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Por José Matías y todos mis compañeros: «Hay tantos niños y niñas que van a nacer con una alita rota y yo quiero que vuelen» Yo opino Créditos: Foto de Agencia Uno

Por José Matías y todos mis compañeros: «Hay tantos niños y niñas que van a nacer con una alita rota y yo quiero que vuelen»


El martes 17 de mayo de 2022, en el día internacional contra la homofobia, lesbofobia, transfobia y bifobia, se aprueba la idea de legislar el Proyecto de Ley José Matías por parte de la Comisión de Educación de la Cámara. De esta manera, se da inicio a una larga y tan esperada discusión que podría salvar la vida de cientos de niños, niñas y adolescentes.

El nombre del proyecto es en reconocimiento de José Matías, adolescente que se suicidó el 2019 tras ser víctima de bullying y hostigamiento transfóbico en su colegio. Basándose en esta experiencia, la ley no solo busca consagrar el reconocimiento de derechos tan fundamentales como a la identidad y a la expresión de género, o establecer mecanismos de prevención y sanción de toda forma de violencia, sino que apunta un poco más allá y pone el foco de atención en el fortalecimiento y robustecimiento del actuar de las comunidades educativas.

No es que los primeros dos puntos mencionados sean irrelevantes o insuficientes, pero es un gran paso que hoy la discusión considere la determinación de responsabilidades, tanto institucionales como personales, y la necesidad de involucrar a la comunidad educativa completa, entendiendo sus particularidades, características y cómo estas tienen directa influencia en la calidad de vida de quienes las componen. Particularmente, de quienes históricamente hemos sido víctimas de violencia por ser, expresarnos, existir y amar fuera de la heteronorma.

En pleno 2022, Heartstopper nos presenta la historia de Nick y Charlie, dos adolescentes ingleses compañeros de clase. A medida que los capítulos pasan, la serie nos muestra cómo se conocen, cómo se hacen amigos, cómo se enamoran y también cómo abordan su relación ante sus amistades, el resto de estudiantes y docentes; la comunidad educativa. A más de alguna persona, y pienso principalmente a quienes formamos parte de la comunidad LGBTIQA+, nos hizo recordar nuestra experiencia en la educación media, que de seguro y lamentablemente, distó mucho de lo que la serie nos muestra.

[cita tipo=»destaque»] Los cambios que propone la ley, claramente, no mencionan al Sr. Ajayi y sus prácticas como un ejemplo, pero me gusta pensar que sí potenciaría e incentivaría a que las escuelas, colegios y liceos en Chile sean un espacio seguro [/cita]

Uno de los personajes secundarios, pero con uno de los roles más relevantes, a mi parecer, es el Sr. Ajayi. El profesor de artes se muestra durante toda la primera temporada como un gran consejero, preocupado y comprometido, estando constantemente al tanto de las distintas situaciones que atraviesa Charlie. Pero su importancia no recae solamente en lo anteriormente dicho, sino que además porque es el único miembro del cuerpo docente que es abiertamente (y orgullosamente) parte de la comunidad LGBTIQA+, dando no solamente visibilidad, sino que también resaltando la importancia de abordar estos temas con un enfoque de género, de diversidades y disidencias. ¿Es siquiera posible determinar el impacto que puede tener en la vida de adolescentes la presencia, compañía y contención de un profesor o profesora, que con sus acciones, se encarga de construir un espacio seguro para sus estudiantes? ¿Habrá tenido José Matías la suerte, o el privilegio, de contar con un Sr. o Sra. Ajayi?

El 15 de junio de 2022, durante el mes del orgullo y a tres años del suicidio de José Matías De la Fuente Guevara de tan solo quince años, el proyecto que busca modificar la Ley General de Educación, fue aprobado por la cámara de diputados y diputadas, lo que le permite avanzar en el trámite legislativo y ser revisada por el Senado. Este importante proyecto cuenta con el patrocinio del Ministerio de Educación y es una de las iniciativas que este ministerio considera para alcanzar finalmente una educación pública integral, libre de discriminación y estereotipos.

Los cambios que propone la ley, claramente, no mencionan al Sr. Ajayi y sus prácticas como un ejemplo, pero me gusta pensar que sí potenciaría e incentivaría a que las escuelas, colegios y liceos en Chile sean un espacio seguro, donde la infancia y la adolescencia, en su propia diversidad, sean bienvenidas en sus comunidades educativas.

Que estas no tan únicamente les garanticen una matrícula o un escritorio y una silla, sino que también aseguren y busquen de manera constante, imperativa y eficiente la garantía y respeto de sus derechos; que se involucren activamente en la prevención, sanción, no revictimización y por sobre todo en la reparación para las víctimas; que el Estado de Chile se asegure de que el cuerpo docente, directivo y de asistentes de la educación puedan, constantemente, capacitarse y recibir formación en temáticas no tan solo de prevención y resolución de conflictos, sino que también de equidad de género, diversidades y disidencias; que el Estado de Chile asegure que los establecimientos educacionales del país cuenten con equipos multidisciplinarios, capacitados y con el personal suficiente para abordar las distintas situaciones que se les presenten; que se determinen responsabilidades personales y administrativas ante la inacción de las autoridades de los establecimientos educacionales y, por sobre todas las cosas proteger a niños, niñas y adolescentes.

Y como Lemebel dijo alguna vez, hay tantos niños y niñas que van a nacer con una alita rota y yo quiero que vuelen. Que esta revolución les dé un pedazo de cielo rojo para que puedan volar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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