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El lado más claro y brillante de Pink Floyd

¿Por qué es tan importante este disco en la historia de la música? ¿Qué lo hace seguir siendo tan actual y unos de los más vendidos de la historia? Intentando dilucidar los misterios de el lado oscuro de la luna, nos sumergimos en los detalles de esta obra excepcional para así dar con las claves de la perfección de un disco consagrado como un ícono dentro de los anales de la música.


Corría el año 1973. En Inglaterra, cuna de los Rolling Stones, The Belatles o King Crimson, Pink Floyd era un grupo más entre tantos que fluctuaban entre la popularidad y el anonimato más oscuro. Si bien a esa altura ya había sacado en 1967 el psicodélico The Piper at the Gates of Dawn o el aplaudido Medel por parte de la crítica, los Floyd no pasaban mucho más allá del mundo under.



A ello se sumaba la ya definitiva partida de Syd Barret, el genio autor de las primeras placas del grupo. Su extrema creatividad, como tantos otros talentosos, se expresaba también con dosis cada vez más intensas de locura. Barret emprendió un personalísmo rumbo, dejando en su lugar como guitarrista a su amigo David Gilmour, quien pasaría a convertirse con el tiempo un elemento clave del cuarteto inglés. Antes esa panorama, todo indicaba que Pink floyd no pasaría jamás de ser un buen grupo conocido por sólo unos cuantos.


Meses antes, Roger Waters (bajo y voz), Gilmour (guitarra y voz), Richard Wright (teclados y sintetizador) y Nick Mason (batería y percusión) se habían reunido en el estudio Abbey Road al norte de Londres para componer un nuevo álbum. Y el ingeniero escogido, quién ganaba apenas 33 dólares semanales, fue el vanguardista y atrevido Alan Parsons, fundador luego de Alan Parson’s Project.



Por alguna razón, Waters presentía que el nuevo disco les traería éxito, fama, dinero y… grandes aglomeraciones de público en sus recitales. Esto último le pesaba y lo reflejaría con más claridad después en la apoteósica obra que fue The Wall con el muro que los separaba de sus seguidores. Esa presión, vislumbrada en el mismo Dark Side of the Moon, comenzaba a turbarlo aún sin vivirlo.

"Pensamos que podríamos hacer algo sobre las presiones que sentimos y que nos llevan a ir demasiado lejos, como la presión de hacer mucho dinero, el tema del tiempo yéndose rápidamente. O también la ilusión de trabajar por metas que pueden convertirse en engaños", comentó el líder en su momento.



Pero a Waters le preocupaban otras cosas, además. Las letras de sus canciones, creía, no eran bien interpretadas. Ahora quería ser directo, simple. Dentro de lo suyo, por supuesto. Y así, en seis semanas, tenía la estructura lista. Era la hora de la producción, la que cambiaría por completo a Pink Floyd, el rock progresivo y la música.



Palabras que marcan



Breathe (Respira)



Breathe, breathe in the air
Respira, inspira el aire
Don’t be afraid to care
No tengas miedo de preocuparte
Leave but don’t leave me
Vete pero no me dejes
Look around and choose your own ground
Mira alrededor y escoge tu propio terreno

El liberador y por momentos también desgarrador Dark Side of the Moon estuvo listo en enero de 1973 tras seis meses de trabajo. Como nunca antes y como nunca después, el purismo, la sobriedad de Waters se fundiría con la sensibilidad y el deseo de incorporar mezclas con efectos de Gilmour.



Como mediador, Alan Parsons llamó al ingeniero y productor Terry Thomas quien intentó congeniar ambas formas de concebir la música. Como Lennon y McCartney, Waters y Gilmour, uno más racional y el otro más emocional, juntos son más que separados. Y el Dark Side, quizás la prueba más fehaciente de ello.




Los latidos de un corazón que abren y cierran el disco o los sonidos implacables del reloj que se dejan escuchar en Time fueron los elementos distintivos del álbum. "El latido del corazón -explicaría Gilmour- alude a la condición humana y le da un estado de ánimo especial al disco que describe los sentimientos experimentados por una persona durante su vida. Los efectos son pura y exclusivamente para ayudar a las personas a entender de qué se trata el disco".



Pero sin duda, la incorporación de voces fue el más completo acierto. Afectados por las perturbaciones de Barret, a los Floyd les obsesionaba saber qué hace enloquecer a la gente. Quizás a modo de homenaje, quizás a modo de terapia, prepararon preguntas del tipo "¿cuándo fue la última vez que golpeaste a alguien?", "¿les tienes miedo a la muerte?", las que fueron formuladas azarosamente a las personas que trabajaban dentro del estudio.



Como resultado obtuvieron en una de las respuestas la risa de un técnico que después quedaría perpetuada en las canciones Brain Damage y Specak to me. Pero el aporte más importante fue sin duda el del portero del Abby Road Studios, quien al conocer el nombre del álbum que se estaba haciendo frente sus narices, comentó irónicamente: "there is no dark side of the moon really. Matter of fact it’s all dark" (realmente no hay una lado oscuro. De hecho el problema es que es toda oscura). A tal punto sedujeron esas palabras a Waters que no dudo sellar su obra con ellas.



