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El tango, baile arrabalero con una «historia negra»

Partituras, discos y fotografías de época originales y en su mayor parte inéditas cedidas para la ocasión conforman un recorrido que arranca en las últimas décadas del siglo XIX.


El tango, de raíces arrabaleras, tiene también una «historia negra» que le emparenta con los ritmos afroargentinos, un «secreto a voces» que ha rescatado el antropólogo Norberto Pablo Cirio.

«Si bien siempre estuvo ese rumor más o menos fundado de la presencia negra en el tango, fue mal estudiado y peor comprendido», explica a Efe Cirio, promotor de la exposición «Historia negra del tango», que acaba de inaugurarse en Buenos Aires.

El antropólogo decidió entrar en contacto con la comunidad argentina de ascendencia africana para saldar esta «deuda histórica y social con uno de los grupos fundadores de la patria».

Bajo el lema de que «todo tiene su historia negra, pero de ésta estamos orgullosos», el antropólogo ha organizado una muestra compuesta por más de un centenar de piezas que pretenden avalar este pionero enfoque sobre una realidad que había sido vagamente tratada a nivel académico y siempre desde una perspectiva blanca, recuerda Cirio.

Partituras, discos y fotografías de época originales y en su mayor parte inéditas cedidas para la ocasión conforman un recorrido que arranca en las últimas décadas del siglo XIX y analiza el candombe, «la música y el baile distintivos y emblemáticos de esta comunidad», y la música de las comparsas de carnaval, que para Cirio dibujan el contexto en el que nació el tango.

La exposición ahonda en la presencia de afroargentinos en los diferentes períodos del tango como género, a partir de la figura de Rosendo Mendizabal, «un hito indiscutible» en los orígenes del tango, opina el especialista.

La mayor «joya» de la muestra, instalada en el museo Casa Carlos Gardel, es una partitura original de 1897 de «El Entrerriano», una de las más destacadas composiciones de Mendizabal, cuya publicación marcó para Cirio el origen de la «Guardia Vieja» como período estilístico del tango.

La exposición destaca también las figuras del compositor y músico Leopoldo Ruperto Thompson, quien introdujo el llamado estilo «canyengue», y del pianista y compositor Horacio Salgán, cuyo tango «A fuego lento» fue «el germen de todo el movimiento estético de Astor Piazzolla y su escuela», asegura el antropólogo.

Otro de los compositores destacados en la muestra es Enrique Maciel, cuyo vals «La pulpera de Santa Lucía», de 1929, es a juicio de Cirio «el himno, la obra emblemática de los valses criollos».

«Desde el origen del tango hasta el presente siempre ha habido músicos, compositores y bailarines negros», explica a Efe Horacio Torres, director del museo, quien recuerda que dos de los seis guitarristas de Gardel eran afroargentinos.

Completan la muestra partituras y discos de compositores blancos como Sebastián Piana o músicos como Alberto Castillo, que tratan desde diferentes perspectivas la temática de la negritud.

Cirio considera que lo innovador de esta propuesta es que «nunca antes la comunidad afroargentina había sido consultada y estudiada, nunca antes se le había dado la palabra, la voz y el voto en esta historia».

A su juicio, «en el mejor de los casos, quienes escribieron a favor de esta teoría lo hicieron basándose únicamente en documentos escritos producidos por blancos, lo cual no es malo en sí mismo, pero es parcial, y, como toda verdad parcial, termina siendo falsa».

«Esta cuestión ha sido mal estudiada por falta de pruebas, pero fundamentalmente por la estrechez teórica de una visión europeísta, resultante de cómo nos pensamos los argentinos como nación», en cuya construcción de la identidad «se enfatizó un proyecto blanco europeo y se cubrió con un manto de olvido a otras tradiciones culturales anteriores, como la negra o la aborigen», concluye.

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