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Una guía para madres y padres: ¿Cómo hablar de educación sexual con niñas, niños y adolescentes? BRAGA

Una guía para madres y padres: ¿Cómo hablar de educación sexual con niñas, niños y adolescentes?

Para contribuir a la formación de niños, niñas y adolescentes autónomos, la educación sexual desde la primera infancia es un pilar fundamental, y se puede hacer desde la cotidianidad, enseñando cómo nombrar las partes de su cuerpo y su funcionamiento, por ejemplo. De allí hasta la adolescencia el camino es largo, pero instancias como el uso de la ducha, la relación con sus pares y el uso de celular provén espacios para hablar del tema.


El amor de las madres, padres y/o tutores por sus hijos e hijas es tan grande que evitar que les pase algo malo se vuelve una de las tantas misiones a cumplir en este rol. Para la psicóloga y Magíster en Psicología Sistémica Relacional, Andrea Acevedo, si bien esto es natural, la “sobreprotección” y “exceso de cuidado” pueden obstaculizar el desarrollo de niñas, niños y adolescentes autónomos, lo cual genera condiciones de vulnerabilidad frente al desarrollo de la vida social, ya sea con sus pares y/o frente a personas mayores.

De allí que la especialista considera importante fortalecer el desarrollo propiciando la autonomía en la niñez, por supuesto de acuerdo a su edad. Para eso, existen numerosas herramientas que pueden contribuir en este camino, siendo la primera de ellas el diálogo permanente. 

“Conversar es lo principal, abrirse siempre al diálogo es una de las formas que tenemos de enseñar de sexualidad a los niños y adolescentes abriendo ciertos temas de acuerdo a sus grados de madurez”, aseguró la especialista. Desde pequeños y pequeñas, es natural que pregunten cosas debido a una curiosidad infinita que necesita respuestas. 

“El control de padres o cuidadores, es también poder hablar estos temas y de manera natural, no como si fuese un tabú sino como algo que aparece desde el momento en que nacemos, ya que la propia diferenciación entre entre los sexos existe desde ese momento y no se trata de nada malo”, agregó la académica de la Universidad Católica Silva Henríquez. 

El tratamiento cotidiano y natural de temas, como las partes del cuerpo, puede incluso contribuir a la construcción de una relación saludable de padres e hijos, donde estos últimos constituirán así una mayor confianza presente y futura con ellos. 

“Por ejemplo, hay que evitar ciertas frases como es tu culpa, porque eso debilita la confianza en sí mismos, y eso es súper importante: que aprenden a reconocer su derecho a decir que no frente a los otros, construir una identidad autónoma por sí mismos y en la interacción con los otros”, explicó la psicóloga. 

Entre los 3 y los 4 años, aproximadamente, niños y niñas ya reconocen su cuerpo y están preparados para comprender la función de sus partes. En este punto, para la psicóloga es importante subrayar el nombre correcto de ellas, evitando utilizar palabras inexactas, como reemplazar el uso de la palabra pene por pilín.

Al mismo tiempo, aconsejó no alertarse cuando los menores tocan su propio cuerpo ya que la “masturbación infantil” es un proceso natural que desarrollan al reconocer su cuerpo como diferente al de los otros. Situaciones como estas, valoró la psicóloga, permiten advertirles que eso solo puede realizarse en espacios privados y que nadie más puede hacerlo frente a ellos o utilizar sus cuerpos con esos fines. 

“El proceso de autoexploración es importante para reconocer su propia sexualidad y es una forma de autoconocerse, pero que si hay que tener mucho cuidado y explicarles que solamente tienen como autorización para tocar esas partes privadas su madre, o su principal cuidador, y dependiendo de caso las tías del jardín, pero sólo si tienen que limpiarlo”, resaltó. 

En esta línea, la profesional también aseveró que es importante enseñarles a los niños que tienen derecho a decir que no frente a cualquier tipo de caricia que pueda hacerle sentir incomodidad, y que nunca deben tocar sus genitales otras personas, a su vez de alertar a sus mayores a cargo si ese sucede. Aprender “a poner limites”, es fundamental en esta etapa, valoró la psicóloga. 

A medida que el niño o niña crece, espacios como la ducha se transforma en una instancia importante para demarcar su espacio personal. Entre los 7 u 8 años, siempre dependiendo de cada menor, es aconsejable que las y los menores comiencen a limpiar de manera autónoma sus cuerpos, los padres a esta edad acompañan en la ducha con instrucciones como cómo usar de manera correcta el champú e indicaciones.

“Esto es parte del proceso de ir delineando sus límites corporales, yo le voy puedo decir mira, sácate el jabón de esta parte, pero ya no necesitas la manipulación (tocarlo) y aquí recalcar que, antes de llegar a este grado de autonomía, es importante anticiparlos si se les va a tocar su cuerpo y decirles por ejemplo ahora te voy a poner jabón en la espalda, para que ellos vean que su cuerpo no es un objeto y requiere autorización”, indicó la psicóloga Andrea Acevedo. 

Adolescencia: la importancia de un acompañamiento respetuoso y responsable

Para la crianza de adolescentes es importante considerar “una mayor apertura”. Según la especialista, en la actualidad las y los jóvenes cuentan con un cúmulo de información a la orden del día, sobre todo en dispositivos electrónicos. Por este motivo “guiar” ese traspaso y procesamiento de información es hoy de suma relevancia. 

“No es lo mismo ver un reel en Instagram a que alguien te lo enseñe o que alguien te acompañe en esa comprensión del tema”, aclaró. No obstante, la especialista recordó que se trata de “una etapa compleja” y en caso de sentir dificultades para comprenderlos recomendó pedir ayuda a especialistas, como profesionales de la salud mental, y también recurrir a guías como las generadas por el gobierno. 

“El acompañamiento siempre debe estar, que ellos sepan que tú estás con ellos, que tú estás abierto, aunque quizá no los vamos a entender del todo, pero para eso también tenemos que aprender”, señaló. 

En las adolescencias de hoy, destacó Acevedo, la exploración de la sexualidad “es mucho más pública y abierta”, de la misma manera que “la construcción de la identidad de género”, lo cual choca con una sociedad adulta “más conservadora” que a veces no comprende y otras veces no quiere asumir las distintas formas que asumen el género y la sexualidad. 

Así pues, la importancia radica en cómo canalizar estos procesos y la información disponible ya que, así como es fácil guglear cualquier tipo de curiosidad, el uso de la pornografía también está a la mano desde cualquier dispositivo con acceso a internet. De allí que para la especialista, el control del dispositivo debe ser al menos hasta los 14 años. 

“Los jóvenes, sobre todo aquellos menos autónomos, quedan vulnerables frente a contenidos pornográficos, por ejemplo, que pueden distorsionar su visión de la sexualidad, y también, por ejemplo, frente a peticiones de terceros a través de las pantallas”, expresó la especialista, para lo cual enseñar un uso responsable de los equipos es también un punto a tratar. 

Por último, a juicio de la especialista, la falta de Educación Sexual Integral (ESI) en las aulas es una necesidad desde los primeros años de educación, desde luego con contenidos acordes a la edad de cada estudiante, ello facilitaría el abordaje del tema desde la familia, ya que el cyberbulling, el grooming y otros peligros cibernéticos, así como situaciones de abuso, se pueden prevenir a partir de una educación centrada en la construcción de identidades autónomas y empoderadas.  

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