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“Chile necesita una ley de parto respetado”: mujeres que generan espacios para visibilizar y compartir experiencias sobre violencia obstétrica BRAGA

“Chile necesita una ley de parto respetado”: mujeres que generan espacios para visibilizar y compartir experiencias sobre violencia obstétrica

Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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El Mostrador Braga conversó con las creadoras de la plataforma “mil relatos más” y la Fundación OVO Chile (observatorio violencia obstétrica) sobre la construcción de redes de ayuda a mujeres que han sufrido este atropello a sus derechos humanos al interior de recintos sanitarios al momento del parto.


Una mala práctica en el ámbito sanitario naturalizada, invisibilizada y sin resorte legal. Esa es la realidad de la violencia obstétrica en Chile, que pese a contar con el reconocimiento de la ONU en 2019 que la establece como una violación a los derechos humanos de las mujeres y a la vigencia de guías de práctica clínica para la toma de decisiones diagnósticas y terapéuticas pertinentes, publicadas por la OMS y el Ministerio de Salud en 2015, continúan existiendo casos de este tipo de violencia hacia la mujer de forma cotidiana en recintos de salud públicos y privados.

Testimonios de mujeres en diversas plataformas y medios de comunicación lo comprueban, “la dignidad de las mujeres durante cualquier etapa del embarazo, parto y puerperio” sigue siendo vulnerada a través de un sinnúmero de prácticas que van desde la infantilización de la mujer en los controles ginecológicos, el maltrato verbal y físico, hasta la aplicación de procedimientos terapéuticos y quirúrgicos sin consentimiento informado.

Al no existir una Ley de parto respetado estas prácticas continúan ejerciéndose en plena impunidad, testimoniándose sólo en espacios creados para dar dignidad a las miles de mujeres que han sido víctimas de esta clase de violencia. Este es el caso de la plataforma de Instagram “mil relatos más” (@milrelatosmas) y la labor que cumple el Observatorio de violencia obstétrica de Chile (@fundacion_ovochile), es por esta razón que El Mostrador Braga conversó con ambas iniciativas para conocer las tareas que emprenden a diario para visibilizar esta realidad y entregar orientaciones prácticas en casos de denuncias.

Espacios para reparar

Daniela y Neith son las creadoras de la plataforma de Instagram “mil relatos más”, la iniciativa lleva apenas un mes en línea y ya ha tenido bastante repercusión, muchas mujeres de Chile y otros países han enviado sus testimonios. Se trata de un espacio que permite compartir relatos alusivos a sus experiencias de parto para -en parte- mitigar el peso emocional de lo vivido. La plataforma nació a partir de la experiencia de una de sus creadoras, “necesitaba que muchas mujeres fueran apoyadas, tenía la necesidad de que ninguna mujer pasara otra vez por esto sin estar informada (…) hay mujeres gestantes que van al hospital y que no saben lo que les puede pasar o no conocen sus derechos como mujer embarazada”, expresa Neith, gestora de la idea, apoyada por Daniela quien además es estudiante de quinto año de Obstetricia y cuenta con conocimientos y experiencias sobre la dignidad, información, privacidad y respeto que toda mujer debiera tener al momento de dar a luz.

Y es que a pesar de la existencia y circulación de estudios e intervenciones realizadas por observatorios de violencia obstétrica y ginecológica, las instancias legales para denunciar este tipo de prácticas son aún muy escasas en nuestro país, por tanto, espacios como los generados en redes sociales son hasta el momento el único sitio válido para visibilizar la existencia de la violencia obstétrica.

Neith conoce de cerca la historia, ya que luego de ser víctima de una mala práctica en su parto, buscó ayuda para que su caso fuera denunciado ante la justicia. “Cuando pasó todo esto, la primera gente con la que conversé fue con OVO (observatorio de la violencia obstétrica) en busca de asesoría legal, pero ellas son un observatorio y finalmente me apoyé en una red de abogadas”, explica para manifestar cuál fue la red a la que accedió en busca de ayuda.

En este sentido, consultamos a Fundación OVO Chile para conocer más sobre las ayudas legales a las que es posible recurrir toda vez que sea necesario iniciar un proceso legal a consecuencia de estas prácticas. Javiera Rossel es parte del directorio y encargada de comunicaciones de OVO, quien indicó que “al no existir una Ley de parto respetado o de violencia obstétrica en Chile, los reclamos se deben hacer por ley de deberes y derechos de los pacientes”. Sin embargo estos deben ser constatados en la historia clínica, “primero tiene que aparecer la violencia obstétrica en la ficha, muchas veces la violencia obstétrica puede ser psicológica y eso no aparece, esa es la parte complicada”. Esta situación plantea un primer obstáculo, puesto que en caso de no existir pruebas, no es posible iniciar un proceso legal.

Respecto de este vacío legal, las encargadas de ‘mil relatos más’ comentan que “muchas mujeres se conforman y se sienten muy agradecidas de poder contar lo que les sucedió al no saber que pueden hacer un reclamo; que a veces sólo llega hasta el reclamo, porque hacer algo más allá de eso es costoso”. En esta línea Javiera Rossel aporta que “muchas mujeres no denuncian, ni siguen el proceso por lo difícil que es (…) ya tener un recién nacido y poder hacerse cargo de todo este dolor es complicado. Pero el hecho de contarlo, de tener un espacio, de encontrar psicólogas que hablen del problema, de tener opciones, de poder nombrar lo que ocurrió -esta vulneración que muchas describen como una violación de un momento que debería ser especial y que queda con muchas secuelas- ya eso es reparador, por eso estos espacios de visibilizar son fundamentales”.

