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De la mano del aborto en tres causales Evelyn Matthei se abre paso hacia el centro BRAGA

De la mano del aborto en tres causales Evelyn Matthei se abre paso hacia el centro

La histórica mujer de la derecha tradicional chilena lleva más de 30 años en carrera. Hija de un exmiembro de la Junta Militar, defendió la herencia dictatorial hasta hace pocos años. Después de idas y vueltas, reconoce haber cambiado su opinión en este tema y, luego de asegurar su fidelidad a la Biblia, Matthei se renueva y vuelve a defender el aborto, y no solo el terapéutico sino también el de tres causales. En medio del auge de la extrema derecha local –uno de los referentes más radicales de dicho sector amenazó con fusilarla por su crítica opinión sobre el rumbo del actual proceso constitucional–, Matthei, según especialistas, no se siente interpelada por los extremos y está buscando que dejen de asociarla como referente de la UDI, para “transformarse en una referente de la centroderecha”, con miras a las próximas elecciones presidenciales.


Era 1998 cuando una Evelyn Matthei, de entonces 45 años, hacía una de sus inolvidables apariciones públicas. Rodeada de otras mujeres y con el retumbante volumen de una voz que marcó su sello político, la referente histórica de la derecha tradicional chilena alentaba un boicot contra las empresas inglesas y españolas cuando Augusto Pinochet fue detenido en Londres.

La hija del general Fernando Matthei, excomandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) y exministro de Salud de Pinochet entre 1976 y 1978 –que trabajó junto al hermano de Piñera en la implementación de las AFP–, defendió la herencia dictatorial durante décadas.

Su primer partido político fue precisamente uno que se conformó en ese periodo: Renovación Nacional (RN).

Con su breve paso por dicha colectividad llenó las primeras hojas de su vida política. Desde la diputación comenzó la disputa por la hegemonía del partido, impregnado de las influencias de Sergio Onofre Jarpa. Junto con la entonces “patrulla juvenil”, integrada por Sebastián Piñera, Andrés Allamand y Alberto Espina, desplegó una carrera política marcada por fuertes confrontaciones, tanto con sus pares y opositores como también en episodios en los que fue acusada de escucha y montaje.

Ya en esos años, sus pares se sintieron amenazados por la fuerte presencia de una mujer que no se dejaba acallar y actuaba muchas veces de manera individual.

El caso “piñeragate” –o “kiotazo”–, en 1992, terminó con su precandidatura a la Presidencia, que la pudo haber convertido en la primera mujer Presidenta de la historia de Chile.

Así, la trayectoria cosechada en espacios como comisiones políticas, de Hacienda, Trabajo y Seguridad, se trasladó al otro partido tradicional de la derecha chilena: la Unión Demócrata Independiente (UDI).

Allí se ha mantenido hasta el día de hoy, siendo diputada hasta entrado ya el siglo XXI, senadora en dos periodos, ministra del Trabajo del Gobierno de Sebastián Piñera y, en los últimos años, ha sido electa en dos periodos consecutivos como alcaldesa de la comuna de Providencia.

El quiebre

En diciembre de 2010, una de las referentes del partido –hasta entonces– más conservador de la historia contemporánea hizo noticia al presentar, junto al senador socialista Fulvio Rossi, un proyecto de ley para despenalizar el aborto terapéutico. El hecho provocó estragos dentro y fuera de su sector político y, aunque fue rechazado por el Senado en 2012, sintonizó con la propuesta que tiempo después presentaría la Concertación, hoy Ley de Aborto en tres causales.

A partir de ese hecho y hasta 2015, la economista tuvo varios zigzagueos en los llamados entonces temas valóricos, como el aborto y el matrimonio igualitario.

Tras convertirse en la primera candidata presidencial de la derecha, en el periodo posterior al asumido por la primera Presidenta mujer de Chile –Michelle Bachelet– y cuando compitió con ella, la presión del sector más conservador de su partido y su apuesta por ese voto la llevaron a jurar su compromiso con la Biblia.

“Yo me comprometo a seguir en nuestro futuro Gobierno, y si Dios quiere que yo ahí llegue, a que no se hará nada que vaya en contra de lo que la Biblia señala: el matrimonio es entre un hombre y una mujer y la vida se cuida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. No al aborto, no a la eutanasia. Y ese es un compromiso que yo tomo ante ustedes”, dijo en una ocasión, al participar de la celebración de los 100 años de la Catedral Evangélica de Chile.

Foto: REUTERS/Iván Alvarado (CHILE – Tags: POLITICS ELECTIONS)

Luego de varios episodios similares, en los que arremetió contra la adopción homoparental y le cerró la puerta al aborto en cualquier otra causal que no se relacione con la inviabilidad fetal, se alejó durante un año de la vida política y, en 2015, anunció su regreso en un nuevo contexto y con un nuevo pensamiento.

De vuelta se ubicó en la más dura oposición al segundo Gobierno de Michelle Bachelet, a través de su integración al directorio de la Fundación Avanza Chile, think tank de centroderecha.

