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Marcelo Piñeyro: «Plata Quemada es una visión normal de la homosexualidad»

Agudo, crítico y controversial, gracias a cintas como Tango Feroz, Cenizas del Paraíso o Caballos Salvajes, Piñeyro se ha trasformado en uno de los cineastas más creíbles y exitosos de Argentina. Rodeado de una serie de polémicas en torno a la censura de Plata Quemada, el director trasandino conversó con el Mostrador.cl.


"Yo creo que jugaba en contra de la película para los censores el hecho de que el filme fuera argentino. En el campo de los rumores supe que habían presiones de la Secretaría de Cultura para que el largometraje fuera censurado. Probablemente, si la cinta fuese francesa no habrían reaccionado de la misma manera", señala el cineasta argentino.



Según los organismos de calificación cinematográfica, por su contenido violento y el tratamiento no condenatorio hacia la homosexualidad, la película ha recibido la calificación de «no autorizada para menores de 18 años». Además de las airadas protestas de la Comunidad Homosexual del vecino país, Piñeyro ha mostrado su descontento con la calificación dictada por el Instituto de Cine. "La intención del filme es tratar de entender universos tan lejanos y de entender cuáles son los móviles. Creo en definitiva que lo que puede haber molestado a algunos sectores en mi país tiene que ver con plantear una realidad que tal vez no quieren aceptar que exista", comenta el realizador.



¿Cómo tomó la calificación impuesta para mayores de 18 años en Argentina?
– Muy mal. No me lo esperaba y me pareció absolutamente injusto. En el primer certificado de calificación se señalaba que la cinta era una apología a la violencia y a la homosexualidad sin una visión condenatoria. Entonces nosotros apelamos por la inconstitucionalidad del fallo, y a partir de ahí todo entró en una nebulosa y nunca más se especificó el porqué de la calificación.



Plata Quemada sugiere más de lo que muestra. ¿Cree que el tratamiento del argumento fue lo que provocó la polémica?
– Yo creo que jugaba en contra por parte de los censores el hecho de que el filme fuera argentino. En el campo de los rumores supe que habían presiones de la Secretaría de Cultura para que la cinta fuese censurada. Probablemente, si la película fuese francesa no habrían reaccionado de la misma manera.



En cuento a la narración, ¿la historia funciona como una excusa para contar una historia de amor homosexual?
– Yo siento que el argumento sirve como coordenadas para darle el aliento trágico a la historia de amor entre los personajes. En este sentido intenté usar la trama policial como una cuenta regresiva que va transformando a estos tipos que empiezan como dos perdedores, y terminan a mi juicio, como héroes trágicos. Ese aliento creo que se lo da esta trama que los introduce en un camino sin retorno en el que no pueden parar hasta encontrarse con su destino.



Desde su perspectiva, ¿cuales son los temas más relevantes que trata la película?
– Yo creo que hay un tema que está por sobre todos y que trato de incluirlo en todos mis trabajos, que es esta especie de coalición entre los mandatos sociales, familiares, religiosos con el deseo. Yo siento que el resultado de esta coalición es lo que perfila nuestra identidad, la identidad de cada uno. En ese sentido, este filme me permitía jugar con ello pero también los personajes principales me permitían desarrollar una cierta visión normal de su homosexualidad y a la vez una homofobia interna muy fuerte en cada uno, que me parece una línea muy interesante del filme y sin duda la línea más compleja.



¿Algunos ejemplos?
– Cuando el Nene (Leonardo Sbaraglia) en un baño en Montevideo, se encuentra con un tipo que lo empieza a mirar y "coquetear", este lo comienza a insultar diciéndole "que te pasa, puto, maricón", mientras saca un revólver. La escisión entre emocionalidad y sexualidad tiene que ver con la homofobia interna del personaje, es decir, ese "marica del baño", como lo ve el Nene, es como puede ser visto él y, al no soportar esa mirada de sí mismo, refleja su odio hacia su condición de homosexual. Pero en cambio, con Angel (Eduardo Noriega) todo es distinto, se ablanda, todo gira entre ambos.



¿Es Plata Quemada una de sus películas más duras?
– Sin duda. Pero yo creo que si bien los temas son algo fuertes, en la cinta no están contados de una manera dura, o en otras palabras, no están contados para choquear ni visualmente ni argumentalmente. La intención del filme es tratar de entender universos tan lejanos y de entender cuáles son los móviles. Creo en definitiva que lo que puede haber molestado a algunos sectores al plantear una realidad que tal vez no se quiere aceptar que exista.



¿A nivel de guión, cuál fue la versión que se filmó?
– Por lo menos la sexta. Yo, en general, rescribo mucho los guiones, pero Plata Quemada, por factores ajenos a nosotros, se atrasó en el inicio del rodaje, y ahí depure el guión. Por ello la película que se rodó no es la misma que se habría rodado diez meses antes. No se si mejor o peor, pero sin duda, no la misma.



¿Hay diferencias importantes entra la primera versión del guión y la última?
– No muchas. Ahora sin duda que detalles en la narración se van desarrollando de mejor manera y más directa, limpiando el relato para que sea más claro.



¿El filme apunta a un público más serio o conocedor de cine?
– Yo creo que contiene la potencialidad para satisfacer a todo tipo de espectadores. Por ejemplo el cine de Tarkovsky es excluyente, en cambio mi trabajo atrae a mucho público, tanto a amantes del cinearte como a quienes gustan del cine hollywoodense.



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