Publicidad
Alberto Fuguet: “Chile es un país que te sorprende, es tan fascinante como imbancable” Para el escritor y cineasta hay una crisis de identidad y “cambios por hacer”

Alberto Fuguet: “Chile es un país que te sorprende, es tan fascinante como imbancable”

A pocos meses de cumplir 50 años, uno de los artistas contemporáneos chilenos más controvertidos prepara el estreno de una película y el lanzamiento de un nuevo libro. «Chile claramente creció gracias a las hormonas neoliberales y ahora, que es un adolescente, sufre una crisis de identidad», dice el autor.


El escritor y cineasta Alberto Fuguet no para. Ya sea por su película “Locaciones”, que se estrena online el jueves 21 de noviembre, o por “Tránsitos” (Ediciones UDP), su último libro, un delicioso mamotreto de 500 páginas que será lanzado antes de fin de año, el “autor joven” que hizo explotar a comienzos de los 90 el panorama literario local con una bomba llamada “Mala onda” (éxito de ventas y víctima de la crítica al igual que su debut cinematográfico “Se arrienda”) y que se convirtió en ícono de la Nueva Narrativa y se prepara para cumplir 50 años en marzo próximo, tiene la agenda llena. “A veces me dan serias ganas de jubilar o tomarme un gran sabático para leer y ver y dormir y pasear”, confiesa.

afiche locacionesAun así, se aguanta. Después de “Locaciones”, que se mostró en octubre en el festival de cine Sanfic y que indaga en una obsesión personal por la cinta “La ley de la calle” de Francis Ford Coppola,  Fuguet actualmente está en pleno montaje de “Invierno”, su próxima obra cinematográfica, y además está tomando notas “y leyendo y ensayando para estar listo para una novela nueva; quiero escribir una novela de ficción porque me están diciendo que ya no escribo ficción”. Eso sin tomar en cuenta un “proyecto raro de hacer un libro de cine con crónicas de películas de la era de oro del cine americano, es decir, los 70”.

Toda esa vorágine creativa no sólo está relacionada con él y una “revolución digital” gracias a la cual para Fuguet “ya no hay demasiada diferencia real entre filmar y escribir”, pensando que hoy una computadora puede servir para editar tanto un libro como una película. También parece vinculada al surgimiento de un Chile distinto, claro está, entre otros por los crecientes cuestionamientos al modelo neoliberal.

“Chile siempre te sorprende. Las contradicciones actuales de este país son tan fascinantes como –claro– imbancables”, señala. “Dicho eso: me parece un gran país. Un país en progreso, mucho más progresivo y tolerante de lo que se cree, donde la derecha o la iglesia no es tan importante como algunos de los que les temen quieren hacernos creer”.

Para el artista, “Chile claramente creció gracias a las hormonas neoliberales y ahora, que es un adolescente, sufre una crisis de identidad”, aunque no severa ni “para que el país se venga abajo”. “Claramente hay cambios que hacer, ajustes, entre ellos uno no menor: no es cosa de cambiar la Constitución, de mejorar la educación, de legalizar el aborto. El verdadero tema es captar que el país es uno que va hacia adelante y muchos insisten en quedarse pegados en el  pasado: con sus valores, sus pitutos, sus quiebres, sus visiones de mundo”. Un país cambiante “que cuando alcanzó un cierto nivel de confort y crecimiento, empezó a alegar y exigir más. Es lo que corresponde; es lo mínimo”.

Los nuevos escritores y cineastas

De paso, para Fuguet estos movimientos telúricos han convertido al país en “un sitio ideal para escribir y filmar”.

Por ejemplo, consultado sobre el panorama literario actual, habla de un escenario “movido, burbujeante». “Y lo veo moderno, contemporáneo. Me hubiera encantado partir ahora: una era de nichos, con (Roberto) Bolaño como la estrella distante y que alumbra, con editoriales boutiques, con una hermandad de autores jóvenes por red (que era lo que buscaba con McOndo), donde nada está prohibido y quizás el único enemigo es la competencia de los otros medios que te quitan posibles lectores”.

Para Fuguet, los autores nuevos “son muy globales, muy al día, leen y ven de todo y no escriben necesariamente desde ‘un Chile’”. Entre ellos destaca a Diego Zúñiga, Juan Pablo Roncone, Alejandro Zambra, Álvaro Bisama, Mike Wilson, Francisco Díaz Klaassen, Maori Pérez y María José Viera-Gallo. “Pienso en gente menor que yo, claro”, dice.

