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‘La gran fonda de Chile’: bastante más que sólo cueca y cumbia

Cuecas, cumbia, salsa, corridos, rancheras, vals y hasta foxtrot tiene este extensísimo compilado que recoge todas las tendencias rítmicas que se bailan en el país. Un trabajo cuidadoso y bien estructurado, que rompe la creencia de que las recopilaciones son malas.


Los compilados suelen ser polémicos. Siempre alguien queda afuera, siempre los dados quedan cargados, siempre hay disconformes. Los compilados dieciocheros, además, cumplen esa regla casi de modo grosero. Mucha cueca y cumbia, uno que otro corrido y pare de contar. Para que nadie diga que la cueca ya casi no se baila, generalmente se les da un espacio excesivo que, si se aplica en la fiesta casera, termina siendo un escenario en el que unos pocos bailan y el resto mira desde sillas y sillones.



En este caso, sin embargo, la excepción es "La gran fonda de Chile". Y qué excepción. Se trata de una edición de cuatro CD’s, de una hora cada uno, con ritmos variados y absolutamente bailables. En este caso, se conjugaron a la perfección calidad y cantidad. Es una mezcla absolutamente bailable, que no desprecia ni a la cueca ni a ninguno de los ritmos que han sido parte de nuestro ‘criollismo’.



Desde vals a salsa, pasando por la cumbia, los corridos, las rancheras, la cueca y hasta el foxtrot (con la legendaria pieza "En Mejillones yo tuve un amor", en la interpretación de Fernando Trujillo). Como se decía antiguamente, ‘de un cuanto hay’. Esta selección -amplia, equilibrada, bien estructurada- recoge a los grandes créditos de la música que se ha bailado por años en Chile. Es la herencia de varias generaciones, que se expresa en canciones de la Orquesta Hambaly, Los Llaneros de la Frontera, El Tío Roberto Parra, Giolito y su combo, Héctor ‘Gitano’ Pavez, Amparito Jiménez, Los Chileneros y los Viking 5, entre otros. Eso, sólo como botón de muestra.



Quien quiera encontrar tonaditas nostalgiosas -muy respetables, por cierto- puede buscar otra compilación: esto es ‘pachanga’ pura, organizada para no parar de bailar y no tener que detener el festejo cada dos minutos para ‘buscar’ una canción entretenida.



Los ritmos están estructurados de modo cíclico, y las cuecas vienen de a tres ‘patitas’ por vez, como corresponde. Las cuatro horas de música, además, recogen los diferentes tipos de cueca: campesina ("El guatón Loyola", "Esa chiquilla que baila", "Adiós Santiago Querido", porteña ("Yo soy dueño del Barón") y chora ("El arrepentido", "en capilla"), entre otras. Entre medio, joyitas como "El galeón español", "El bodeguero", "Corazón de melón", "Corazón de escarcha", "Conchita ingrata", "Abusadora" y "La piragua".



En síntesis, "La gran fonda de Chile" -editado por EMI y Chilevisión- es un trabajo de recopilación extenso y cuidado, detrás del que se adivina una larga labor de investigación. El dossier que acompaña el disco cuádruple trae además una serie de datos interesantes acerca del origen de la fonda chilena y los diferentes ritmos que se han bailado en el país.



Y aunque ya haya pasado el 18, es un disco fiestero todo terreno, que lo mismo sirve para el asado dominical, el cumpleaños y hasta un matrimonio alegre.

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