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Vanessa Vargas, la periodista que se sentó en la izquierda-whisky: “La cocaína hace menos mal que la Concertación” Cuestiona aporte de

Vanessa Vargas, la periodista que se sentó en la izquierda-whisky: “La cocaína hace menos mal que la Concertación”

El 23 de abril la periodista, que 2006 participó de la «Revolución pingüina», escribió la columna «Álvaro Henríquez: la caída de otro ícono de la izquierda whisky», desatando con ello una gran polémica y cientos de posteos al declarar que el «mundillo de la vanguardia noventera» estaba en decadencia y que ya era hora de que jubilaran. En esta entrevista, Vargas explica el por qué de sus declaraciones y asegura sentirse optimista de que los artistas de su generación no sufrirán el mismo “aburguesamiento” de (Álvaro) Henríquez o (Rafael) Gumucio.


Levantó una polvareda con una columna en el diario electrónico El Desconcierto, donde criticó al músico Álvaro Henríquez por “aburguesarse”, y donde también les apuntó al escritor Rafael Gumucio y a la actriz Patricia Rivanedeira. Ahora, en esta entrevista, la periodista Vanessa Vargas amplía sus dichos sobre su descreimiento de los viejos estandartes artísticos de los 90 que terminaron apoyando a la Concertación, un conglomerado al cual también le da con todo.

Como punto de partida, hay que decir que esta joven de 25 años (1989) generacionalmente se siente parte del Movimiento Estudiantil, al que experimentó primero como escolar –vivió la Revolución Pingüina “como todos, en las tomas”– y luego como estudiante en práctica. Y es la pertenencia a esta generación –que para muchos sufrió la traición de la Concertación en el tema educacional ya en 2006– la que la hace pararse de forma distinta frente a los íconos de los años 90.

Vargas señala que los ataques del ex vocalista de Los Tres a Los Bunkers (dijo que celebraba su separación y que nunca habían sido un grupo importante, a pesar de que incluso produjo un disco de ellos) fueron la excusa para escribir “Álvaro Henríquez: la caída de otro ícono de la izquierda whisky”. “Me interesaba hablar sobre los referentes culturales de los 90, que (hasta ahora) no estaban tan desprestigiados como la Concertación”.

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Vanessa Vargas
Foto: Gentileza Vanessa Vargas

 Incomprensible

Partiendo por el propio Henríquez, Vargas no tuvo que investigar demasiado para criticarlo. Para la periodista resulta incomprensible –y difícil de olvidar– que alguien toque “El Pueblo Unido”, como hizo Henríquez en el Festival de Viña del Mar en 2004, y luego actúe en la campaña de Eduardo Frei, como ocurrió en 2009. “¡Por Frei!, ¡qué personaje más obsoleto!”, señala.

“Antes esas cosas las dejaban pasar, pero ahora ya no es tan así”, indica. Henríquez “sigue dando esa imagen (de rebelde), pero no sé qué tanto corresponde a la realidad”.

Vargas critica el vínculo con esa “clase política que está tan desprestigiada. Por eso nos duele la guata al ver a la Camila (Vallejos) o la Karol (Cariola) con (Guido) Girardi, algo intolerable sobre todo para muchos jóvenes que marchamos con ellos”. Y, volviendo a Henríquez, agrega: “De hecho, creo que la coca hace menos mal que la Concerta”, en alusión al supuesto consumo de la droga por parte del músico, del cual “quizás esperamos demasiado”.

¿Pendejos?

Otro pie para hacer su nota fueron los dichos descalificatorios de la actriz Patricia Rivadeneira (1964) contra el Movimiento Estudiantil –en una reciente entrevista que publicó el semanario The Clinic–, al afirmar que la Concertación de “centro izquierda” había dado batallas “más cototas” que los “pendejos” de hoy.

Rivanedeira se hizo famosa en 1992 con una performance en el Museo de Bellas Artes de Santiago (1992), donde apareció crucificada envuelta en la bandera nacional en protesta por la discriminación a las minorías étnicas y sexuales, antes de convertirse en agregada cultural en Italia durante el gobierno de Ricardo Lagos, cargo que desempeñó entre 2001 y 2006.

“La actriz dejó en evidencia el abismo generacional que la separa de las nuevas juventudes que hoy ponen en marcha un nuevo ejercicio político”, escribió Vargas en su columna.

La periodista también critica a Gumucio (1970). “Mucha gente de mi generación no crecimos viéndolo, pero hemos visto ahora ‘Plan Zeta’ y lo encontramos genial, súper bien, pero no es nada más que eso”. Lo tilda de “arrogante” por tratar a los animalistas de “nazis”, una “crítica bastante cuestionable”, luego que Gumucio atacara en la red social Twitter a las personas que fueron en rescate de los animales afectados por el incendio que afectó a Valparaíso. “Él tiene esa arrogancia para escribir así siendo que actualmente no mueve un dedo por nadie”, agrega.

En resumen: los integrantes de “esta vanguardia, que en su momento fueron súper rupturistas durante los 90, como artistas, ya actualmente no lo son. Tienen un discurso que, creo yo, ya no se identifica con la mayoría de los jóvenes”, asevera. “En la generación de mis papás estas figuras seguramente se aplaudían, pero nosotros ya no estamos en esa”.

“Se suele decir que se aburguesaron. Si bien ellos nunca fueron personajes muy referentes del pueblo, tuvieron posiciones mucho más rupturistas en su momento pero actualmente ya están en otra. Fue el discurso de ellos, más que todo, lo que se oxidó, más que ellos como figuras. Lo que representan actualmente ya no tiene sentido. Cuando Rivanedeira se sacó la ropa en los 90 fue super cuático, pero para nosotros no refleja mucha rebeldía”, señala. “Es ese tema de la irreverencia, de decir cosas políticamente incorrectas, pero en el fondo no hacer nada más”.

Ejemplos diferentes

De esa generación que luchó contra la dictadura, la periodista sí rescata en cambio a personajes como el escritor Pedro Lemebel (1952) o Jorge González (1964).

“Lemebel es un gran ejemplo”, señala. “Siempre ha estado un poco afuera, al margen, pero sigue siendo un referente muy bacán. A pesar de que lleva bastantes años, mucha gente de mi generación lo lee con atención, no sólo por el tema de la homosexualidad, sino por su forma de reivindicar al pueblo, lo popular, eso se agradece bastante. Creo que eso les hace falta hoy día a los artistas. Hay grandes artistas como Gepe, que son buenos igual, de agradable música, pero no sé si reflejan tanto el mundo popular, el mundo de la calle. Quizás eso hace más falta”, explica.

González, en tanto, si bien en su opinión no es exactamente lo mismo, “nunca ha apoyado ninguna campaña política de la Concertación. De hecho, la única vez que tocó con políticos fue con Gladys Marín”.

Vargas destaca hechos como que “el año pasado (González) fue a una toma en la USACH, sin prensa, sin nadie, a tocar la guitarra. Creo que ese tipo de cosas marcan una diferencia respecto a Henríquez, pese a todas las críticas que se le puedan hacer a González”.

La periodista también es optimista en cuanto a que a los artistas actuales de su generación no sufrirán el mismo “aburguesamiento” que Henríquez o Gumucio. Rescata a raperos como el músico y productor Portavoz, originario de Conchalí, cuyas canciones “musicalizaron muchas tomas”, a su colega Subverso o el vocalista Cristóbal Briceño. “No veo a un tipo como Portavoz portándose como Álvaro Henríquez”, asegura.

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