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A un 60% de encuestadas les preocupa la cantidad de hormonas que ingieren en sus métodos anticonceptivos BRAGA Créditos: Fotos de Pexels

A un 60% de encuestadas les preocupa la cantidad de hormonas que ingieren en sus métodos anticonceptivos

Entre los principales efectos secundarios se hallan cambios en el ciclo menstrual y peso, así como también náuseas, distensión abdominal, retención de líquidos, hipertensión arterial, dolor en las mamas y migrañas. Otras, como el acné y las alteraciones del apetito y del estado de ánimo, están relacionadas sobre todo con el tipo de progestina o con su dosis.


En 1960 fue lanzada la píldora anticonceptiva, abriéndose mundialmente un ciclo de numerosos métodos de planificación del embarazo centrados solamente en las mujeres.

La invención de este producto se consagra como una de las más importantes del siglo XX por su rol en el control de la natalidad, cuyo impacto se manifiesta hasta hoy. Así lo afirma el estudio realizado por la organización “El anillo que te libera”, quienes encuestaron a un grupo de 300 mujeres chilenas para saber su percepción en torno a ser las únicas en cargar los efectos físicos de la anticoncepción.

Uno de los primeros resultados obtenidos es que al menos el 60% comenzó a usar métodos anticonceptivos entre los 15 y 20 años. El ginecólogo e integrante de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, Dr. Guillermo Galán, señala que estos números se deben a que en esta etapa las personas no buscan tener hijos. 

“Esta cifra no me sorprende, ya que se ha demostrado que la cantidad de embarazos no deseados o no planificados en Latinoamérica y el Caribe representa un 50%, el más alto a nivel mundial. Por su parte, en Chile esa cifra se empina por sobre el 50% y alcanza un 75% en la población joven”, explica. Otro de los datos que entrega el estudio es que un 93% de las mujeres participantes consultan con su ginecólogo para informarse sobre el tema. Por este motivo, es muy importante la relación paciente/profesional.

Dentro de las principales preocupaciones que genera el uso de anticonceptivos, un 60% de las consultadas señala que les ha inquietado la cantidad de hormonas que ingieren, seguidos en un 39% por la falta de protección contra infecciones de transmisión sexual y la necesidad de recordar la toma de la pastilla todos los días, indicando además, su preocupación de que este método no tenga buen control del ciclo menstrual y la eficacia pueda disminuir cuando se toman con otros medicamentos.

A pesar de existir diversas opciones, como el anillo mensual, las pastillas son el método más usado. “La píldora fue el primer método moderno que comenzó a utilizarse hace 61 años de manera generalizada, cambiando y mejorando la calidad de vida de las mujeres. Sabemos que es seguro. Ahora, con relación al anillo mensual, España y Chile lideran en su uso”, asegura el ginecólogo Galán.

Otros métodos que sirven como alternativa a las pastillas son los parches transdérmicos, inyecciones, implantes subdérmicos, sistema intrauterino (IUS) y la píldora de progestágeno (también llamada minipíldora).

Según un informe sobre efectos secundarios de este tipo de métodos,  la ginecóloga y directora del “Programa de Ryan y Servicios de Planificación Familiar” en la Virginia Commonwealth University Medical Center, Frances E. Casey, señala que los anticonceptivos orales pueden traer desventajas que “guardan relación con los estrógenos incluidos en los comprimidos”. Estas reacciones pueden ser náuseas, distensión abdominal, retención de líquidos, hipertensión arterial, dolor en las mamas y migrañas. 

Otras, como el acné y las alteraciones del apetito y del estado de ánimo, están relacionadas sobre todo con el tipo de progestina o con su dosis. Algunas mujeres que toman anticonceptivos orales aumentan de 1,4 a 2,6 kg su peso porque retienen líquidos o porque su apetito aumenta. Además, pueden provocar cefaleas, depresión y dificultad para dormir. Según la ginecóloga, muchos de estos efectos secundarios no son habituales cuando se toman los comprimidos de dosis bajas.

Con respecto a los parches transdérmicos y anillos vaginales anticonceptivos, si se usa un parche o un anillo durante 3 semanas (sustituyéndolo cada semana), seguido de una semana en que no se utiliza ni el parche ni el anillo, se suele tener una menstruación normal. El manchado o los sangrados entre menstruaciones (hemorragia periovulatoria o metrorragia intermenstrual) son poco frecuentes.  El sangrado irregular se vuelve más frecuente cuánto más tiempo se emplea el anillo sin seguir las indicaciones.

En cuanto a los implantes anticonceptivos, los efectos secundarios más frecuentes son la presencia de menstruaciones irregulares o su ausencia total y las cefaleas. Estos efectos secundarios inducen a algunas mujeres a retirarlo. Puesto que no se disuelve en el organismo, el médico debe practicar una incisión en la piel para retirarlo. Su extracción es más difícil que la inserción porque el tejido subcutáneo se engrosa en torno al implante.

Por otra parte, con respecto a los efectos secundarios de las inyecciones, se evidencia que tras dos años, alrededor de un 70% de las mujeres no presenta ninguna menstruación. Cuando se interrumpen las inyecciones, aproximadamente en la mitad de los casos, se reanuda el ciclo menstrual regular al cabo de seis meses, y en unas tres cuartas partes, en el curso de un año. Conjuntamente, puede que no se recupere la fertilidad hasta 18 meses después de haber interrumpido las inyecciones.

Asimismo, se puede ganar entre 1,5 kg y 4,8 kg de peso durante el primer año de uso. Las cefaleas son frecuentes, pero pierden intensidad con el tiempo. Si se han padecido cefaleas tensionales o migrañas en el pasado, las inyecciones no las empeoran.

La densidad ósea disminuye temporalmente, pero el riesgo de fracturas no aumenta, y los huesos suelen volver a su densidad anterior después que se interrumpan. El hecho de recibir suficiente calcio y vitamina D diariamente para ayudar a mantener la densidad ósea es importante para todas las mujeres, pero lo es aún más para las adolescentes y las jóvenes que reciben inyecciones de progestina. A menudo se necesitan complementos de calcio y vitamina D para obtener la cantidad requerida.

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