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¡¿Otra vez?! Viruela del mono, estigmatización y la normatividad sobre identidades y prácticas sexuales Yo opino Créditos: Agencia Uno

¡¿Otra vez?! Viruela del mono, estigmatización y la normatividad sobre identidades y prácticas sexuales

Alemka Tomicic y Cristian Ortega
Por : Alemka Tomicic y Cristian Ortega Directora de Escuela de Psicología, Universidad Diego Portales Investigadora del Centro de Estudios en Psicología Clínica y Psicoterapia – Universidad Diego Portales/ Doctorante del Programa de Doctorado de Psicología – Universidad Diego Portales
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Durante las últimas horas se ha viralizado la solicitud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a hombres gays y otros hombres que tienen sexo con hombres para que reduzcan su cantidad de parejas sexuales, debido a la concentración en esta población de la viruela del mono. Al respecto, es importante recordar que:

1.-  La orientación y la conducta sexual no es patognomónica de ningún virus.

2.- Aun cuando la tasa de contagio es alta en hombres gays y otros hombres que tienen sexo con hombres, esto no es exclusivo de ellos, por lo que definir un grupo de riesgo, por una parte, estigmatiza a quienes se identifican con él —de la misma manera como ocurrió con la pandemia del VIH — y, por otra, disminuye la percepción de riesgo en los grupos no nombrados, como es el caso de hombres heterosexuales, mujeres bisexuales o heterosexuales, personas en relaciones no monógamas, entre otros.

3.- La sexualidad humana, en su amplia variedad, incluye identidades y conductas sexuales que han sido estigmatizadas a lo largo de la historia, como el caso de identidades gays.

4.- Existe suficiente evidencia científica para reconocer el daño psicológico y físico que han vivido personas homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres debido al estigma y discriminación.

[cita tipo=»destaque»]Se generan procesos de marginalización y exclusión de la participación social y política, lo que nos hace recordar vívidamente lo ocurrido con la pandemia del VIH/SIDA. [/cita]

Considerando lo anterior, nos parece que reproducir discursos estigmatizantes sobre grupos específicos —particularmente de identidades y prácticas sexuales diversas—, perpetúa la discriminación, ya que se sostienen y refuerzan ideas y fantasías colectivas relacionadas con personas “subhumanas” que mantienen prácticas sexuales sucias, enfermas, pervertidas, amorales.

Así, se generan procesos de marginalización y exclusión de la participación social y política, lo que nos hace recordar vívidamente lo ocurrido con la pandemia del VIH/SIDA. En este contexto, las “orientaciones” recientes de la OMS respecto de la “prevención” del contagio de la viruela del mono, reproducen el ejercicio de la normatividad sobre la sexualidad como si fuese un poderoso “fármaco” contra los virus y patógenos.

Por último, es necesario volver a pensar en sistemas y discursos epidemiológicos que incluyan perspectivas éticas, de derechos y de género en el trato con las comunidades, particularmente cuando hablamos de aquellas que han sido víctimas de la opresión sistémica de la dictadura de la heterocisnormatividad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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