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“Cuarto Medio”, el docurreality de TVN que critica la educación desde la realidad Katherina Harder, su joven directora de 26 años, confiesa que no era el objetivo principal

“Cuarto Medio”, el docurreality de TVN que critica la educación desde la realidad

La obra está compuesta de catorce capítulos que cuenta cómo vive su último año escolar un grupo de estudiantes de un colegio subvencionado en La Cisterna. Es obra de Parox, la misma productora de “El reemplazante”. Se trata de un registro que no sólo permitió visibilizar una experiencia educativa promedio, sino deslizar críticas al actual sistema escolar.


En el año “E” (de “educación”), el docurreality “Cuarto Medio”, que hace dos semanas partió en TVN, viene a poner su grano de arena al debate sobre el tema probablemente más importante en la actualidad en nuestro país. Se trata de un documental de 14 capítulos filmado en un colegio subvencionado de La Cisterna, cuya tercera emisión se verá este jueves.

La producción es obra de Parox, la misma entidad que estuvo detrás de la serie “El reemplazante”, que también hablaba del tema de la educación. En este caso se trata de seguir los últimos días de clase de un grupo de alumnos de cuarto medio, y de cómo viven su paso del mundo escolar al adulto.

Un registro que no sólo permitió visibilizar una experiencia educativa promedio, sino deslizar –esta vez desde la realidad- críticas al actual sistema escolar, aunque ése no fuera el objetivo original de su realizadora, Katherina Harder (Iquique, 1988).

Making-of

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“Existencialista”

La directora del “docurreality” insiste en que el primer objetivo fue el registro de una “visión más existencialista”, al hablar de la etapa que viven los chicos cuando están en cuarto medio donde “de alguna manera están tomando una serie de decisiones sobre el resto de su vida siendo solamente niños”, en un paso “de la niñez a la adultez”.

“Nosotros no queremos hacer una crítica”, dice, a diferencia de ”El reemplazante”, cuyo enfoque era “más crítico y social”.

Sin embargo, admite que del relato del documental “se desprenden críticas al constatar el estado del sistema” y nace una reflexión “sobre el estado actual de la educación chilena”.

“Luego del primer capítulo leímos varios comentarios de la gente y uno que nos llamó mucho la atención señalaba que tras su estética juvenil y aparentemente ‘light’, por así decirlo, el programa escondía una crítica ‘brutal’ al sistema”, cuenta.

Un sistema en el cual un chico puede estudiar mucho, pero no va a poder rendir lo mismo que otro muchacho de un colegio con más recursos si la base que le da su propio colegio es débil, reflexiona Harder, cuya experiencia le enseña que  “la gente en el colegio está pagando por un círculo social en el cual los hijos luego se van a mover en el mundo”, con lo cual se genera una segregación que “obviamente” afecta la educación.

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Clase media

¿Pero cómo llegaron los realizadores al Chilean Eagles College, y cómo les afectó a ellos su relación con los muchachos?

Harder explica que tras evaluar distintos establecimientos, y tomar en cuenta factores como la disposición de los colegios, apoderados y alumnos, los realizadores optaron por una escuela de clase media, que sin embargo incluye distintas realidades.

“Te puedes encontrar un personaje como Carlos, que vive en una pieza con toda su familia, pero también con una chica que es de su mismo curso y que pretende viajar”, cuenta.

Fueron más de seis meses de grabaciones, que comenzaron a fines de mayo de 2013 y se extendieron hasta enero pasado. Un tiempo que permitió a realizadores y estudiantes aprender los unos de los otros, según la cineasta, a la cual por su juventud no le pareció una experiencia tan lejana.

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Katherina Harder, directora.

“Como equipo además volvimos al colegio de alguna manera viviendo estas experiencias con ellos. Nos acordábamos de los momentos en que pensábamos que era el momento más importante de nuestras vidas, de que teníamos que tomar una serie de decisiones sobre si seguir lo que nos gustaba o no, que al final son las experiencias que universalizan la serie. Incluso nos identificábamos con algunas de las historias y reflexiones de algunos de los chicos”,  cuenta esta cineasta de la Universidad de Chile y ganadora en 2011 de un premio en el festival de Valdivia por su cortometraje “Memorias del viento”.

Para los estudiantes, por otro lado, el hablar de sus experiencias y las preguntas que les hacían los realizadores, los hizo darse cuenta de cosas que no había pensado antes. “Al verbalizar cosas aparecen elementos de los que uno no se había percatado”, explica. “Creo que es un proceso de crecimiento personal en ese sentido”.

“Ha sido una experiencia super gratificante, porque uno aprender mucho de las realidades de los otros personajes”, señala.

Otro punto fue la reacción de los estudiantes al verse en pantalla. “Era el punto que más nos preocupaba, si iban a sentirse adecuadamente representados”, señala. Afortunadamente, “se pusieron súper contentos, y muchos se emocionaron al ver sus propias historias en pantalla”.

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