Eclipse



All that is now

Todo lo que hay ahora
All that is gone

Todo lo que se ha ido
All that’s to come

Todo lo que vendrá
and everything under the sun is in tune

y todo bajo el sol hay está en armonía

but the sun is eclipsed by the moon.

pero el sol está eclipsado por la luna.

«There is no dark side of the moon really

Realmente no hay un lado oscuro de la luna
Matter of fact it’s all dark
De hecho el problema es que es toda oscura"

Con esto ya estaba listo el Dark Side. Si bien algunas canciones ya había sido tocadas en vivo en algunos de sus conciertos, aún faltaba lanzarlo mundialmente. Antes, el 27 de febrero, hicieron un encuentro con la prensa. Extraño para los Pink Floyd. Sin embargo, todo volvió a la normalidad cuando los periodistas que acudieron ese día al Planetario de Londres se encontraron con cuatro figuras de cartón recortadas que suplían a los ausentes músicos.



Once días después llegarían a las estanterías de las disquerías y el 24 de marzo se completaría con el lanzamiento oficial. En apenas dos semanas alcanzaría el segundo lugar en el ranking británico y el primero en Estados Unidos. El álbum se mantuvo por 15 años (sí, 15) en la lista de la revista Billboard, mientras que el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, lo hizo por "apenas" 6 años.



Con más de 30 millones de copias vendidas en el mundo, Dark side of the Moon se convirtió en uno de los más vendidos de la historia y como dato anecdótico, se estima que uno de cada cinco hogares ingleses tiene una copia (pirateos mediante, por cierto).



Todo un récord que impulsó al sello EMI a relanzarlo en todo el mundo, incluido Chile obviamente, el próximo 24 de este mes al cumplirse 30 años de su aniversario. Como sorpresa, promete una nueva carátula diseñada por Storm Thorgerson y un sonido sorround y remasterizado, que garantizan intensificar la ya de por sí intensas atmósferas creadas por Waters, Gilmour, Mason y Wright.



Lo que dijeron y lo que se sigue diciendo



En marzo de ese año comenzaron también su gira en Wisconsin, Estados Unidos. Después vendría California, Florida y Londres, entre otras ciudades. Culminarían el intenso periplo en diciembre, no sin antes realizar un concierto a beneficio de Robert Wyat, baterista de Soft Machine, un grupo que fucionaba el jazz y dadaísmo en su rock sicodélico y que había influido fuertemente en Pink Floyd sobre todo en su primera etapa.




Sin duda fue un año intenso. Tal vez fue esa la razón por la que el ambicioso Houselhold Objects Projects, la empresa más atrevida de Waters, no prosperara. Su intención era hacer un álbum sin instrumentos musicales, el que "no funcionó porque necesitábamos detenernos un rato", diría Waters tiempo más tarde. A pesar de ello, mucho ven en canciones como Welcome to Machine de su siguiente trabajo esbozos de lo que seguramente pretendieron hacer y que no pudieron por la falta de tiempo y de recursos.



Time
Tiempo



Ticking away the moments

Viendo pasar los momentos

that make up a dull day

que componen un día monótono
You fritter and waste the hours

Desperdicias y consumes las horas

in an offhand way.
de un modo indecoroso.

Every year is getting shorter

Cada año se hace más corto
never seem to find the time.

nunca pareces encontrar tiempo.
Plans that either come to naught or half a page

Planes que se quedan en nada o en media página
of scribbled lines.
de líneas garabateadas.



Time, una de las canciones mejor logradas y más recordadas junto a Money, es la que más exquisitamente sintetiza este álbum. El tema que lo cruza es delirio (reminiscencia a Barret) y las exigencias del mundo moderno que enajena e instala metas y obsesiones materiales como el dinero.



"Dark Side of the Moon, en sí mismo, hace alusión a la locura, pues el lado oscuro generalmente es relacionado con lo que ocurre dentro de la mente de una persona: el subconsciente y lo desconocido", comentaba Gilmour.



Ahora Pink Floyd era un grupo reconocido mundialmente. Habían dejado para siempre la nebulosa que los cubría y que les impedía llegar con claridad a un número mayor de personas. Seguían, sí, siendo de culto, mas no under ni menos unos telentosos perdidos. Dieron en el calvo. Encontraron lo que buscaban. Vendrían más discos. El más destacado fue The Wall, una obra de completa autoría de Waters y que hablaba de sus tormentos más personales. El divorcio entre él y la otra cabeza -o corazón más bien-, David Gilmour, era cada vez más inminente.



Y fue el mismo Roger Waters quien en 1992 lo explicaría francamente:



"Ganamos todo y nos resquebrajamos. ¿Qué se suponía que hiciéramos después? Dark side of the Moon fue la última gran colaboración entre nosotros. Después de eso, fue como estar casado a un nombre y no tener el coraje de divorciarse de él. Lo que siguieron fueron 10 años de infierno. Fue todo terrible. Todo".



El epitafio más duro, pero también el más honesto, que explica que hoy Gilmour, Mason y Wright caminen por el mundo con el nombre de Pink Floyd mientras que Waters sólo con los recuerdos y una mezquina carrera como solista que no le han dado los frutos que algún día obtuviera con sus socios, sus compañeros que en conjunto llevaron a los Floyd a concebir una de las obras que más han marcado la historia de la música popular y que hoy, luego de 30 años, vuelve con la misma vigencia de entonces.



VEA ADEMÁS:



»Cuando lo escuché quedé impactado»



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