Hoy se inaugura el Festival Internacional de Cine de Viña del Mar
El certamen que se extiende hasta el sábado, se realizará en cuatro sedes de la ciudad. Habrá preestrenos, competencias, actividades académicas y lanzamientos de libros, entre otras actividades. En la gala inaugural se estrenará el estreno de “Eco de la Montaña”, documental del mexicano Nicolás Echevarría, que ganó el Premio Mezcal en el Festival de Guadalajara.
La 26 edición del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar (FICV) arranca hoy y se extenderá hasta el sábado, incluyendo preestrenos, competencias, actividades académicas y lanzamientos de libros, entre otras actividades.
Con México como país invitado, se presentará una valiosa selección de producciones recientes hechas en dicho país, que será representado por el director Arturo Ripstein (“Profundo carmesí”). Además estarán presentes los cineastas argentinos Martin Rejtman (“Los guantes mágicos”) y Santiago Loza (“Los labios”).
«Los Guantes Mágicos» de Martín Rejtman
La oferta incluye más de 150 películas que se exhibirán dentro de diversas categorías y secciones. También se llevará a cabo el Primer laboratorio de especialización documental, DocuLab Andino- CHILE, que es parte de las diversas iniciativas que surgen de la alianza estratégica con el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, así como una competencia de cine de regiones.
Ayer se realizó la primera actividad ligada al festival, el “Primer encuentro regional sobre Televisión, Estado y rol de las universidades públicas”, en el Centex de Valparaíso. Este contó con exposiciones de Edgar Doll, director artístico de FICV, además de Danilo Ahumada (UPLA TV), Roberto Trejo (UES TV) y Udo Jacobsen (Escuela de Cine UV).
Hoy, a las 18:30 horas, será la gala inaugural con el estreno de “Eco de la Montaña”, documental del mexicano Nicolás Echevarría, que ganó el Premio Mezcal en el Festival de Guadalajara. Se centra en Santos de la Torre, artista que vive aislado e ignorado en su país pese a que un mural suyo adorna una importante estación de París. La aclamada cinta sigue su peregrinaje a través de la llamada Ruta del Peyote.
Este año, la Competencia Latinoamericana de Largometrajes está compuesta de películas provenientes de México, Brasil, Venezuela, Argentina, Uruguay y Chile e incluye títulos alabados como “La danza de la realidad” (Alejandro Jodorowsky) y “El color que cayó del cielo” (Sergio Wolf), entre otros. Como es habitual, también habrá una Competencia Latinoamericana de Cortometrajes y otras dedicadas a Obras Regionales y Escuelas de Cine y Audiovisual de todo el continente.
Película «Ciencias Naturales», seleccionada para la Competencia Latinoamericana de Largometrajes
“El interés de quienes realizamos FICVIÑA, desde lo que son sus contenidos, es que el público cinéfilo pueda acceder a los filmes que no están ni estarán en cartelera en nuestro país, esto por la sencilla razón que no existen hoy, excepto en contados circuitos de esfuerzos e iniciativas de pocas personas, los espacios para la exhibición de los filmes de nuestra Latinoamérica”, destaca Doll. “Es algo que debemos reflexionar y contribuir a que el foco de la exhibición y explotación fílmica se abra hacia el cine de nuestros países y no sólo de la producción del norte”.
El evento posee varias características que lo distinguen de otros festivales. Uno es la decisión de hacer una competencia internacional con documentales y ficción, cuenta Doll.
“Pensamos que hoy el cine ha perdido un poco la lógica del género y se han generado lenguajes híbridos, lenguajes que recurren tanto a operaciones documentales tanto como de ficción en un mismo film”, afirma.
Película «Carmita» seleccionada para la Competencia Latinoamericana de Largometrajes
“Muchas veces esas películas que muchas veces son autorales y de búsqueda, ése es el cine que hoy se está produciendo. No son películas tanto del establishment, son películas que llegan y logran conseguir un sitial importante en los distintos soportes de distribución. Entonces, como las fronteras que definen una película hoy son más débiles, consideramos que era oportuno abrirse a los distintos lenguajes, porque lo que se premia es la calidad de las propuestas, la experiencia del cine frente al cine, la dimensión de sus temáticas, la dimensión de su trabajo estético”.
La apertura del festival a los nuevos realizadores, incluso más allá de América Latina, es otra de las innovaciones del evento.
“Nosotros consideramos que hoy un festival como este debe dar un espacio para realizadores jóvenes”, explica. “Muchos de estos realizadores jóvenes todavía están en las escuelas de cine y nos pareció muy pertinente no quedarnos en esta categoría sólo en el ámbito latinoamericano, sino también abrirnos a lo internacional”.
Cortometraje «Taunus 79»
La convocatoria fue, según dice, para escuelas de cine a nivel internacional, y encontró un eco muy positivo.
