BRAGA
Créditos: Karolina Grabowska en Pexels
Se calcula que más de 500 millones de mujeres, niñas y personas con capacidad de menstruar, viven sin tener cubiertas sus necesidades básicas de higiene, tal situación evidencia la necesidad de crear políticas públicas para asegurar el derecho a información y acceso para una adecuada salud menstrual. De acuerdo a organismos internacionales, el abordaje de esta temática debe ser con perspectiva de género, para así reconocer las distintas situaciones y vulneraciones que se viven a nivel global.
La menstruación es un proceso biológico que miles de adolescentes, mujeres y personas con capacidad menstruar viven a lo largo de su vida reproductiva. Sin embargo, en muchos lugares continúa siendo un tema tabú o algo que se habla exclusivamente entre mujeres.
Según datos del Reporte Higiene y Salud, de Essity, se evidenció que 6 de cada 10 padres (hombres) hablan de la menstruación con sus hijas, pero solo 4 de cada 10 padres abordan este tema con sus hijos.
‘‘Los estigmas relacionados con la menstruación refuerzan la noción que las mujeres son inferiores a los hombres, lo que se puede utilizar para justificar la prohibición de que las niñas y las mujeres vayan a la escuela, cocinen y asistan a ceremonias religiosas’’, detalla el estudio.
Por tal razón, conversar sobre menstruación es algo fundamental. Más teniendo en cuenta la necesidad de políticas públicas respecto a accesibilidad y regulación de precios de estos productos.
Cerca de $125 mil sería el gasto anual que una persona realiza en productos para la menstruación, de acuerdo al último estudio realizado por El Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) sobre gestión menstrual.
Por otro lado, a nivel global, se calcula que más de 500 millones de mujeres, niñas y personas con capacidad de menstruar, viven sin tener cubiertas sus necesidades básicas de higiene íntima. Situación conocida como ‘brecha menstrual’.
Bajo tal contexto, las recomendaciones internacionales vigentes determinan que para lograr mayores resultados frente a las problemáticas sociosanitarias relacionadas con la menstruación, es necesario la incorporación de la perspectiva de género, tanto a escala de políticas públicas y programas como en el abordaje de los equipos profesionales.
Incorporar esta perspectiva, permite reconocer que la realidad de niñas, adolescentes y mujeres está atravesada por una serie de discriminaciones y violencias, que dificultan una adecuada salud menstrual. Por ejemplo, el limitado acceso de mujeres en situación de calle o privadas de libertad.
El informe también señala que esta problemática de no ser abiertos en relación con las experiencias que viven las mujeres respecto a su salud sexual, no es exclusivo de la menstruación. Por ejemplo, las mujeres con endometriosis, problemas de fertilidad y menopausia, señalaron que poder conversar sobre tales situaciones con su familia o amigos haría más fácil sobrellevar los diagnósticos.
