parisina «ICI», constata que hay un interés creciente en estos relatos, que interesan especialmente a las generaciones más jóvenes, hombres y mujeres.

«Es innegable que hay muchas más apariciones de testimonios sobre mujeres que han sufrido acoso, sobre violencia sexual, pero esto se acompaña de una publicación de estos temas en la ficción y en textos políticos», asegura Bouétard.

En las casas de edición, no creen tanto que sea un fenómeno nuevo ni que las publicaciones sean ahora más numerosas.

«Simplemente se les presta más atención. El eco de estos testimonios y la importancia que la sociedad les da sí son nuevos», dice Olivier Nora, editor y presidente de la editorial Grasset, responsable de la aparición de «El Consentimiento» (publicado en español por Lumen).

Nora cree que el interés mediático es claramente superior pero aún queda por demostrar cuál es el interés del público. «Todo depende de la calidad de las obras», dice.

En su caso, asegura que no solo no buscan sistemáticamente este tipo de testimonios, sino que temen que se conviertan en un género aparte en el que se deje de vigilar la calidad.

«Un grito inarticulado o una queja informada no están destinados a ser publicados, y sería muy perjudicial para la justa causa de las mujeres si una inflación oportunista de testimonios sin mérito particular terminara por distraer a los lectores de un tema vital», defiende Nora.

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