El matemático es conocido como el «maestro del desorden»
Ganó la Medalla Fields, el “Nobel” de su área, en 2010. Vino a Chile en el marco de las celebraciones por el cincuentenario de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, que culminan hoy tras la participación de ocho Premios Nobel. “Se sabe que las matemáticas tienen un enorme peso en la economía y son el campo más determinante para el éxito en cualquier ciencia”, afirma.
Por su excentricismo, el matemático francés Cédric Villani (Brive-la-Gaillarde, 1973) parece sacado de “Volver al futuro”, pero es real. Se viste como un noble inglés, pero a la vez interactúa con facilidad con la gente que lo rodea.
Ganador de la medalla Fields –el “Nobel” de la matemática- en el año 2010, Villani fue uno de los invitados a las celebraciones por el cincuentenario de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, que culminan hoy, y además que contó con la participación de ocho premios Nobel.
Entre sus actividades, el matemático estuvo ayer en el parque Inés de Suárez de la comuna de Providencia, en el evento “Hacer ciencia en el fin del mundo”, donde compartió con escolares de entre 10 y 16 años.
Villani ganó la medalla Fields –otorgada por la Unión Matemática Internacional desde 1936- por sus trabajos sobre las teorías cinéticas de los gases y la teoría del transporte óptimo. Es académico de la Universidad de Lyon, y dirige desde 2009 el principal centro matemático galo, el Institut Henri Poincaré de París.
Para él, muchos de los grandes problemas del mundo pueden ser resueltos por las matemáticas, que nos ha facilitado cosas tan simples como el GPS que hoy porta cualquier celular inteligente. Sin embargo muchos desafíos persisten, como la combinación de las matemáticas con otras disciplinas como la biología, la inteligencia artificial y la genética.
Este científico estima que la ciencia es clave para el futuro de los países, y no sólo a nivel económico, por lo cual no puede sino coincidir con las recientes protestas de los científicos en Chile, que reclamaban por el magro presupuesto público en la materia.
“No pueden estar más acertados. ¿Por qué piensa que Estados Unidos destina tanto dinero a la ciencia, atrayendo científicos de todo el mundo, y les pagan increíbles cantidades de dinero? ¿Cree que lo haría si no fuera tan importante para el país?”, reflexiona.
Villani recuerda que en ese país muchas instituciones matemáticas son pagadas por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). “Saben que es importante para su seguridad. ¿Por qué cree que ganaron la Segunda Guerra Mundial? Un general japonés, condenado por crímenes de guerra, escribió luego que la primera razón por la cual su país perdió la guerra fue la falta de ciencia”.
“Si piensa que la ciencia no es importante para el bienestar de un país, mire el ejemplo de Estados Unidos. El otro lugar del mundo donde invierten cantidades insólitas de dinero en ciencia es China. Hay gente que piensa en el dominio económico del mundo. No meterían tanto dinero en la ciencia si no fuera útil para la ciencia a largo plazo. Los presupuestos de algunas organizaciones científicas en China crecen un diez por ciento cada año. Intente imaginar eso”.
Villani también cree que los matemáticos y científicos en general deben jugar un papel más importante no sólo en sus laboratorios, sino como asesores de los gobiernos y para incidir en las políticas públicas.
“Una razón es que el mundo actual está muy conducido por la ciencia y las matemáticas como nunca antes en la historia”, afirma. “Se sabe que las matemáticas tienen un enorme peso en la economía y es el campo más determinante para el éxito en cualquier ciencia. Todos los que estuvieron acá, los premios Nobel, debieron tomar clases de matemáticas cuando era jóvenes y ser buenos en ellas. Es como una condición previa, estructura tu pensamiento y prepara tu pensamiento lógico, racional. Einstein es un ejemplo, siendo estudiante fue extremadamente bueno en matemáticas”.
Destaca que los matemáticos pasan sus vidas pensando y resolviendo problemas, y además poseen otra ventaja: piensan a largo plazo, “en una época en que todo parece reducirse al corto plazo”.
Actualmente la presidencia de Francia incluye un asesor científico y países como Alemania están gobernados por una física como Angela Merkel, mientras en los países asiáticos existe una mayor tradición de científicos e ingenieros al mando, como en China, cuyo actual mandatario Xi Jinping es ingeniero químico. “No es el caso de Francia, donde nuestro último Jefe de Estado matemático fue Napoleón”, agrega no sin ironía.
Otra de las cosas que Villani siempre destaca es que su labor como matemático no es en solitario, sino colectiva. “Los matemáticos son una gran red alrededor del mundo”, asegura. “Se dice que hay varios cientos de miles. ¿Cómo progresan las matemáticas? Con muchos debates, nuevos descubrimientos que generan nuevos libros, conferencias, interacciones, seminarios, talleres… es una enorme actividad que es codificada por normas”.
Pone como ejemplo su propia carrera: estudió en la École Normale Supérieure entre 1992 y 1996, donde trabajó como asistente de cátedra; se doctoró en la Universidad París Dauphine en 1998, bajo la supervisión de Pierre-Louis Lions, y luego ingresó como profesor en la École Normale Supérieure de Lyon en el año 2000.
“Cuatro veces fui académicos visitantes en el exterior, participé en centenares de conferencias, debatí con miles de personas, asistí a centenares de seminarios… todo eso es actividad social. Los matemáticos trabajan en gran medida en forma colectiva, se juntan a lo largo de toda su vida”, explica.
Villani lo explica muy bien en su libro autobiográfico “Teorema viviente” (2012), donde relata la resolución de un teorema. “Fue un trabajo de equipo, con cientos de correos electrónico, que demoró dos años y medio, con un trabajo en tres continentes, con discusiones con docenas de personas, seminarios y ponencias en frente a centenares de personas”.
Tal como descarta el mito del científico solitario, también ataca otro como el que propone la película “Matrix”, donde el mundo entero es parte de un modelo matemático. ¿Es siquiera posible un modelo así?
“Una fórmula que explique el mundo no tiene sentido”, responde. “Durante dos mil años los científicos han trabajado para decodificar el mundo. Si uno juntara todas las fórmulas y el conocimiento en una sola fórmula llenaría libros enteros. Incluso la fórmula de algo tan básico como todos los átomos no ayuda a comprender el comportamiento humano. Siempre hay varios niveles de realidad. Si tiene un texto escribo en un libro no significa que comprendas la fórmula química de la tinta con que está escrito”.
¿Podría haber al menos una fórmula para predecir la bolsa o el curso de las acciones? Sólo en la ausencia de catástrofes y según el mercado a considerar, contesta Villani.
“La bolsa está hecha de computadores y algoritmos que reemplazan a los corredores humanos. Hay cierta predictibilidad. La mayor parte del tiempo, en transacciones de alta frecuencia, los algoritmos no intentan predecir altos y bajos, sino de ganar dinero en cualquier situación, con alzas y bajas”.
Sin embargo, los grandes movimientos macroeconómicos como devaluaciones de las monedas o un “crack” siguen siendo impredecibles “por el momento”.