“Recibimos una cantidad importante de películas, muy diversas, estamos hablando que participaron estudiantes de Italia, España, Polonia, Alemania, y lo novedoso es que mucha de esta gente viene al festival. Uno siempre espera que sólo vengan los realizadores de los largometrajes, pero había mucho interés entre los realizadores jóvenes de ser parte del festival”.
Añade que esta convocatoria además permite que las escuelas chilenas se puedan medir, en términos de cómo están produciendo comparados con las escuelas de cine de otros países.
La apertura de la competencia a otros países fuera de Latinoamérica también se explica por la importancia de generar posibilidades de coproducción.
“En esta oportunidad viene cineastas de distintos lugares para compartir con estudiantes de acá”, dice. “Para nosotros es ideal generar e espacio de reunión, en donde a la larga pueden construirse alianzas y empezar a generarse espacios para posibilidad de la coproducción a futuro. Es muy importante crear el espacio donde puedan confluir estos jóvenes realizadores del mundo con este interés también de que sus películas se proyecten hacia un espacio industrial”.
“Al fin es un semillero para lo que puede venir al futuro en el cine, por eso se abre a lo internacional, más allá de lo latinoamericano, en términos de que hoy hay mucho interés en muchas escuelas de cine en el mundo que también tiene los ojos puestos en la coproducción y Latinoamérica es un espacio muy interesante, porque para ellos es un espacio que reviste todas las condiciones para poder filmar”, asegura.
Otro espacio novedoso es la competencia de de películas de regiones, tomando en cuenta que la producción de Chile casi siempre se focaliza en Santiago.
“Nosotros consideramos que las películas que se están haciendo en regiones son distintas a las de Santiago, y hoy están ocupando un espacio importante”, asevera.
Son siete películas que reflejan diferentes estilos, temáticas y géneros: “Pullay, la murga de una noche” (Yerko Ravlic, documental), “El Sapo” (Patricio Vial y Cristian Vidal, documental), “Mala Muerte” (Carlos Lértora, documental), “Un puñado de cerezas” (Rosa Cáceres Hernández, ficción), “Taucan” (Sergio Olivares, documental), “Migration” (Álvaro García, ficción) y “Nauseabundo” (Oscar Baeza, documental).
Cortometraje «Un puñado de cerezas» seleccionada para la Competencia Obras Regionales
Doll resalta que estos films además cumplen la función de congregar a parte importante de la comunidad en donde se produce la película.
“Una película para una región es muchas veces un gran evento, donde muchos contribuyen y entonces hay que tener un espacio más grande, un espacio institucional para que esas películas puedan exhibirse y los realizadores y productores de gente que viene de otros países tenga también la posibilidad de ver esos materiales y darse cuenta que la producción no está solamente centralizada, sino que también hay trabajos muy serios de realización profesional que se están haciendo en distintas regiones de Chile”, declara.
En esta ocasión llegaron películas de Coquimbo, Valparaíso y Copiapó, entre otros. “La selección son las mejores películas que pudimos observar. Es un gran espacio de apoyo para la producción en regiones, que es más difícil de hacer, que tiene menos cabida en pantallas y esto también es coherente con lo que nosotros somos como festival, que somos de provincia”.
Cortometraje «El Sapo» seleccionada para Competencia Obras Regionales
La competencia aparte del cine regional se explica porque las películas internacionales llegan en gran volumen y muchas de esas películas son hechas en espacios industriales.
“Yo creo que una de las características de nuestro festival es cierta diversidad, entendiendo que todas nuestras competencias se componen sin diferencia por películas documentales y ficción”, asevera. “Hay obras hibridas que están en regiones, un poco más experimentales, que históricamente quedaban afuera porque no se sabía dónde ponerlas”.
Otro punto a destacar es el Doculab, un laboratorio de documentales que surgió hace seis años bajo el alero del Festival de Cine de Guadalajara. Se trata de un espacio de presentación de documentales que están en proceso y requieren recursos operaciones para poder terminarse.
Los realizadores, seleccionados a partir de una preselección, son de países latinoamericanos como Perú, Bolivia, Uruguay y Paraguay.
“Las películas se presentan a un grupo de documentalistas profesionales, ellos revisan cuidadosamente el material y van dando luces a los realizadores de que es lo que tiene y para donde podría ir el trabajo”, indica Doll, entre los cuales se encuentran el cineasta Carlos Flores. “Este diálogo se produce con público presente, que son principalmente estudiantes invitados a estas muestras y que tienen también un espacio para hacer preguntas sobre los trabajos”.
Para Doll, la idea es que esas películas logren un cauce hacia otras instancias del mismo festival, como por ejemplo Viña Construye, y que tengan posibilidad de ser seleccionadas en Guadalajara. “La idea del Doculab es potenciar la producción del documental chileno y generar una circulación de documentales de los países convocados”.