-¿Crees que las camadas de nuevas generaciones están, tanto o más influenciadas que por la literatura, por el cine y la TV? ¿Algo que antes era casi un pecado, no?

“Sí, claramente. Pero no sólo los creadores sino el público, que al final es lo que más importa. No porque la idea es conquistar al público sino porque al final esto es una conversación y es complicado hablar con alguien que no entiende tus códigos. Hoy el disco duro de los lectores y los espectadores se parece en algo con el de los creadores. No hay esa distancia. Ya no es pecado, es más bien el alimento diario. Leer (lo que sea) es uno de los tantos consumos que yo y muchos hacen y no es mejor ni peor ni más importante que consumir series o ver cable o escuchar música o ver películas o surfear la red”.

– Antes los escritores de ficción eran donosianos y ahora parece que todos son bolañistas, ¿qué salto y qué moda hay de uno a otro?

“Creo que no es tan así. Es más un invento de los críticos o capaz de los mismos autores. Yo por default era un donosito, pero no realmente. Se ha machacado mucho que los nuevos son wanna-be’s de Bolaño. Quizás. Pero por el lado de querer vivir al borde, de ser global-marginal, por la cosa fronteriza, por ser detectives salvajes, al final. Es cierto que algunos han abusado de la fórmula ‘libros sobre libros’, pero ese género es anterior a Bolaño: él lo hizo popular. Creo que hoy pocos desean tener una vida y una obra como la de Donoso (encerrada, angustiosa, escindida) y les parece más atractiva de la Bolaño. Yo pienso igual, por cierto. Tener héroes siempre es bueno y si ese héroe es un compatriota, tanto mejor.

El boom creativo actual de la literatura también se ve en el cine. “Ahora se puede filmar. Chile está de moda. Puedes gastar mucho dinero y acceder al Fondart si tienes la suerte o los contactos y la artesanía para postular a fondos o puedes hacer lo que quieres y apostar por el cine garaje”. Una diferencia sideral con las décadas pasadas. “Y si tu película no tiene sala, bueno ahora al final todo el mundo ve las películas en la red, por lo que no es tan tremendo no tener una pantalla; peor era no tener una película”.

“En cuanto a los cineastas nuevos son –creo– la primera generación que estudió cine, y algo más importante: son cinéfilos”. Entre ellos menciona a Rodrigo Marín, Pablo Cerda, Nayra Illich, Dominga Sotomayor, Omar Zúñiga, la dupla Daniel Peralta-Tomás Verdejo. “Y me gustaron las últimas cintas de (Matías) Bize, me gusta ‘Gloria’ de Leilo, Sebastián Silva claramente ya es un autor internacional con un mundo propio y es curioso que sus cintas menos conocidas son las más entrañables (‘Gatos viejos‘, ‘Crystal Fairy’, ‘La vida me mata’). ‘Las cosas como son’ de Fernando Lavanderos es una cinta notable que capta muy bien el hoy y me gustó mucho”.

“Seguro que me salto y olvido a muchos”, dice a modo de disculpa.

Sueños de juventud

En tanto, a nivel personal, a pocos meses de cumplir medio siglo y mirando atrás, a sus sueños de juventud, al menos, Fuguet (cuyas preferencias actuales oscilan entre libros como “Fallas de origen” del mexicano Daniel Krauze o la biografía de Alejandra Matus de Lucía Pinochet, y películas como la comedia americana “We are the Millers” o “la nueva cinta-documental de Sarah Polley”) parece satisfecho con lo alcanzado hasta ahora.

“Aunque yo nunca pensé ni soñé ser escritor, pero sí logré hacer cine. No, no era como me lo imaginaba. Es mejor y a la vez peor. O mejor: es un agrado ser y hacer lo que quiero y quería pero eso no es todo. Digo: creer que has cumplido tus sueños es el inicio del fin o –peor– el comienzo de una debacle”, advierte.

“Yo creo que uno siempre está partiendo, fallando, experimentando y uno aún no tiene del todo claro si llegó a la meta. Falta.  Hablemos en 30 años más. Lo que sí está claro, que me tiene contento lo que hago, poder hacer esto, y no hacer otras cosas. Eso sí. Y además tengo más que claro que la supuesta felicidad que uno imaginaba de joven no es ser escritor o cineasta. Es que esos trozos de ti sean parte integral del resto de tu vida y tu existencia”.

Publicidad

Tendencias