Partos en contra del tiempo

Una mala práctica no debe tener justificación, sin embargo, las entrevistadas coinciden en un origen común, una condicionante estructural que se da al momento del parto tiene que ver con el tiempo, con no respetar el proceso natural y con responsabilizarlas por lo que les está ocurriendo.

En este sentido Javiera expone que “el parto es un proceso natural, fisiológico que se da en las mujeres y que se podría desarrollar sin intervención, porque por algo estamos aquí, hay un libro precioso que se llama ‘El bebé es un mamífero’ de Michel Odent; que explica que para que una mujer tenga un parto satisfactorio, tiene que estar a oscuras, apagar el nercotex, estar tranquila y dejar que fluya y ¿cómo en un centro hospitalario va a fluir todo?, si cuando llegamos nos están tensionando todo el rato, nos están empujando al estrés y para que se desarrolle el parto tiene que existir todo lo contrario”

Esto toma sentido de acuerdo a una experiencia compartida por Daniela en su paso por hospitales, “Me tocó también ver muchas mujeres que dentro de su trabajo de parto, intentando que fuera más rápido, me decían ‘señora por qué no me hace presión para que mi guatita baje’. Esa es la maniobra de Kristeller, que es una maniobra que ya no se hace porque la evidencia ha dicho que trae muchas consecuencias y las mujeres todavía la pedían, entonces ¿dónde está el error ahí?, cuestiona Daniela haciendo alusión a la escasa información que se maneja respecto de prácticas que generalizadas en nuestra cultura y reflexiona “Viéndolo desde una perspectiva de la mujer, en que el dolor que se va a producir en el parto, eso es algo natural, es algo que pasa, así ocurre la vida. Entonces culparlas por sentir ese dolor o por solicitar medidas para aliviarlo y que se las niegue, es horrible y además es culpar a la mujer por algo que no le pasa a ella sola, o sea el embarazo no es algo que produce la mujer sola, entonces no se involucran todas las partes tampoco”, expone.

Por lo tanto, llevar a cabo un trabajo de parto bajo presión sería el desencadenante “acá hay varios puntos”, subraya Javiera Rossel, “tenemos un sistema que está frenético, están atendiendo un parto en el mismo lugar donde están atendiendo urgencias, que va a mil. Cuando las mujeres atendían en los partos a otras mujeres y no había doctores, era distinto el proceso. Desde que el hombre se metió en la reproducción sexual femenina, esto de que exista posición litotómica, donde la mujer pare acostada con las piernas arriba, es para la comodidad médica, entonces finalmente estamos en un sistema donde se comienza a perder el poder que tenemos las mujeres de traer seres humanos al mundo y se comienza a infantilizarnos, insegurizarnos (…) O sea, está comprobado que llevando un trabajo de parto tranquila, en un lugar cálido y sin tantas personas, el trabajo de parto se produce mucho más rápido, pero este sistema necesita rapidez, necesita control y los hospitales y clínicas no se dan ese tiempo”.

Finalmente Neith subraya la influencia y responsabilidad del sistema patriarcal sobre esta situación “El sistema patriarcal en que vivimos, culpa a la mujer por todo y porque sí”.

La labor informativa y educativa para establecer la problemática

La violencia obstétrica es otra manifestación de las falencias del sistema de salud y de la escasa fiscalización a su personal al interior de los recintos de salud, lo que no sólo se explicaría por la ausencia de una ley, sino de vías efectivas de prevención y educación sobre el respeto hacia la mujer que pare, lo que constituye otro desafío a la lista de pendientes en materia de conservación de la información, dignidad de género y humanidad de todas y todos quien es acceden a la salud pública y privada.

“La gente no reclama porque está normalizado y al mismo tiempo falta información. Los controles prenatales podrían ser la instancia en que a las matronas o a las mujeres les surja el interés e intenten informarse sobre cuáles son sus derechos, qué cosas están permitidas y cuáles no están permitidas para que en el momento en que te ocurra puedas tomar una decisión informada” explica Daniela.

Respecto de lo último, Javiera, expresa que esta situación se ha acrecentado con la pandemia “el acompañamiento durante el trabajo de parto y en el parto y el apego de las primeras horas estaban establecidos y con la pandemia se ha dejado de hacer en muchos lados”, sin embargo la labor informativa ha contribuido a que las mujeres conozcan más “también se ha visualizado el tema en redes sociales y las mujeres pueden reconocer cuando son víctimas de violencia obstétrica. Entonces se acercan a nosotros mucho en busca de ayuda y nosotros estamos para guiar algunos trámites iniciales, que no son fáciles tampoco (…) imagínate, fuiste víctima, estás con un recién nacido, volver a hablar del tema es revictimizarte”.

Es por esto que las labores de los observatorios y de las plataformas para compartir testimonios, cumplirían un rol también educativo y generador de conciencia que ayudaría no sólo a las víctimas, sino también a la sociedad para comenzar a construir saberes y derribar mitos.

Si sufriste violencia obstétrica y quieres compartir tu relato puedes escribir a @milrelatosmas y si buscas asesoría para denunciar tu caso, puedes seguir las indicaciones que dejamos acá:

1.- Reclamo al OIRS/servicio al cliente del hospital por ley de derechos y deberes de los pacientes.
2.- Una vez que se tenga respuesta a dicho reclamo, si es que esta no resulta satisfactoria, seguir adelante con el reclamo ante la Superintendencia de Salud.
3.- Solicitar mediación ante la Superintendencia de Salud (pues es un requisito para ejercer acciones jurisdiccionales después).
4.- Presentar una demanda ante los tribunales ordinarios de justicia, para lo cual se debe buscar un abogado particular que lo patrocine y vea si el caso es judicializable.

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