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Sin brillar, Orquesta Sinfónica brindó alegría en concierto navideño en Corpartes Crítica de música selecta

Sin brillar, Orquesta Sinfónica brindó alegría en concierto navideño en Corpartes

Con temas populares, que van desde la adoración del nacimiento de Cristo a los alegres villancicos que invocan gratos momentos familiares de esta época estival, la Orquesta Sinfónica brindó un concierto alegre, lúdico y asequible a todos. Se echa de menos, sin embargo, que siendo una orquesta y coro nacional, no tengamos la posibilidad de escuchar un tema chileno.


El Concierto de Navidad ofrecido por los conjuntos de la Orquesta Sinfónica y el Coro Sinfónico Universidad de Chile tiene un gran logro: la circulación de populares melodías navideñas por diferentes salas de la capital. Tal como se realizó en la sala de Corpartes el pasado 2 y 3 de diciembre, el espectáculo musical se repetirá este miércoles 9 en la Sala de la Corporación Cultural de Carabineros y el sábado 12 en el Teatro Baquedano.

Con temas populares, que van desde la adoración del nacimiento de Cristo a los alegres villancicos que invocan gratos momentos familiares de esta época estival, la Orquesta Sinfónica brindó un concierto alegre, lúdico y asequible a todos.

El director español Francois López Ferrer, en su calidad de asistente de la Orquesta Sinfónica, lideró con tiempos ágiles y juveniles los famosos temas del ballet Cascanueces, escrito por Tchaikovsky especialmente para Navidad. Con la excelente acústica de la sala de conciertos de Corpartes los sonidos fluyen y el deleite sonoro es superlativo.

Toda la primera parte del concierto es exclusivamente sinfónica y el  repertorio apunta a villancicos de origen ingleses y estadounidenses. Curiosamente incluye el Vals del Danubio Azul de Johann Strauss II, no porque sea afín en su origen, pero si en su proyección. Por eso, no es reprochable incluirlo en este programa.

Destaca aquí la obra de Leroy Anderson, Sleighride, que nos evoca un alegre paseo en trineo con los sonidos de los cascabeles en la decorativa montura de los caballos y los golpes de fusta del conductor, ejecutada por los upercusionistas, como también se destaca el Waltizing Cat, (Gato Bailarín) que cautiva con arrurues de los primeros violines.

La segunda parte incorpora al coro sinfónica dirigido por Juan Pablo Villarroel, quien presenta un repertorio religioso, en la que los populares corales son parte de obras integras que se escribieron para alabar el nacimiento.

Sobresalen las interesantes variaciones del Adeste Fideles con delicados empastes vocales en las diferentes cuerdas.

Es una función que podría estar en cualquier escenario del mundo, pero se echa de menos que  siendo una orquesta y coro chileno, no tengamos la posibilidad de escuchar un tema chileno.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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