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Seremi de la Mujer y la EG de la Araucanía, Lucy Ketterer: “los gobiernos han abordado el género desde un feminismo occidental que no incorpora nuestra propia historia y la colonialidad” BRAGA Créditos: Foto de Agencia Uno

Seremi de la Mujer y la EG de la Araucanía, Lucy Ketterer: “los gobiernos han abordado el género desde un feminismo occidental que no incorpora nuestra propia historia y la colonialidad”

Al igual como lo afirman organizaciones y activistas femeninas mapuche, la seremi de la Mujer y la EG de la Araucanía, en conversación con el Mostrador Braga, señaló que las mujeres mapuche se han visto discriminadas y marginadas por las instituciones de género, por ello, sostuvo que es necesario implementar una mirada decolonial ante su situación y sus demandas. En lo que respecta su labor, será prioritario escucharlas, afianzar lazos y recoger sus aportes políticos.


Una de las iniciativas más transformadoras implementadas en el borrador de la nueva constitución ha sido el reconocimiento de la plurinacionalidad, es decir, la existencia de más naciones dentro del Estado chileno. El tema se vuelve sustancial para los pueblos indígenas, pues debido al actual principio de “multiculturalidad” empleado en las políticas chilenas,  han sido relegados a homogenizarse con los lineamientos imperantes. Según la investigación de la doctora en ciencias sociales, Andrea Gigena, el Ministerio de la Mujer y la EG no se ha quedado atrás en este proceso hegemonizador, y ha esencializado la identidad de las mujeres mapuche, esto quiere decir que ha otorgado una interpretación simplista sobre los roles de género y las funciones de las mujeres indígenas; y lo preocupante de ello, es que “cuando esa interpretación es capturada por el Estado para desarrollar políticas que sostienen el status quo, deriva en no producir cambios sustantivos en las condiciones de vida de las mujeres-indígenas”.

Han transcurrido solo dos semanas desde que la trabajadora social y ex académica Lucy Ketterer fuera nombrada seremi de la Mujer y la Equidad de Género en la región de La Araucanía. No es mapuche, pero su nombramiento ha causado esperanza en las mujeres de este pueblo con las que ha trabajado durante gran parte de su carrera: “yo llegue y las ñañas de inmediato me dijeron, ya Lucy ¿cómo vamos a trabajar?, comenta la seremi. Su acercamiento a ellas se debe en parte a su trabajo de investigadora siendo integrante del Observatorio de Salud, pueblo mapuche y equidad de género de la Universidad de la Frontera. Ahí estudió el racismo interiorizado en la sociedad y sobre todo, la situación de las mujeres mapuche y sus resistencias. 

Hoy, a pesar de no poder informar aun un programa concreto por estar en  periodo de instalación,  es firme en señalar cual será el marco en que se trazarán las primeras líneas de su cargo: abordar el factor racial que atraviesa la discriminación contra mujeres mapuche.

“Particularmente he tenido aproximaciones por mis investigaciones y como trabajadora social donde he conocido las miradas mapuche, por lo que siento una profunda admiración y respetos por su cosmovisión y cosmogonía. Sin embargo, eso no se da aquí, este territorio es tremendamente racista y no se ha dado una relación intercultural horizontal, no se ha abordado el racismo y el trabajo en revalorar la cultura y ponerla en conocimiento del otro, por ende, en eso se piensa trabajar”, manifiesta.

Asimismo, tanto en sus discursos, como en uno de sus informes, donde estudia la violencia de género en Wallmapu, señala estar convencida de que existe una opresión racial, adhiriéndose al pensamiento de la autora feminista decolonial Rita Segato:

“Lo que vemos en la región de La Araucanía es racismo expresado en una división racial y sexual del trabajo, donde los efectos son el empobrecimiento, la subordinación y la producción de la mujer mapuche -y también del hombre- como integrantes del contingente de mano de obra descalificada, que lubrica la maquinaría del capital que poseen los dueños del territorio regional y nacional.”

En este sentido, la seremi mantiene que su labor en la Araucanía será planteada desde un feminismo decolonial que reconoce en primer lugar la existencia del Wallmapu.

 “Me atrevo a decir Wallmapu porque soy una habitante de este territorio y nosotros/as entendemos que fue habitado por una primera nación originaria, la nación mapuche. Eso no implica entrar en conflicto con el pueblo argentino, porque los hermanos argentinos y chilenos habitamos un mismo territorio que se llama Wallmapu. Así lo entiendo yo, enfatizó”

La ex académica, a través de sus trabajos investigativos, algunos realizados en Boyeco y en territorio Wenteche, y de su labor como trabajadora social, ha conocido las dos caras de este conflicto. Por un lado se ha dirigido a las mismas comunidades a hablar con las dirigentas, y también conoce las políticas históricas institucionales. 

En este recorrido afirma haber concientizado el poco valor otorgado a las mujeres mapuche pese a la influencia y los aportes que han brindado a la sociedad chilena.