Ese mismo año llegó a la Municipalidad de Providencia, donde permanece hasta hoy. Desde ese entonces y, por medio de sus apariciones en prensa, dejó claro que atrás quedaron sus vacilaciones en temas vinculados a las mujeres, defendiendo el aborto ya no solo terapéutico sino también en otras causales, además del matrimonio igualitario y la adopción homoparental.

En declaraciones más recientes, y con un posicionamiento diario en los grandes medios de comunicación nacionales, dejó entrever incluso su distanciamiento con el pinochetismo que abrazó desde sus primeros años de carrera, aun cuando respaldó la candidatura del ultraderechista José Antonio Kast.

Una misión: recuperar el centro

¿Qué lugar tiene Evelyn Matthei en su partido y en la historia de la derecha chilena? ¿Despegó ya una futura carrera presidencial o la estuvo preparando durante toda su trayectoria? ¿Cuál será su rol frente a Republicanos? El análisis de tres especialistas tiene varios puntos en común.

En primer lugar, los(as) tres coinciden en que su figura es piedra angular no solo de la historia sino que también de la estructura actual de la derecha tradicional chilena (UDI y RN), hoy frente al auge del Partido Republicano.

Para Andrés Rosenberg, doctor en Ciencias de la Comunicación, es “sin dudas, la militante más popular de su partido” y está ejerciendo un liderazgo “que va más allá de él”. El también académico de la escuela de periodismo de la UNAB asegura que Matthei está buscando que dejen de asociarla como referente de la UDI, para “transformarse en una referente de la centroderecha”, con miras a las próximas elecciones presidenciales.

De manera similar, la politóloga Lucía Miranda Leibe rescata que su poder político representaba una amenaza ya en los años 90, cuando Piñera intentó boicotear su carrera. “Ha tenido un proceso de posicionamiento de capital político que ha sido de su propia cosecha, no ha tenido favoritismos, demostrando su inteligencia y capacidad”, sugiere.

La historiadora de la Universidad Diego Portales (UDP)Hillary Hiner, en tanto, sostiene que este “lugar sagrado” que ocupa la economista se relaciona también con sus orígenes familiares y económicos, dado que proviene de un sector de la elite que estudió en espacios exclusivos –como el Colegio Alemán y la Universidad Católica de Chile, además de instituciones de Inglaterra y Estados Unidos– y ha tenido una vida muy “cosmopolita”, al ser hija de un hombre importante de la dictadura.

Sobre su posición respecto del aborto, para Hiner, si bien muestra su cara “a veces díscola” frente a su colectividad, no se trata de una novedad mayor, ya que el aborto terapéutico era legal antes de la dictadura y su propio padre también lo defendía. Sin embargo, este posicionamiento por fuera de las líneas de base de su partido evidencia también su capacidad de transar en temas y acercarse más hacia una centroderecha, por lo que no la vuelve, en ningún caso, una política feminista, a juicio de los(as) académicos(as).

En opinión de Hiner, “estamos en un punto clave” para definir el camino político que tomará Evelyn Matthei en la próxima década de la derecha tradicional.

“Matthei va a jugar un rol muy importante. Conoce muy bien su sector: si se logra imponer la ultraderecha por sobre la derecha tradicional, va a perder poder, porque tiene posicionamientos que no se complementan bien con la visión, por ejemplo, de Luis Silva y José Antonio Kast”, agrega, y pone el foco en lo que ocurra con el proceso constitucional.

Rosenberg, por su parte, asevera que la alcaldesa tiene un “rol fundamental” en proponer una “alternativa de gobernanza más robusta y amplia de la que puede ofrecer el Partido Republicano por sí solo” y añade que “ya marcó una diferencia importante con Republicanos” al reconocer el apoyo social mayoritario del aborto en tres causales.

Ante esto, plantea que es probable que sigan apareciendo este tipo de diferencias y se espera que ella “sea cautelosa y no se quiera quemar” apoyando un proceso “que podría ser rechazado”, por lo cual identifica, como su principal desafío, “representar la opción que ya tomó Chile Vamos de no apoyar un tercer proceso”.

Además de ser una pieza epicentral, Miranda la identifica como “la voz más sensata y estratégicamente capaz de traer a la derecha al centro”, que es donde su sector viene perdiendo posición en el último lustro. La académica de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH) afirma que, si bien la campaña presidencial no oficial es parte del día a día de las políticas y los políticos, y Matthei no es la excepción, tiene más posibilidades que sus pares, lo cual podría ser visto con recelo por estos.

En esta línea, la también integrante de la Red de Politólogas rescata que figuras como ella y Gloria Hutt configuran liderazgos claros de la derecha más central, lo que se suma a las recientes declaraciones de la RN Paulina Núñez, quien podría también posicionarse en la carrera presidencial ya iniciada por una derecha que le saca ventaja a la centroizquierda e izquierda, sobre todo en posicionamiento de referentes femeninos.

¿Serán las elecciones presidenciales de 2025 las con mayor representación femenina y menos feminismo de los últimos años? Con un proceso constitucional en proceso y otras elecciones en los dos años restantes, quizá la pregunta es demasiado anticipada y, tal vez, la mayor interrogante de cara a su respuesta es qué va a pasar con la derecha tradicional al término de 2023.

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