Los que si resienten la crisis son los productores independientes, mientras los grandes estudios siguen con proyectos multimillionarios, y la taquilla tanto en Europa como en EE.UU. se ha mantenido fuerte. Hay una fuerte presencia desde China y la India, y otros páses asiáticos.
En las semanas previas a la inauguración del 62 Festival de Cannes, se ha hablado mucho de un evento «austero», otra victima de la crísis internacional. Ya que estamos en los primeros días del certamen, y «en situ», ¿los hechos confirman las predicciones? Hay varias formas de evaluar el nivel de presencia e interés. Quizás el más llamativo es el número de participantes, entre periodistas, productores, distribuidores, etc. Incluso en años «normales», hace rato que mucha gente no está presente durante los 12 días del evento, concentrándose en la segunda semana que suele ser la más interesante. Parece haber menos gente en los pasillos del Palacio del Festival y las calles, y la espera para un computador libre en la sala de prensa ha sido más corta que de costumbre, pero podría ser sólo una impresión.
Lo que es cierto, segun conversaciones del corresponsal con hoteleros y corredores de propiedades, es que queda mucho espacio disponible para arrendar, con precios en baja. Algunos establecimientos de cinco estrellas han llamado a clientes potenciales ofreciendo descuentos de hasta un 40 %. A la otra extremidad del mercado, un hotel de 2 estrellas a 5 minutos del festival, ofrece habitaciones a partir de 57 euros ($ 45.000), una ganga jamás vista. Varios restoranes, supermercados e incluso empresas de courier también están en oferta.
Donde se nota más la baja afluencia es en la parte del recinto que ocupa la feria comercial adyacente al festival, Le Marché du Film. Menos stands, de tamaño más modesto y equipamiento más reducido. Los que si resienten la crisis son los productores independientes, mientras los grandes estudios siguen con proyectos multimillionarios, y la taquilla tanto en Europa como en EE.UU. se ha mantenido fuerte. Hay una fuerte presencia desde China y la India, y otros páses asiáticos (entre otras cosas, hay dos chinos, una indú, un paquistani y un coreano en el jurado principal de 9 personas). En ausencia de empresas privadas, los países con su stand oficial y chalets tienen una presencia mayor, y Chile obviamente se ha beneficiado de la flexibilidad de la oferta en cambiar la ubicación de su stand a un excelente lugar, al lado del principal pasillo por el cual deben obligatoriamente pasar todos los visitantes. El lunes 18, habrá fiesta chilena con vino y empanadas.
Las cuatro revistas de cine que publican una extensa edición diaria de difusión gratis durante todo el festival (una hazaña logistica, desde luego, ya que están disponibles a primera hora) siguen presente.
En cuanto al certamen mismo, es todo menos austero. Muchos directores de alto renombre están participando, dentro y fuera de competencia. Ahora bien, no siempre un buen director produce una buena película, y hasta el momento solamente hemos visto la cinta inaugural
«Up», una excelente obra animada tri-dimensional, fruto de una colaboración entre los estudios Disney y Pixar. Estos últimos, especialistas de nuevas tecnologías, insisten que a pesar del poco novedoso del sistema 3-D (ver películas con anteojos bicolores que dan una impresión tri-dimensional ya tiene más de medio siglo de trayectoria), lleva ciertas ventajas. Siendo la piratería una de las principales plagas actuales de la industria audiovisual, el hecho que para disfrutar plenamente del efecto, solamente se puede ver en sala, se considera una protección adicional a los derechos de autor.
¿Y las fiestas? El glamour siempre ha sido parte del atractivo en Cannes. Hasta el momento, hay varias programadas, y las publicistas que celosamente reparten las invitaciones parecen más dispuestas a acoger solicitudes sin hacerse demasiado rogar. Entre los eventos figuran una fiesta ofrecida el 18 de mayo por los joyeros suizos Chopard (diseñadores entre otros de la Palma de oro con el cual se premia en el festival), y la tradicional gala de caridad en favor de las victimas del SIDA que preside Sharon Stone, con la presencia del ex-presidente Bill Clinton. Los yates privados siguen en la bahía (incluyendo el mega-yate de Paul Allen, co-fundador de Microsoft), no obstante que los que se ofrecían para arriendo han tenido problemas para conseguir clientela.
No obstante, parece que también hay fiestas «fantasmas». Muchos corresponsales que encontraron en sus casilleros invitaciones para la inauguración de una muestra artística en el prestigio hotel Carlton Intercontinental, llegaron al recinto para efrentarse con el hecho que el establicimento desconocía la existencia tanto de la muestra como de su cóctel de inauguración.
