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Delia Matte, la primera mujer que presentó un proyecto de ley para conceder derechos de ciudadanía a las chilenas BRAGA Créditos: Foto de Memoria Chilena

Delia Matte, la primera mujer que presentó un proyecto de ley para conceder derechos de ciudadanía a las chilenas

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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En 1917, realizó la presentación del primer proyecto de ley al Congreso Nacional, el cual buscó conceder derechos políticos a la mujer, los cuales a pesar de la larga espera, se lograron concretar y convertir en ley, 32 años después de presentado el proyecto, en 1949.


Hacia la segunda mitad del siglo XIX, en nuestro país, las pocas mujeres que sabían leer eran parte de los segmentos más privilegiados de Chile, no sólo por la escasa y precaria educación de la época, la cual era muy costosa, sino que también, porque el estudio era visto como una actividad no necesaria si eras mujer.

De hecho, incluso siendo de una familia adinerada, aun tenías muchos límites a la hora de hacer reuniones dedicadas al estudio de distintas disciplinas, que no estuvieran enfocados a la beneficencia. Para qué mencionar la participación política y ser reconocidas como ciudadanas, eran áreas en donde las mujeres estaban excluidas solo por el hecho de no ser hombres.

En este sentido, si había por allá en el 1800 una mujer chilena cansada de esa situación, era la feminista Delia Matte, quien curiosamente era amiga de la famosa Amanda Labarca. Delia luchó en pro de la emancipación de la mujer toda su vida, y no sólo ello, sus esfuerzos dieron fruto, logrando la generación y presentación del primer proyecto de ley que buscaba conceder derechos de ciudadanía a las chilenas.

Es por esta razón, que, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres de la historia y el presente, visibilizamos su experiencia, trayectoria e impacto.

Delia nació en 1866 siendo hija de un reconocido banquero, a pesar de ello, obtuvo una educación que podría calificarse como liberal. En 1915, comenzó a cuestionarse su rol en la sociedad, y preguntarse por qué para las mujeres, incluso hacer círculos de estudio tenía barreras.

Ese mismo año una idea inundó su cabeza: liberar a las mujeres a través de la cultura, como lo hacían en los círculos de lectura estadounidenses, y fundó de esta manera el Club Social de Señoras, el cual en 1916 funcionaba en la calle Los Huérfanos, cerca del cerro Santa Lucía.

Estas sesiones que comenzaron siendo culturales y de fomento educativo, tenían diversas “conferencias, clases, lecciones artísticas y literarias, sesiones de té, bailes, grandes recepciones y presentaciones de películas, cantantes y música”, según connota Memoria Chilena. Pero no estuvieron exentas de críticas.

No sólo tuvieron que lidiar con la resistencia de ciertos segmentos femeninos, sino que el club fue visto como “una transgresión a los deberes de la mujer casada”, reprobación expresada por los maridos y el clero.

Y la resistencia ante el club no quedó allí, comenzaron a recibir mucha presión social desde la Iglesia católica, el Partido Conservador y el Club de la Unión, el cual era rechazado por este círculo de mujeres.

De todas formas, las críticas e intentos de sabotaje, lejos de apagar sus ganas de reunirse, avivaron la llama del empoderamiento femenino, desembocando en la discusión del gran tema de los derechos políticos de la mujer, ya que, como se mencionó anteriormente, en esta época las reuniones femeninas que eran “aceptadas” -socialmente hablando-, eran aquellas que tenían fines de ayuda humanitaria, solo beneficencia.

De esta forma, los temas que se debatían en el club pasaron de ser cultura y educación, para centrarse en la política, en problematizar la opresión de la mujer. «Para las mujeres aristócratas, que fundan el Club de Señoras, se hace perceptible todo el conjunto de rasgos que pervierten a la mujer (…) inutilidad, privación de voluntad, atrofia intelectual y se comienza a perfilar rasgos de modernismo y antioligarquismo», explica en el libro Ser política en Chile, Julieta Kirkwood.

Finalmente, los esfuerzos de Delia y sus compañeras obtuvieron frutos, dentro del partido conservador, pero en su sección joven, la cual con el tiempo fue adquiriendo características rebeldes a la dirección central del partido, encontró este club la acogida que necesitaban para sus ideas de empoderamiento femenino.

Es así como en 1917, realizaron la presentación del primer proyecto de ley al Congreso Nacional, el cual buscó conceder derechos políticos a la mujer, los cuales, a pesar de la larga espera, se lograron concretar y convertir en ley, 32 años después de presentado el proyecto, en 1949.

 

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