“No soy mapuche pero me he ido enriqueciendo con su cultura. Mira la mayoría de nuestras madres nos dan lawen (infusión de hierbas medicinales) cuando tenemos dolor de estómago, eso es gracias a esas mujeres que habitaban aquí primero, que eran sabias de la naturaleza y que conocían en qué menoko (espacio de vertientes) se encontraban. En esos detalles te das cuenta que muchas cosas se las debemos a esas mujeres y a ese pueblo que no se ha valorado y que se ha borrado”, afirmó.

seremi de la mujer en la araucanía

Lucy Ketterer, seremi de la Mujer y la Equidad de Género en La Araucanía / Foto de Mayra Sepúlveda

Al respecto de los vigentes hechos de represión policial contra hortaliceras, Ketterer concuerda en que son una demostración de que los gobiernos no han respetado su cultura debido a los choques que puede tener con el modelo impuesto.

“Anteriormente se ha abordado la categoría del género de una manera occidental, ha estado arraigado en un feminismo occidental que no incorpora nuestro pasado, nuestra historia y la colonialidad, que ha transcurrido hasta hoy. Además se aborda una perspectiva liberal del feminismo, porque es ese que piensa que por estar en el Estado va a poder modificar las relaciones entre las personas y no aborda otros componentes como la otra cultura, territorio y lo económico. Generalmente es un feminismo capitalista que no toca ese modelo”.

“Reconocer al otro como un legítimo otro”: el nutxam como estrategia política 

Ketterer, señala que para romper con esta mirada occidental y colonial implica ver el ser político de ellas y bajo otras lógicas.

“Las mujeres mapuche ya están y siempre han estado. El tema es que no hay que ver su política como la que hacen mujeres de otras culturas o con otro tipo de categorías. Si tú ves la política con una mirada de su cultura, claro que sí están presentes ellas, dicen lo que quieren, están en las demandas y también tienen autonomía, porque ellas incluso pueden traer más plata a la casa en algunas ocasiones. Por otro lado, las mujeres mapuche en el contexto comunitario siempre han tenido voz y poder en el lof. Así que si yo comienzo a ver la reñma (familia) o todo lo que conlleva, a asimilarlo a lo occidental, ya estoy perdida”, afirmó.

Al preguntarle  sobre las prioridades de la Seremi de la Mujer y la EG, señala que pretende abarcar los temas de fondo prioritariamente, algo que anteriormente no se ha contemplado.

“El estado ha intentado ayudar a las mujeres mapuche pero siempre bajo una imposición subsidiaria, algo que también se realizará, pero nosotras queremos trabajar más allá de lo material y generar lazos”.

 En consecuencia, la seremi comenta que las primeras acciones desde la institución, será realizar un nutxam con mujeres mapuche constantemente, un concepto que se acerca a la idea del “diálogo” pero que se diferencia en primer lugar, en que desde la mirada mapuche, esta es una de acciones más respetadas y utilizadas para llegar a un acuerdo. La trabajadora social tiene claro esto y por eso prefiere usar ese concepto:

“Yo me paro desde un feminismo territorial decolonial, de Abya Yala e indígena porque ellas han teorizado este feminismo. De esta forma restauraremos las demandas y las propuestas de las mujeres mapuche porque eso no se ha recogido. Esto involucra un proceso de intercambio, de un nutxam, un trabajo en conjunto para generar confianzas, y no de un diálogo como tal, porque el Estado ha manoseado mucho esa palabra, pero siempre lo hace desde el Estado hacia la misma dirección y bajo una cierta lógica. El nutxam consiste en un conocimiento de ambas partes, un diálogo nutritivo que permite escucharnos, y no desde una lógica de poder y autoridad del Estado, como dijo Humberto Maturana,  un proceso que implica reconocer al otro como un legítimo otro.

A su vez, Ketterer añade que es prioritario que chilenas y mapuche instauren una política propia, porque este concepto ha sido educado enfocándose en el hombre. “Nos han mostrado y enseñado el concepto de “política” bajo una mirada patriarcal, nos educan en el colegio que la política nace cuando el hombre griego sale a la polis, al espacio público, y estos eran los  que tenían bienes, los que hablaban en el foro, mientras que ellas estaban en la casa en conjunto con discapacitados y con otros oprimidos/as. El mundo ya no puede ver la política así porque existen muchas identidades que tienen mucho que decir y no de esa forma que conocemos”, enfatizó. 

En cuanto a la agenda intercultural hasta el momento, menciona que ya ha tenido encuentros con dirigentas que han solicitado reunión.

“Hemos ido a terreno con mujeres mapuche y tuvimos una reunión con el ministerio del interior donde estaba Diva Millapan y otras mujeres que nos están colaborando, dónde se generó procesos de articulación para reforzar una mesa de mujeres interinstitucional y ahí comenzaremos a trabajar en promover a llamar a dialogar”.

“Además, ya tenemos una reunión programada cerca de Chol Chol dónde conversaremos con la Asociación de mujeres rurales e indígena (Anamuri), ellas me invitaron, para ver cómo trabajaremos juntas y eso es lo que haré de aquí en adelante, porque hay una deuda desde el feminismo y yo quiero aportar a solucionar esa herida que duele. Las mujeres mapuche sufren no solo por violencia estatal como lo que ha ocurrido en la calle cuando ellas venden sus productos, sino no que hay otros temas que deben ser abordados multisectorialmente”, comenta.

Finalmente explica qué tan complejo será este proceso: “Yo creo que esto nos tomará los cuatro años de gobierno porque el conflicto es histórico, por lo menos esto necesita una década de diálogo y probablemente bajar todo lo que la nueva constitución nos va a aportar (porque la vamos a aprobar) en cuanto a relaciones interculturales a través de las leyes que le deriven”, afirmó.

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