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Clásico ballet navideño «Cascanueces» inundó de magia y color a La Moneda Cerca de 15 mil personas disfrutaron del evento financiado por Banco Santander

Clásico ballet navideño «Cascanueces» inundó de magia y color a La Moneda

Fue un espectáculo inolvidable. Las proyecciones sobre La Moneda convirtieron a la casa de gobierno en el Palacio de la Navidad, los bailarines del Teatro Municipal sortearon el frío con excelencia y la Orquesta Filarmónica realizó una perfecta ejecución, aunque no brilló debido a una amplificación no del todo impecable. El punto bajo fue la distinción que se hizo con el público. Mientras el sector preferencial estaba sentado la gran mayoría estaba de pie, marcando una clara diferencia con el anterior espectáculo masivo y gratuito realizado en Vitacura, en donde los que no tenían asiento disfrutaron del evento en graderías públicas.


La versión de Cascanueces de este sábado en la Plaza de la Constitución, con el frontis del edificio de La Moneda iluminado de mil colores, fue sin duda un evento de grandes magnitudes.

Esta función masiva y gratuita, financiada por el Banco Santander gracias a la Ley de Donaciones Culturales, y que contó además con la colaboración de la Municipalidad de Santiago y el Teatro Municipal, permitió que aproximadamente cerca de 15 mil personas presenciaran esta mágica historia.

A diferencia de otro evento masivo y musical realizado por el mismo banco en marzo de este año, el Réquiem de Mozart en Vitacura, todos los asistentes tuvieron un asiento, ya sea en silla o en gradería, pero aquí no fue lo mismo. El sector preferencial contaba con dos mil sillas pero el resto del público estaba de pie. Varios llegaron con mucha antelación alrededor de las 4 pm y no podían moverse para no perder su lugar. En un país donde las desigualdades son tan notorias y cuestionadas, llama la atención que las autoridades no pusieran graderías que habrían generado un confort igualitario a unos de los eventos masivos más relevantes del año.

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El ballet de Santiago, liderado por Marcia Haydee, y la Orquesta Filarmónica, dirigida por el maestro José Luis Domínguez, realizaron una inédita versión de este popular título. Con un mapping en el frontis de La Moneda, se encumbró la escenografía a los efectos grandiosos que cubrían las imágenes y videos en alta definición que se proyectaban. La perfecta alineación con las ventanas, puertas y pilares de Palacio denotan un arduo trabajo de diseño coordinado con la acción de la obra.

Se sabe que cada compañía de ballet tiene su propia versión de Cascanueces, ya que, es el título tradicional para las fiestas navideñas y es un must en el repertorio. Sin embargo, esta versión cuya coreografía, a cargo de Jaime Pinto, tiene particularidades que son discutibles.

Por un lado, el desafío de movilizar a este gran grupo de artistas se sorteó en general con soluciones bien resueltas en esta versión resumida en un acto. La guerra de los ratones con los soldados, apoyados con imágenes de los mismos rivales portando estandartes proyectadas en ambos lados del frontis de La Moneda, fue uno de los momentos mejor logrados.

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No se entiende, sin embargo, que el rol de carácter del tío mago Drosselmayer se transformara aquí en un rol danzante. En la historia original Petit Pas -quien fuera el primer coreógrafo- lo tenía limitado a un rol secundario y con más importancia en lo actoral. En la versión que presenciamos frente a La Moneda, el excesivo protagonismo de este personaje es llamativo y pareciera apuntar a otro objetivo. Es tan sobresaliente su presencia que “el” tradicional Pas de deux (dúo) entre Cascanueces la Hada de los Confites, se transforma en un Pas de trois ( trio). No obstante, su intérprete, el bailarín estrella de la compañía, Luis Ortigoza, realizó con impecable técnica y elegancia un personaje muy cercano y protector de los niños Clara y Fritz. Pero ¿era necesario cambiar tanto la historia? ¿Por qué ?

En cuanto a la amplificación, hay que decir que no fue del todo impecable, ya que, al no tener la posibilidad de colocar parlantes para el sector delantero y más cerca del escenario, los músicos y bailarines no tenían retorno. Este punto no le hace justicia a la experimentada Loreta Nass, quien conoce a la perfección este trabajo pero la variable de la gran cantidad de público y esta definiciones de producción, incidieron en no conseguir óptimos resultados.

La iluminación, coordinada con las imágenes del mapping y los diferentes momentos en el escenario a cargo de Ricardo Castro, estuvo impecable.

El vestuario de Pablo Núñez, es clásico y muy apropiado para esta tradicional versión.

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En los roles principales, el personaje de Cascanueces a cargo del bailarín colombiano José Manuel Ghiso, se resuelve con maestría y aplomo. El hada de los confites, interpretada por la consagrada primera ballerina cubana Maite Ramírez,  cautivó con su elegancia y perfectas líneas estilísticas. La reina de las Nieves fue realizada por Romina Contreras, quien creó un personaje hermoso y delicado.

En el caso de los niños, el codiciado rol de Clara estuvo a cargo de Sofía Tchevachova, hija de la bailarina Valentina Tchevacheva y alumna de 5to año. Por su lado, su hermano Fritz fue Lucas Mulla, alumno de 7mo año de la escuela de Ballet del Teatro Municipal.

La compañía del ballet de Santiago se presentó con unos 80 bailarines en el gran escenario montado al aire libre. La función comenzó alrededor de las 21 horas y hacía frío, lo que afecta a los bailarines, sin embargo, la acción se fue desarrollando con el profesionalismo que caracteriza a esta compañía. El público estaba impactado por la combinación de esta gran música del compositor ruso Piotr I. Tchaikovski junto a los emotivos momentos recreados por el cuerpo de baile y las imponentes imágenes en HD a todo color en La Moneda.

Una noche inolvidable.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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