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El cuidado y el proceso constituyente Yo opino

El cuidado y el proceso constituyente

Victoria Uranga Harboe
Por : Victoria Uranga Harboe Presidenta de la Corporación Defensa de la Cuenca del Mapocho
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Desestabilizar los discursos oficiales, problematizar las prácticas hegemónicas y especialmente vivenciar una comprensión del mundo amplia que se refresque con aires nuevos parece ser una necesidad en estos tiempos de cambio. Durante las transiciones no es posible esperar respuestas inmediatas ni menos definitivas, pero sí podemos sumarnos activamente al proceso de transformación. En este contexto, valorar la diversidad y aprender de, por ejemplo, los saberes de los pueblos indígenas, requiere apertura, convicción y mucha humildad.

Sabemos que las historias oficiales no consideran a esas “otras” y “otros” protagonistas ni sus perspectivas, las políticas públicas los ven como pasivos receptores, la educación solo reproduce un modelo que los niega y, en general, los medios de comunicación refuerzan estereotipos que nos alejan de comprensiones integrales. ¿Cómo acceder y ser cómplice de esa multiplicidad de otros significados y modos de existir que nos enriquecen al encontrarnos?

[cita tipo=»destaque»] Sabemos que los logros de paridad y de los escaños reservados para pueblos indígenas, son un avance histórico, pero también sabemos que el desafío recién comienza. Las mujeres candidatas elegidas tendrán, como segunda gran prueba, la de definir el reglamento. Fijar las reglas del juego. [/cita]

Constatar el daño y las violencias que han vivido las mujeres indígenas y sus comunidades, es el “mínimo”. Pero la tarea que sigue es lograr reparación y, especialmente la construcción de nuevas relaciones. El proceso constituyente es una gran oportunidad para generar otras conversaciones que nos permitan trazar caminos compartidos. Muy lejos de una panacea, se hace posible la revisión y volver a soñar juntos el tipo de sociedad y de seres humanos que queremos ser. Sí, otro mundo es posible, un mundo en que prime el cuidado.

Leonardo Boff dice que el cuidado tiene dimensiones éticas, políticas y de paradigma: “Cuidar de la Tierra es principalmente cuidar su integridad y vitalidad. Es no permitir que una zona bioclimática o una vasta región se degraden por entero y entren en un proceso de caos destructor […] Cuidar de la Tierra es cuidar su mejor producción, que somos nosotros, los seres humanos, hombres y mujeres […] Cuidar de la Tierra es, finalmente, cuidar de nosotros mismos, pues somos Tierra que siente, piensa, ama, cuida, venera, y se siente portadora de la Divinidad y del Misterio del universo”.

Sabemos que los logros de paridad y de los escaños reservados para pueblos indígenas, son un avance histórico, pero también sabemos que el desafío recién comienza. Las mujeres candidatas elegidas tendrán, como segunda gran prueba, la de definir el reglamento. Fijar las reglas del juego para el proceso constituyente marcará las condiciones simbólicas y materiales que posibiliten o no una cancha pareja.

¿De qué manera el reglamento de la convención constitucional permitirá horarios y días que posibiliten que las mujeres asuman su responsabilidad de constituyentes, pero en armonía con su vida personal y en corresponsabilidad parental? En el caso de las constituyentes indígenas que vengan de territorios alejados ¿Cómo se garantizará que puedan participar activamente y al mismo tiempo retroalimenten, vayan co-construyendo con sus comunidades los acuerdos y los “mínimos intransables” que la deriva de la conversación constitucional requiere? ¿De qué maneras se garantizará y promoverá que la interculturalidad de prácticas y saberes de los y las constituyentes elegidos puedan desplegarse con libertad? ¿Cómo crearemos maneras distintas que eviten que las prácticas hegemónicas del mundo del poder (hombres, blancos, con estudios formales, etc.) se instalen como “la” forma de construir la nueva constitución?
Mientras se remecen los statu quo del modelo capitalista extractivista que nos estaba destruyendo, que el “Buen vivir” Suma Qamaña (aymara), el Sumak Kawsay (quechua) o el Küme Mongen (mapuche) permeen las conversaciones. Tenemos mucho que aprender de ese paradigma comunitario que comprende que en la vida todo está interconectado, es interdependiente y está interrelacionado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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