La exposición «Monumento Editado» se extiende al 12 de marzo en Metales Pesados Visual
La muestra consta de fotografías y un video manipulados digitalmente con el propósito de generar ficciones en torno a Monumentos Conmemorativos. La exhibición pone en jaque la funcionalidad que tienen estas esculturas. Esta técnica utiliza los propios pedestales para borrar u ocultar la identidad de los personajes representados, dejando sólo a la vista elementos formales de la escultura. El resultado es un escenario distinto para el espectador, alterado por una mano externa, pero al mismo tiempo conocido a ojos de quienes transitan día a día por estos monumentos invisibles.
Como tantas otras ciudades, el centro de Santiago se ve ocupado por decenas de monumentos que recuerdan a personajes importantes para el país. Próceres que en algún momento contribuyeron a la historia chilena y al moldeo de un ideal de nación, pero que hoy son desconocidos por los cientos de santiaguinos que caminan por las calles de la capital. Este es el punto de partida de Andrés Durán para montar a exhibición pone en jaque la funcionalidad que tienen los monumentos de próceres chilenos en Santiago, .
La muestra consta de fotografías y un video manipulados digitalmente con el propósito de generar ficciones en torno a Monumentos Conmemorativos. Esta técnica utiliza los propios pedestales para borrar u ocultar la identidad de los personajes representados, dejando sólo a la vista elementos formales de la escultura. El resultado es un escenario distinto para el espectador, alterado por una mano externa, pero al mismo tiempo conocido a ojos de quienes transitan día a día por estos monumentos invisibles.
El artista visual toma el pedestal como centro del montaje, ya que lo considera un elemento que eleva la escultura sobre la altura media de los transeúntes y constituye un punto de transición entre el espacio urbano y el monumento. “Para mí es como si la cuneta se fuera transformando en una forma escultórica hasta después portar la escultura más figurativa. Es un espacio de transición”, explica Durán.
El mismo objeto que sostiene al personaje de piedra es usado para modificar la obra original, así el autor le entrega una medida de verosimilitud al utilizar el mismo lenguaje estético y textura, a pesar de que no sea exactamente el mismo pedestal. Este elemento aplasta la identidad de los personajes. Asimismo, el nombre y otras inscripciones son borradas para eliminar toda huella de lo que fueron estos actores, hoy vaciados de significado.
Para la realización del montaje, el artista realizó un estudio de esculturas y monumentos del centro cívico de Santiago, principalmente figuras históricas como próceres de la patria, figuras militares, políticos y personajes públicos construidas a finales del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX. A partir de este recuento, Durán seleccionó las obras que reagrupó en cuanto a sus poses, es decir, la posición de sus piernas o las piernas de los caballos, únicos elementos que quedan a la vista.
Andrés Durán, es licenciado en Artes Visuales en la Universidad Arcis y cuenta con estudios previos de Arquitectura. Este currículum da cuenta de un trabajo íntegramente enfocado en la ciudad como el eje central, ya que constituye “un espacio sumamente atractivo de visualidad y donde confluyen muchas capas diferentes”. El artista toma una capa y la exacerba, con el objeto de hacerla aparecer.
Es así como atribuye la invisibilidad de los monumentos, no sólo de los siglos anteriores sino que también contemporáneos, a la distribución urbana. Considera que la ciudad no está construida para albergar este tipo de estatuas, ya que no existe un espacio suficiente para apreciarlos.
Durán actúa sobre la base de una realidad, que es fotografiada o filmada para luego ser intervenida. El artista prefiere la ficción a realizar un trabajo sobre el monumento real. De esta forma, se adecúa a los espacios donde tienen lugar sus exposiciones y toma objetos del entorno para vincular la galería con la calle. El público tiene la posibilidad de ver los monumentos intervenidos al interior de la sala y encontrar la imagen real en el exterior. A esto le denomina “activación espacial”.
“Dentro de la galería funciona la ficción de estas construcciones digitales, y afuera está el real, entonces también la imagen empieza a ser como un activador espacial. Empieza a activar el espacio de la gente de la exposición con la ficción y probablemente algunas personas van a salir en búsqueda de ese monumento”.
De esta forma, funciona como un trabajo site-specific la relación que se genera entre la ficción y el modelo original que está en la calle. Para cada lugar al que llega el montaje, el artista agrega nuevas imágenes al repertorio, tal como ocurrió anteriormente en la Galería Gabriela Mistral y hoy en el sector de Bellas Artes al llegar a Metales Pesados.
Esta constante también se puede apreciar en la obra Casa Cartel (2001) que participa de la exposición Grado Cero. Para este caso el montaje consiste en un soporte publicitario que reproduce la imagen de la misma casa que alberga al cartel en su jardín. Esta imagen activa el espacio, ya que la imagen publicitaria no tiene ningún mensaje “entonces en ese buscar el mensaje publicitario hago aparecer la estructura del cartel, la casa que está abajo y el hecho de que el cartel esté ubicado en el jardín de la casa”, agrega el artista.
